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Sueño infantil

Regresión del sueño de los 18 meses: ¿cómo podemos recuperar la normalidad?

Se produce por una serie de factores que tienen que ver con el descubrimiento de su independencia respecto a su madre

Nuestro bebé ya dormía del tirón toda la noche, por fin parecía que los peores momentos en lo que al sueño y al descanso se refiere habían pasado y, de repente… ¡llega la regresión del sueño de los 18 meses! Por lo general, se producen casi de un día para otro, lo que lleva a muchos padres a plantearse si están haciendo algo mal respecto a las rutinas o incluso a la crianza que afecte al bienestar de su pequeño y, en consecuencia, a su capacidad para dormir correctamente. Pues bien, lo primero que debemos saber es la regresión del sueño de los 18 meses, como el resto de regresiones del sueño, “son normales, no se pueden evitar y significan que nuestro bebé está creciendo”, afirma con contundencia Laura Pazos, psicóloga infantil, especialista en sueño y apego y directora de Sleepykids.

Esto es así porque “todas las regresiones de sueño están relacionadas con cambios, ya sean internos o externos”. De hecho, las que se producen por cambios internos “tienen que ver con el desarrollo de nuestro bebé”, con hitos que va consiguiendo a medida que va creciendo; “es por ello que a nosotros en Sleepykids nos gusta llamarlas ‘progresiones’, porque progresan”. En cuanto a los cambios externos, pueden estar relacionados con la llegada de un hermanito o el paso de la cuna a la cama, por ejemplo.

Cambios que ocasionan la regresión de los 18 meses

Entre los cambios que desembocan en la regresión de los 18 meses, algunos tienen que ver con la adquisición de una nueva perspectiva de independencia; empiezan a ser verdaderamente conscientes de que son un ser independiente de su madre y eso les genera una serie de emociones que luego se acaban trasladando a su manera de dormir. Entre los cambios más importantes que ocasionan la regresión del sueño en esta etapa se encuentran, tal y como enumera Pazos, los siguientes:

  • Rabietas: “empieza a nacer el ‘yo’ como ente independiente de mamá”, a lo que se suma que “van ganando control racional pero sin control emocional”. El resultado es que cada vez son más habituales los berrinches o los desbordamientos emocionales.
  • Independencia: ese ‘yo independiente’ también va haciendo que “se sientan más confiados y seguros y empiezan a decir que no”. El ‘no’ suele extenderse a todo tipo de situaciones, pero una de las que más suelen desesperar a los padres es el ‘no’ al momento de irse a la cama, apunta la especialista en sueño.
  • Pico de angustia por separación: “les costará separarse de su figura de referencia, ya sea de día o de noche, por lo que puede haber un aumento de despertares para comprobar que la figura está cerca”. Esa misma angustia “también ocasionará resistencia a la hora de conciliar el sueño tanto en la noche como en las siestas”.
  • Dentición: “en esta etapa salen los colmillos y los molares”, que como sabemos son algunos de las piezas dentales que más daño hacen al salir, “lo que puede causar malestar e irritabilidad” y, en consecuencia, mayor dificultad para conciliar el sueño.
  • Explosión de lenguaje: es uno de los hitos más importantes en el desarrollo de todo bebé, pero tiene a su vez sus repercusiones en lo que al sueño respecta, ya que “hará que sus cerebros estén muy activos y pasen mucho rato recitando listas de palabras, ¡tanto de día como de noche!”
  • Transición a una siesta: “puede desajustar los horarios y que estén más irritables”. Por eso, si la regresión de los 18 meses se diera justo antes de esta transición, lo más adecuado sería mantener las dos siestas y esperar a hacer la transición a una cuando nuestro pequeño vuelva a dormir con cierta normalidad.
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¿Cuánto dura la regresión del sueño de los 18 meses?

Decidimos esperar a hacer la transición a una siesta, de acuerdo, pero… ¿hasta cuándo? ¿Cuándo nuestro hijo volverá a dormir toda la noche del tirón y cuándo recuperaremos la normalidad? “Cada peque es diferente y puede que en algunos pase desapercibida o se note solo durante pocos días, pero a nivel general, dura de media entre dos y seis semanas, como el resto de regresiones”.

Y, ¿cómo ayudar a nuestro hijo a sobrellevar esta etapa? Lo que debemos hacer es, “sobre todo, estar presentes, ya que el pico de angustia por separación es lo más destacable de esta regresión”. Para ello, “podemos apoyarnos de juegos tipo escondite”.

 

“Si tenemos un peque que ya dormía solo y del tirón, daremos el apoyo que necesite para que se relaje y pueda conciliar, pero siempre de menos a más”, aconseja la asesora de sueño. “Esto permitirá que podamos regresar a lo anterior cuando la regresión pase”. Junto a esto, “los juegos de palabras durante el día también nos ayudarán a que esa ‘explosión’ del lenguaje vaya amainando”.

En cuanto a la dentición, además del dolor propio de este proceso, les puede afectar al sueño el hambre, puesto que “es natural que coman menos y que prefieran alimentos frescos”. Así, “podemos aumentar la oferta de leche (ya sea materna o de vaca), fruta, pan y mordedores frescos que podremos tener en la nevera”.

“Con el tema de las rabietas, acompañarles en su frustración de forma positiva, nombrando la emoción, ofreciendo contención y calma”, puesto que “los bebés se regulan por medio de sus figuras de referencia”. En todo caso y de manera general, “mucha paciencia, mucha empatía y mucho mucho amor”. Recuerda que lo habitual será que estos problemas en el sueño nocturno duren, como mucho, seis semanas.

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