10/17El 17 de febrero de 1995 fue un día inolvidable para Rocío Jurado, José Ortega Cano y los 1.500 invitados que fueron testigos de su enlace. La cantante y el torero se habían conocido tres años antes y esperaron hasta que ella consiguiera la nulidad eclesiástica de su matrimonio con Pedro Carrasco para que tuviera lugar la boda con la que soñaban. Su querida finca de Yerbabuena, en la provincia de Sevilla, se vistió de gala para la ocasión y como en la pequeña ermita sólo había capacidad para 150 personas, el resto tuvo que seguir la emotiva ceremonia desde las distintas carpas que se habían habilitado.
La cita era a las 12:00 horas del 17 de febrero de 1995. Sin embargo, no fue hasta las 13:40 horas cuando Rocío Jurado llegó al templo en un coche de caballos descubierto. Poco antes, había decidido cuál de los cuatro trajes que el modisto colombiano Carlos Alberto Zapata había preparado para ese día iba a lucir. Y Rocío Carrasco, emocionada, decía: "Nunca he visto a mi madre tan guapa y tan feliz".
Toreros, cantantes, aristócratas y políticos asistieron a la celebración. Les cubrieron de pétalos de rosas y arroz a su salida de la ermita y aplaudieron la esperada actuación de la artista en el banquete
El 17 de febrero de 1995 fue un día inolvidable para Rocío Jurado, José Ortega Cano y los 1.500 invitados que fueron testigos de su enlace. La cantante y el torero se habían conocido tres años antes y esperaron hasta que ella consiguiera la nulidad eclesiástica de su matrimonio con Pedro Carrasco para que tuviera lugar la boda con la que soñaban. Su querida finca de Yerbabuena, en la provincia de Sevilla, se vistió de gala para la ocasión y como en la pequeña ermita sólo había capacidad para 150 personas, el resto tuvo que seguir la emotiva ceremonia desde las distintas carpas que se habían habilitado.
La cita era a las 12:00 horas del 17 de febrero de 1995. Sin embargo, no fue hasta las 13:40 horas cuando Rocío Jurado llegó al templo en un coche de caballos descubierto. Poco antes, había decidido cuál de los cuatro trajes que el modisto colombiano Carlos Alberto Zapata había preparado para ese día iba a lucir. Y Rocío Carrasco, emocionada, decía: "Nunca he visto a mi madre tan guapa y tan feliz".
Toreros, cantantes, aristócratas y políticos asistieron a la celebración. Les cubrieron de pétalos de rosas y arroz a su salida de la ermita y aplaudieron la esperada actuación de la artista en el banquete