La Aljafería recuerda a la Alhambra de Granada y a la Mezquita de Córdoba y es, sin duda, una de las mejores expresiones que han dejado como herencia las diferentes culturas que han pasado por esta ciudad situada en un cruce de caminos. Un puente salva su foso y da acceso a los tres palacios que acoge: el taifal de Al-Muqtadir, el de Pedro IV y el palacio de los Reyes Católicos, que fue también Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Descubrir con calma sus estancias supone disfrutar de maravillas arquitectónicas como el patio de Santa Isabel, la torre del Trovador, la planta superior renacentista, el Salón de Mármoles o Dorado y el mihrab, que servía de mezquita u oratorio privado del rey musulmán y su corte, orientado hacia la Meca.