© GettyImages Allyson Felix con su hija tras conseguir una medalla.

Maternidad

Ser madre y deportista, ¿se puede compaginar?

La situación actual aún reclama una normativa que impida prácticas discriminatorias como, por ejemplo, las cláusulas anti-embarazo de muchos contratos deportivos

La tenista Serena Williams y la futbolista Alex Morgan son, quizás, las atletas profesionales más conocidas que han seguido compitiendo al más alto nivel tras ser madres. O, en el caso de España, Ona Carbonell . Ellas, nos dice Isabel Pérez, secretaria general de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña (UFEC), “constituyen hoy en día un referente para las siguientes generaciones”. Desde su posición en esta asociación deportiva privada y sin ánimo de lucro, con interés público y social, constituida en 1933, trabaja porque la maternidad y el deporte no sean palabras antagónicas. Aunque se ha conseguido mucho, aún queda camino por recorrer. Los medios de comunicación, nos dice, “están jugando un importante papel, dando voz y espacio al deporte femenino, consiguiendo visibilizar la trayectoria de sus deportistas, sus luchas y denunciando las situaciones injustas que pueden producirse ”. Una de ellas, ha sido siempre y aún sigue siendo, el hecho de querer convertirse en madres.

Un ejemplo claro, nos relata Isabel Pérez, es el de la atleta norteamericana Allyson Felix. “En el momento de su embarazo se encontraba negociando su contrato con Nike. A pesar de sus victorias, al conocer su estado, Nike le puso sobre la mesa un nuevo contrato en el que le pagaban un 70% menos que antes de su embarazo”. Por ello, es importante alzar la voz contra este tipo de discriminaciones. De hecho, nos dice Isabel Pérez, que “Allyson Felix lo hizo y desde Nike se tomaron nuevas medidas no discriminatorias”. Sobre la situación actual en España, hemos querido hablar con ella.

©UFEC

En primer lugar, ¿en qué situación nos encontramos actualmente en España en cuanto a paridad en el deporte a todos los niveles, incluido cuando se es padre o madre?

El Consejo Superior de Deportes aprobó en diciembre de 2020 la creación del Observatorio de Igualdad del Deporte con el objetivo de realizar un diagnóstico fiable sobre las políticas y avances en la igualdad del deporte, trabajando en la paridad entre hombres y mujeres en el ámbito deportivo. Lo que es ya un avance.

En el año 2021, en Cataluña, se contabilizaban ya más de 30.000 licencias femeninas, con un aumento superior al 20% con respecto al año 2001. La Federación Catalana de Baloncesto es la que cuenta con más licencias femeninas y el atletismo ha conseguido doblar el número de mujeres federadas en este año. Y fíjate en la evolución del fútbol. Estamos hablando de un crecimiento que, desde la UFEC, sin duda, celebramos e impulsamos.

 

Este aumento de mujeres en el deporte de élite, ¿está consiguiendo que, por el hecho de la maternidad, no veamos nuestras oportunidades disminuidas?

No, el camino aún es largo. Las mujeres tenemos más dificultad en el acceso a oportunidades por el hecho de ser mujeres. La maternidad, en este caso, es un aspecto más en el que las discriminaciones se hacen tangibles. Han sido muchas las deportistas que, a lo largo de los últimos años, han explicado las dificultades que han tenido en el momento de quedarse embarazadas. Te pongo un ejemplo, la corredora estadounidense Phoebe Wright o la atleta Allyson Felix. Son solo algunas de ellas que ya han denunciado esta situación públicamente. Así, no hay duda de que numerosas deportistas renuncian o posponen su maternidad para no verse perjudicadas en su carrera deportiva, así como en sus patrocinios, no nos olvidemos.

 

En esto incide, imagino, las cláusulas de anti-embarazo, ¿en qué consisten?

Es una cláusula específica dentro del contrato laboral que firma la deportista con su compromiso de no quedarse embarazada y, en el caso de incumplir, exponerse a que el club rescinda el contrato de manera unilateral. Básicamente, estas cláusulas equiparan la maternidad a una conducta impropia o delictiva, como si fuese dopaje. Igual.

¿Son muy frecuentes?

En realidad, las cláusulas anti-embarazos en nuestro país están prohibidas por partida doble. Por un lado, en el Congreso se aprobó una Propuesta de la Comisión de Igualdad que obliga expresamente a eliminarlas y, por otro, en los artículos 8 y 10 de la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres (LOIEMH) se cita que se considera “una discriminación directa por razón de sexo todo trato desfavorable a las mujeres relacionados con el embarazo o la maternidad”. Además, se indica que “los actos y las cláusulas de los negocios jurídicos que constituyan o causen discriminación por razón de sexo se considerarán nulos y sin efecto”.

Aún así, desgraciadamente y con esta nulidad jurídica que hemos visto, se han seguido utilizando. Por eso, queremos que se apruebe ya la nueva Ley del Deporte que, en su artículo 4, prevé anular las cláusulas contractuales sobre rescisión unilateral del contrato por razón de embarazo o maternidad. Actualmente, está en tramitación.

Aún así, entiendo que muchas mujeres deportistas, aunque no exista esta cláusula, siguen decidiendo retrasar su maternidad por miedo o por estar al más alto nivel, ¿cómo se planifica un embarazo en este caso?¿Simplemente se retrasa?

La cuestión de la maternidad, es cierto, interfiere en las carreras profesionales de todas las mujeres. Es innegable. Como ejemplo, una de las grandes figuras del deporte, como la nadadora Ona Carbonell, ha declarado que decidió retrasar su maternidad por miedo a perder becas y patrocinadores. Pero recordemos, por ejemplo, la historia de Blanca Manchón, que se proclamó campeona mundial en 2017 en windsurf, siete meses después de dar a luz con treinta años. O de Liliana Fernández, madre a la misma edad y bronce en el Europeo de Voley Playa dos años después, además de atleta olímpica en Tokio 2020.

En cualquier caso, sí que es verdad que existen diferencias muy significativas entre las edades en la que los hombres son padres y las mujeres madres entre los deportistas profesionales, lo que se convierte en un indicador más de las desigualdades que se viven en la sociedad en general y en el deporte femenino en particular. Porque tampoco puedo estar muy segura de que sean exclusivamente las mujeres deportistas las que retrasen su maternidad por el hecho de su profesión. No, no creo que sea exclusivo.

Y cuando ya son madres, ¿consiguen recibir el mismo trato que tenían previamente?

Tras el embarazo, todas las mujeres necesitan un tiempo de recuperación antes de retomar el deporte y, dependiendo del tipo de práctica deportiva y del nivel, las atletas pueden reincorporarse antes o después, mejor o peor. Sin embargo, creo que está siendo cada vez más y más habitual. Por eso, espero francamente que se normalice, porque las mujeres estamos cada vez menos dispuestas a renunciar a la maternidad o a renunciar a nuestra profesión. No queremos vivir más dicotomías dolorosas ni culpabilidad. Las entidades, además, están de nuestra parte para que así sea.

A nivel institucional, ¿qué pueden hacer esas entidades?

Garantizar la igualdad de oportunidades pasa por revisar la estructura y financiación de muchos aspectos del sector, empezando por la formación, las becas, los sistemas de competición y premios, etc.

Y por parte de las federaciones, ¿también estáis encontrando apoyo?

Bueno, la nueva Ley del Deporte parece que quiere poner el foco en garantizar la igualdad en las condiciones económicas, laborales, de preparación física y asistencia médica, retribuciones y premios entre deportistas masculinos y femeninas de la misma disciplina. Y lo que te puedo asegurar es que las federaciones, al menos la catalana, están realizando un enorme esfuerzo desde hace años para conseguir una transformación en las entidades y en las competiciones hacia una igualdad real y efectiva. De hecho, varias de ellas participan en proyectos pioneros de la Comisión Europea para revisar las trabas de las mujeres en sus carreras deportivas y conseguir prácticas respetuosas hacia la elección de la maternidad.

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