© GTres Alexandra de Hannover y su novio

La hija de Carolina de Mónaco y su novio han realizado una romántica escapada a la Costa Azul a bordo del yate ‘Pachá III’

Alexandra de Hannover celebra cinco años de amor con Ben-Sylvester Strautmann, en Saint-Tropez

La pareja solo salió del yate de Carolina de Mónaco para dar un paseo por la playa y visitar el barrio de La Ponche y el Puerto Viejo

La princesa Alexandra de Hannover y su novio, Ben-Sylvester Strautmann, llevan saliendo desde hace cinco años. Para celebrar su sólido noviazgo, la hija de Carolina de Mónaco y Ernst de Hanno ver y el apuesto joven alemán, hijo de banqueros, han realizado una romántica escapada a Saint-Tropez, a bordo del yate ‘Pachá III’.

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Alexandra y Ben-Sylvester aprovecharon el viaje para disfrutar de la belleza natural y cultural de esta ciudad de la Costa Azul: dieron un paseo a solas por la playa, llevando con ellos a sus perritos, y recorrieron con amigos las calles y tiendas del barrio de La Ponche y el Puerto Viejo.

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Alexandra de Hannover y su novio, el heredero alemán Ben-Sylvester Strautmann, llevan saliendo desde hace cinco años. Para celebrar su noviazgo, la hija de Carolina de Mónaco y Ernst de Hannover y el apuesto joven, hijo de banqueros, realizaron una romántica escapada a Saint-Tropez, a bordo del yate ‘Pachá III’, el fabuloso barco de la princesa Carolina
La princesa tiene veintiún años. A la misma edad, su madre se casó con Philippe Junot, entonces el soltero más deseado de Europa

La pareja se conoce desde hace muchos años, pero la relación como tal comenzó a finales de 2016, cuando ambos coincidieron en una carrera solidaria. Desde entonces, no se han separado. La princesa Alexandra tiene veintiún años, la misma edad que tenía su madre, la princesa Carolina, cuando se casó con Philippe Junot, entonces el soltero más deseado de Europa.

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Alexandra y Ben-Sylvester tienen mucho en común, ya que los dos tienen sangre alemana y se han criado en el Principado de Mónaco. La familia de Strautmann amasó una fortuna produciendo máquinas agrícolas en Bad Laer, una ciudad de solo nueve mil habitantes, situada en la Baja Sajonia, la misma región de donde, curiosamente, es el príncipe Ernst de Hannover. La carrera profesional de sus padres, que se dedican al sector de la banca, los llevó a abandonar Alemania y trasladarse a Montecarlo cuando Ben-Sylvester todavía no había nacido. Su madre, Sabine Holz-Strautmann, trabaja en un banco internacional, y su padre, Joachim, en un fondo de inversión monegasco.


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