Observar el comportamiento del niño, si ha experimentado cambios en algún aspecto de su vida, cómo está su estado emocional… son algunas de las claves para poder llegar al origen que, normalmente, suele estar enmascarado por algún problema, emocional o alguna dificultad de aprendizaje.
“Si existe alguna de estas, debemos saber que, por mucho que lo intentemos, nuestro alumno no va a llegar a rendir igual que un alumno que no tenga esa dificultad. Menos carga, pero con más calidad es una pauta que debería estar marcada a rojo entre todos los profesionales que nos encargamos de sacar adelante a estos niños”, y también, es conveniente saber, que “a menudo, una dificultad de aprendizaje esconde una raíz más profunda”, nos dice Javier Soriano, miembro del Departamento de Orientación de Everest School, experto en altas capacidades y trastornos del aprendizaje.
Cómo influye el apego seguro de un niño en su inteligencia emocional