Al ver un test de embarazo©GettyImages

Fertilidad

¿Cuál es el papel de la salud mental en la salud reproductiva?

Tener problemas para lograr un embarazo deseado puede derivar en problemas de salud mental, pero ¿y al contrario? ¿Atravesar una depresión o vivir una etapa de mayor estrés puede afectar en la consecución del embarazo?

La salud mental y la salud reproductiva están íntimamente unidas. Entre ambas “se establece un feedback”, como nos indica Isabel Silva Reus, ginecóloga y vicepresidenta de la Sociedad Española de Contracepción; “se van a influir mutuamente”. Lo hacen del siguiente modo: por un lado, “tener una buena salud reproductiva va a evitar a las personas el vivir lejos de situaciones que pueden provocar angustia, ansiedad o incluso puede llevarlas a una depresión”; y, por otro, “una persona que tenga una buena salud mental tendrá capacidad para establecer cómo quiere vivir su sexualidad, elegir libremente sobre la misma y protegerse de aquellas situaciones que no desea, como puede ser una ITS (infecciones de transmisión sexual), un embarazo no deseado y denunciar aquellas situaciones de violencia de género que le puedan ocurrir”.

“Otro punto importante, es que las parejas que tienen problemas de fertilidad son parejas a las que este aspecto de la salud sexual y reproductiva les influye en su salud mental”, nos dice la doctora. “Tenemos que pensar que lo que se desea en este caso es un hijo o una hija, y el no conseguirlo les puede llevar a situaciones de estrés, lo que no es bueno para su salud mental”.

Por eso, el hecho de que la mismísima OMS (Organización Mundial de la Salud) haya reclamado a los gobiernos de todos los países una mayor facilidad de acceso a los tratamientos de fertilidad para todo aquel que los necesite es “una petición importante para establecer una equidad entre todas las personas, que no haya ciudadanas o ciudadanos de primera y segunda clase”. Teniendo en cuenta que el acceder a estos tratamientos puede marcar la diferencia entre lograr un sueño clave en el plan vital de todo individuo y, en consecuencia, en su felicidad y su salud mental, “no es justo que una persona que se puede pagar un tratamiento tenga opción a un embarazo por medio de tratamientos de fertilidad y otra por tener menos medios económicos, no pueda permitírselo”.

A esto hay que añadir, además, que, según un estudio realizado por investigadores del Texas A&M Health Science Center de Estados Unidos y publicado en la revista científica Human Reproduction, el estrés reduce en un 29% las posibilidades de concebir en un año, de modo que podemos concluir que la salud mental es un factor importante en la fertilidad.

Influye, incluso, en la mayor o menor probabilidad de un embarazo a término y hasta en la salud del bebé. Algunas investigaciones asocian la depresión y otros trastornos severos de salud mental con alteraciones en el desarrollo cognitivo y físico del bebé, entre las que destacan el bajo peso y retraso del crecimiento o del lenguaje.

Su pareja le apoya©GettyImages

La salud mental, una vez iniciado el tratamiento de fertilidad

Una vez iniciado el tratamiento de reproducción asistida, si se hace en pareja, es fundamental si acuden por problemas de fertilidad de uno de ellos, el otro se implique por completo para ser un verdadero apoyo emocional y, “sobre todo, que esa implicación curse con mucha empatía, cariño y comunicación entre ambos miembros de la pareja”, recomienda María Moya, coordinadora de la Unidad de Apoyo Emocional de IVI Zaragoza. En algunos casos es necesario, además, acudir a una consulta psicológica para poder hacer una correcta gestión emocional y “aprender recursos que sin duda van a ser útiles a lo largo del tratamiento”.

No solo el hecho de iniciar un tratamiento de reproducción asistida puede influir en la salud mental, también puede hacerlo el tratamiento en cuestión por el que se tenga que optar. Esto ocurre cuando una mujer o un hombre debe recurrir a la donación de gametos (de óvulos o espermatozoides), que puede derivar en lo que se llama duelo genético. Este duelo hace referencia al proceso emocional al que se enfrenta una persona que se somete a un tratamiento de fertilidad y que se va a convertir en padre o madre sabiendo que su hijo no va a compartir genética con él o ella. En ocasiones, este duelo puede llegar a ser limitante y prolongarse demasiado en el tiempo, por lo que también en estos casos sería apropiado acudir a la consulta de un profesional.

El tabú de los problemas de fertilidad, otro factor clave en la salud mental

Los problemas de fertilidad siguen siendo un tabú, si bien “en este campo se ha avanzado bastante, ahora se habla con más naturalidad de los problemas de fertilidad en las parejas”, comenta la doctora Silva. “Esto es como todo; hay parejas que lo normalizan, lo cuentan y buscan ayuda y otras que, por el contrario, lo viven como un fracaso, incluso como una vergüenza, aunque nos parezca increíble hoy en día. Muchas veces este no quererlo contar, es por la presión de la familia, y el no poderlo compartir de una forma natural les lleva a tener lo que llamamos comida de coco, les hace sentirse mal y, evidentemente, esto se traduce en un problema de salud mental”.

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