Mantén unos horarios fijos, en la medida de los posible, y establece tres o cuatro comidas. La primera de ellas, el desayuno, debe incluir hidratos de carbono complejos que te aporten energía, grasas saludables que te ayuden a mejorar la concentración y la memoria, y proteínas que te mantengan saciada. Además, incluye alimentos que, gracias a sus aminoácidos esenciales, mejoran el estado de ánimo. ¿Por ejemplo? Piña, plátano, aguacate, huevos o frutos secos.