Planes en Sant Josep de Sa Talaia, la puerta de Ibiza

Con un puñado de pueblos bonitos, 84 kilómetros de costa, las playas más bellas de la isla, misteriosos islotes, salinas, rutas senderistas, praderas de posidonia en su fondo marino o el monte más alto de la isla, hay cientos de cosas por hacer en este territorio bañado por el Mediterráneo. Va siendo hora de desvelarlas.

por hola.com
Cala-Bassa

En las faldas del monte de sa Talaia, Sant Josep está entre las localidades con más encanto de la isla. Un pueblo de casas blancas y calles estrechas que ha sabido conservar su identidad y la típica arquitectura payesa. Merece la pena visitar la iglesia parroquial, con su impresionante altar barroco realizado en madera. Y consultar la agenda cultural, porque, cuando llega la noche, siempre hay algún concierto o evento al aire libre en alguno de sus recoletos rincones. Rivalizando en belleza, otros pueblos como Sant Agustí des Vedrà, es Cubells, Sant Jordi de ses Salines o Sant Francesc de s’Estany, este enclavado junto a los irisados estanques salineros. 

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DE CALA D’HORT A ES MIRJORN, LAS PLAYAS MÁS ESPECTACULARES

Todo el mundo está de acuerdo. Las playas más espectaculares de Ibiza están en Sant Josep de sa Talaia. Y no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta que tiene un extenso litoral en el que se suceden playas familiares y calas recoletas, paisajes abruptos y reservas naturales. La de Port des Torrent está entre las más amplias y resguardadas y se encuentra situada en la desembocadura de un torrente. Cala d’Hort es uno de los mejores miradores a los islotes des Vedrà y es Vedranell y el espacio ideal para un baño inolvidable. El vínculo con el mar de los isleños se aprecia mejor que en ningún otro lugar en sa Caleta, con sus típicas casetas-varadero.

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Las calas de Tramuntana i Ponent forman una de las imágenes más captadas de la costa ibicenca: la del espectacular conjunto de Platges de Comte, situadas frente a los islotes des Bosc, ses Bledes i s’Espartar. Sin olvidar Cala Bassa, una de las más familiares, rodeada por un frondoso bosque de sabinas, pinos y tamarindos. Y luego están la playa d’en Bossa, de las más largas y animadas; es Bol Nou, con sus espectaculares barrancos rojizos; Cala Carbó; Cala Llentrisca y Cala Molí, rodeada de pinos y vegetación mediterránea; Porroig; Cala Vedella, una auténtica piscina natural; Cala Tarida…

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¿Quieres hacer un tour en vespa desde playa d'en Bossa?

Magnético es el enclave de sa Pedrera de Cala d’Hort, un paisaje transformado por la extracción de los grandes bloques de marés, con los que se levantaron las murallas renacentistas de Dalt Vila. Pero en cualquier listado de las playas imprescindibles de la isla destacan con luz propia las del Parque Natural de ses Salines: es Migjorn, es Cavallet, es Codolar i la Xanga, especialmente la primera, epicentro del hedonismo y lugar de moda desde hace décadas. Se trata de un arenal abierto y amplio, con arena fina y aguas turquesas, rodeado de frondosos bosques de pinos y sabinas en un paisaje dunar muy bien preservado. 

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SES SALINES, PARAÍSO PARA LAS AVES

Este singular espacio protegido como parque natural, que atrae a infinidad de especies en su migración anual entre África y Europa, se extiende desde el sur de Ibiza hasta la vecina Formentera e incluye también el brazo de mar que separa ambas islas. Sus rutas de observación permiten contemplar diferentes hábitats, de especial relevancia para las aves y la fauna y flora marinas, incluidas las valiosas (y protegidas) praderas submarinas de posidonia. Es un lugar muy codiciado por aves acuáticas como los flamencos, el zancudo o el tarro blanco y especies terrestres tan amenazadas como la lagartija pitiusa, endémica en la isla. Lógicamente, aquí la sal y los estanques salineros son los protagonistas. También lo es de una fiesta que tiene lugar en el mes de octubre y concentra talleres, degustaciones gastronómicas, exposiciones, un mercado tradicional y conciertos.

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EL MERCADILLO HIPPIE DE LA PLAYA D’EN BOSSA

Para los interesados en el universo hippie y la moda adlib, el mercadillo de la playa d’en Bossa es toda una referencia. Hay que recorrer todos sus puestos y, además, tiene la ventaja de que no hay que programar su visita, porque se celebra todos los días, desde media tarde hasta las 12 de la noche. Además de ropa, aquí se encontrarán todo tipo de artesanías y productos gourmet.

ENTRE TORRES DEFENSIVAS Y MIRADORES 

Con tantos kilómetros de costa como tiene Sant Josep, en tiempos pasados se construyó una red de torres defensivas contra los ataques piratas. Muchas de ellas siguen aún en pie, empezando por la más antigua, la Torre de ses Portes, pero también la des Carregador o d’en Rovira. Todas ellas fueron levantadas entre los siglos XVII y XVIII y hoy son un emplazamiento ideal para quedarse embelesados con los más bellos atardeceres del Mediterráneo. 

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A LA CIMA DE SA TALAIA

Con 475 metros de altitud, el monte de Sa Talaia es la mayor elevación de Ibiza y un reto para viajeros intrépidos y aventureros. Resulta relativamente sencillo llegar a su cima, accesible por diferentes caminos. El más frecuentado parte de Sant Josep y permite grabar en la memoria unas estampas inolvidables, entre bosques de pinos y sabinas y con el litoral como telón de fondo. 

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NAVEGAR EN KAYAK ENTRE ISLOTES

Las siluetas de los imponentes islotes des Vedrà y es Vedranell son casi un logotipo de Ibiza. Espacios mágicos, misteriosos y muy protegidos, como uno de los principales lugares de reproducción de aves marinas y rapaces. Por ello, no está permitido desembarcar, pero sí disfrutar de sus contornos navegando en kayak. Estas dos grandes moles integran la reserva natural, que se completa con los islotes de Poniente, cada uno de ellos con su propia subespecie de la célebre lagartija pitiusa. En la isla s’Espartar crece de forma natural el esparto, usado antaño para la confección de espardeñas y cestos. Hoy esta artesanía, que se remonta a la época de los romanos, tiene una producción muy limitada.

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Haz un crucero a Es Vedrá y Cala Bassa

Más cerca de la costa nos encontramos con los islotes des Bosc y sa Conillera, que vigilan el baño de los usuarios de las Platges de Comte, un espacio muy singular que brinda unas hermosas puestas de sol.

UN PASEO POR LA HISTORIA CON LOS FENICIOS

Los amantes de la cultura, la historia y la arqueología disfrutarán visitando el poblado fenicio de la península de sa Caleta, el primer asentamiento de esta civilización en la isla, del VIII a. C., antes de la fundación de Ibosim, la actual ciudad de Ibiza, una de las urbes más antiguas del Mediterráneo, habitada ininterrumpidamente desde entonces. La visita al yacimiento descubre un conjunto de construcciones de diferente tamaño y forma que tejen una trama de calles estrechas y plazas irregulares. Hoy todavía se puede observar la plataforma de un horno comunal de pan y restos de almacenes y hornos metalúrgicos. Junto al yacimiento, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad, como la Necrópolis de Puig des Molins, hay un pequeño puerto que posiblemente data también de la época de los fenicios. 

ARTESANÍAS Y MANJARES DEL MERCAT ECOLÒGIC

Es el punto de encuentro con la artesanía ibicenca y los agricultores de la isla. Aquí hay un poco de todo: productos ecológicos, manufacturas de todo tipo y de elaboración local. El Mercat Ecològic se celebra en verano todos los sábados, aunque periódicamente se organizan talleres que reivindican los viejos oficios y las tradiciones de la isla, como la elaboración de las dulces orelletes o las hierbas ibicencas, el licor por excelencia de las Pitiusas. 

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LA CUEVA DE ALBERTI

«Azul se estira en Ibiza. Allí fui prisionero en un monte de pinos», escribió desde su exilio argentino el poeta Rafael Alberti. Una cueva fue su trinchera durante la Guerra Civil, la misma que se descubre en una de las rutas de senderismo que discurren por el Parque Natural de ses Salines. El autor de Marinero en tierra se escondió allí con su esposa, María Teresa León. La pareja disfrutaba de unas vacaciones en esta isla, pero el inicio de la guerra les sorprendió y les obligó a sobrevivir entre la maleza y los recursos que les regalaba la naturaleza. Como recuerdan con cariño en la isla, fueron los primeros «hippies» de España. Durante tres semanas habitaron la cueva que está situada cerca de la Torre de Sa sal Rossa, en la idílica platja d’en Bossa. Un monolito y una placa recuerdan su estancia. 

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RUTAS DE SNORKEL

Sant Josep de sa Talaia es un territorio para sumergirse bajo el agua. El experto instructor y autor de guías de buceo Rafa Martos ha diseñado varias rutas para disfrutar de estos espectaculares fondos marinos acariciados por las praderas de Posidonia oceánica, una planta de tanta importancia en el ecosistema marino que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La luminosidad del agua, la presencia de algunos pecios, cuevas submarinas por explorar, la diversidad de especies y la temperatura del agua del Mediterráneo –entre 14 y 28 grados centígrados– hacen muy recomendada la práctica del submarinismo y del buceo de superficie, incluso en invierno.

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QUE SUENE LA MÚSICA

Sant Josep es música. Anima los mercadillos, las calles y las terrazas de los bares. Todas las actuaciones, festivales, todas las salas, bares y restaurantes que programan música en vivo, entre ellos el recién inaugurado Auditorio Caló de s’Oli, se pueden encontrar al instante a golpe de clic en musica.santjosep.org. Una web que ofrece además información sobre los músicos y artistas, los estudios, las salas de grabación y de ensayo, los luthiers, los comercios especializados…

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