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Esta es la época en la que en la naturaleza se dan los colores más vivos, y las frutas y verduras aportan una gran variedad de vitaminas y minerales muy necesarios para afrontar esta nueva época, y en especial la tan temida astenia primaveral.
Consumir alimentos propios de cada estación es la forma más inteligente de adaptar nuestra dieta a las necesidades de nuestro organismo, pues son frutas y verduras que aprovechan sus nutrientes teniendo en cuenta la coherencia con su tiempo. En primavera podemos necesitar un mayor aporte vitamínico, y son estos vegetales recogidos de forma local los que mejor pueden ayudarnos.
En primavera se tiende a una alimentación más digestiva, y la fruta madura recién recolectada nos sienta muy bien buscando ese objetivo. A diferencia del invierno, cuando se potencia una alimentación más calórica, según la temperatura se hace más cálida los alimentos de temporada son más refrescantes y más ligeros.
Ten en cuenta que la naturaleza es sabia, y aquello llega recolectado de la agricultura de proximidad, es decir, de temporada, a buen seguro te está aportando nutrientes más ricos y enfocados a tus necesidades estacionales que cualquier otra fruta que haya permanecido meses en cámaras de conservación y que haya viajado desde la otra punta del planeta, donde ahora tal vez es otra estación.
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Nísperos
Estas frutas tienen un toque ácido, pero no es un cítrico, sino que pertenece a las rosáceas, y por tanto son de la misma família que las peras, ciruelas, cerezas y manzanas. De cada 100 gramos de nísperos, 80 son agua, por lo que son perfectos para hidratarnos y eliminar toxinas. Además, solo 0,2 gramos son grasas. Tomando nísperos estamos aportando a nuestro organismo un buen conjunto de vitaminas y minerales: vitaminas C, E, B1, B6, B2, A y B9; y potasio, fósforo, calcio, magnesio, sodio, hierro, zinc, yodo y selenio.
Cerezas
Cuando el calor empieza a hacerse presente, es hora de recoger las cerezas que nos acompañarán durante esta temporada. Este fruto es rico en potasio, pero además contiene calcio, fósforo y vitaminas C, A y E. El alto contenido en antioxidantes que aportan las cerezas hacen que esta no sea una fruta normal, sino que se le denomine “súper-fruta” pues las antocianinas que contienen son muy poderosas en la lucha contra las enfermedades cardiacas y el cáncer.
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Alcachofas
Aún es tiempo de alcachofas, y puedes aprovecharlas hasta que lleguen las altas temperaturas de verano. Es una verdura con un sinfín de aplicaciones y formas de cocinar, con un sabor suave y con mucha personalidad, con buen precio y fácil de preparar. Es difícil decantarse por sólo uno o dos beneficios de esta hortaliza, porque además de ser diurética, también nos protege de las enfermedades cardíacas y reduce significativamente el colesterol malo. Contiene cinarina, que estimula la secreción de bilis, y esto hace que se potencien digestiones enfocadas a digerir y eliminar las grasas. También, por su alto contenido en fibra, ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre y favorece la regularidad, plantandole cara al estreñimiento.
Rábanos
Su alto contenido en potasio ayuda a regular la presión arterial y aporta un tipo de flavonoide que actúa como antiinflamatorio. Por ello, el rábano ayuda a que la circulación sanguínea sea fluida y a combatir las enfermedades cardiovasculares. Además, es fuente de fibra, por lo que aporta un efecto saciante en tu alimentación, regula el nivel de azúcar en sangre y es diurético, pues contiene mucha agua, por lo que aporta pocas calorías, mantiene tu cuerpo hidratado frente a las temperaturas ascendentes y te ayuda a deshacerte de toxinas indeseables.
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