En algunas circunstancias médicas es necesario realizar pruebas de imagen con radiaciones ionizantes a los niños o adolescentes. Sin embargo, los especialistas alertan de que en la actualidad se realizan demasiadas y que no siempre hay indicación para ello.
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Así lo destaca el Dr. Ignacio Delgado Álvarez, especialista en radiodiagnósico del Hospital Universitario Vall d'Hebron, que participó recientemente en el 71º Congreso Nacional de la Asociación Española de Pediatría.
Una radiación que se acumula
La radiación de algunas pruebas como la tomografía computarizada (TC, conocida también como escáncer) y las radiografías se acumula en el organismo. Hasta el momento, no hay ninguna cartilla o documento que vaya recogiendo todas esas exposiciones para valorar a cada menor. Algo que hay que tener muy en cuenta, pues, como advierte el experto, "una sola exposición ya aumenta el riesgo de mutaciones genéticas como las que propician tumores".
“A veces parece que si vas a urgencias con un niño y no le hacen una placa y un escáner es que no le han mirado, pero existen otras formas más seguras de realizar diagnósticos”, recalca el Dr. Delgado. “La prueba que menos irradia es la que no se utiliza”, añade.
5 patologías en las que se utilizan radiaciones ionizantes de más
En este sentido, conviene ser cautos con estas pruebas, aunque el especialista destaca 5 situaciones médicas en las que los menores reciben estas radiaciones sin que haya necesidad del todo. Son las siguientes:
- Macrocefalia: "No debe alarmarse a los padres si su hijo tiene la cabeza más grande que la media, pues casi todas las causas son benignas. Con una ecografía sería suficiente para descartar enfermedad cerebral. No son necesarias pruebas que utilicen radiaciones".
- Cefalea: El dolor de cabeza alarma mucho a los padres, ante el temor de que se trate de algo de mayor importancia. Pero, como tranquiliza el radiólogo pediátrico, "la gran mayoría de los dolores de cabeza no revisten gravedad". Sí se debe consultar de forma urgente "si el dolor es tan intenso que despierta al niño durante la noche y va incrementándose con el paso de las horas, vomita, ve doble o tiene un comportamiento y una manera de hablar extraños". No obstante, de ser necesaria alguna prueba, recomienda la tomografía computarizada (TC) y, si no es posible, la resonancia magnética.
- Traumatismo craneoencefálico: "La TC craneal es la prueba de imagen de elección para el diagnóstico de traumatismo craneoencefálico en niños, especialmente cuando se sospecha que puede haber una lesión intracraneal. No obstante, es importante que los hospitales tengan protocolos para evaluar por riesgo a los pacientes y que no se realice la prueba por defecto, pues ésta transmite radiaciones", señala. En todo caso, antes de hacer la prueba si no ha habido vómitos y mareos, "se considera adecuado que el niño esté unas horas en observación en el hospital y, si se mantiene sin alteraciones, dar de alta con indicaciones para los padres".
- Problemas relacionados con la columna vertebral: Hay que priorizar exploraciones donde no se radie al niño. Es el caso de los hoyuelos o fositas sacras inter glúteas, "donde una ecografía será suficiente para descartar afectación de la médula espinal".
- Sinusitis: "Por lo general, no está indicado realizar pruebas de imagen de forma rutinaria en casos de sinusitis aguda en niños. Estudios como las radiografías o la TC deben reservarse para situaciones concretas, como cuando el tratamiento no resulta efectivo, los síntomas se agravan o existe sospecha de complicaciones serias".
Exploraciones adaptadas a los niños
El problema de utilizar pruebas no ionizantes, como la resonancia magnética, es que no hay un diagnóstico inmediato, "porque no está tan disponible como el TC o la radiografía, pero es más ajustada y segura para los niños”, indica el Dr. Delgado. Además, en el caso de la resonancia requiere que el paciente esté muy quieto, algo que es difícil de lograr cuando el niño tiene menos de cinco años o algún tipo de dificultad, por lo que se les suele sedar.
Sin embargo, cada vez se está haciendo un mayor esfuerzo por humanizar los servicios de Pediatría, de manera que se facilite a los menores material audiovisual para que puedan estar entretenidos durante la exploración. “Tengo pacientes muy pequeños que no quieren que termine la resonancia porque están entretenidos viendo la película ‘Frozen’”, confiesa el radiólogo pediátrico. "Sin duda, debemos ir por ese camino en los servicios de radiología infantil y poner mucho sentido común”, concluye.