Tras 100 días de guerra, más de 5 millones de niños necesitan ayuda©AdobeStock

Familia

Guerra de Ucrania: 5 millones de niños necesitan ayuda urgente

Los más de 100 días de invasión han puesto en riesgo la vida de millones de niños. La situación es aún muy difícil, especialmente en el este y en el sur del país, donde las necesidades humanitarias no dejan de multiplicarse. Hablamos con una especialista de Cooperación y Ayuda Humanitaria de UNICEF España.

Desde que el 24 de febrero de este año se intensificaran los combates y la violencia en Ucrania, millones de personas han dejado sus hogares.

Muchas familias han quedado rotas. Actualmente, 2 de cada 3 niños ucranianos están desplazados o refugiados en otros países. Se ha confirmado que, al menos, 277 niños murieron y 456 han resultado heridos, pero las cifras podrían ser mucho mayores. Analizamos la situación con Rocío Vicente, especialista de Cooperación y Ayuda Humanitaria de UNICEF España:

¿Estamos ante una crisis de infancia?

Así es. El impacto en la vida de los niños es profundo, estamos ante una crisis de infancia. Por eso, desde UNICEF, además de situar sus necesidades y su protección en el centro de nuestra respuesta (tanto en el país como en los países vecinos); pedimos un alto el fuego inmediato y que el derecho internacional humanitario se respete con el máximo rigor y garantías.

En las guerras, la infancia es el grupo de población más vulnerable por lo que es importante visibilizar las condiciones en las que están y los riesgos a los que se enfrentan, así como darles una respuesta específica inmediata.

Ahora mismo, tenemos equipos de emergencia y atención para las familias refugiadas en países como Moldavia, Rumania o Polonia. Y seguimos trabajando en el interior del país para apoyar a las niñas y niños que están aún atrapadas en los enfrentamientos y necesitan ayuda humanitaria urgente.



¿Cómo es la situación actual de los niños que siguen en Ucrania? ¿Y de los refugiados?

Estamos aún en un escenario muy complejo y que está causando destrucción, que está dejando muchos muertos y largos movimientos de población, fuera y en el interior del país.

Tenemos, por un lado, la población civil atrapada en los enfrentamientos, que sigue escondida en sótanos, en refugios y que está en riesgo (sin hospitales, electricidad o agua y alimentos suficientes). Por otro, un grupo de población que suma ya los 8 millones y que se ha desplazado en el interior del país, dejando su ciudad o su pueblo para ir a un lugar más seguro, dentro del propio país. Estas familias son muy vulnerables y necesitan atención psicosocial por la violencia que han vivido, además de ayuda económica para poder instalarse en un nuevo lugar.

Y, por último, familias que han salido huyendo del país y que ya son más de 7 millones de personas. La mitad son niños que han dejado atrás todo aquello que quieren y que han construido con tanto esfuerzo en su país. Además, estas familias pueden estar en riesgo de trata y explotación, si no tienen la protección debida, porque el 90% son mujeres y niños.



¿Cuáles pueden ser las consecuencias si no se frena la guerra lo antes posible? ¿Qué pueden hacer los grandes organismos y gobiernos para parar esta masacre?

No hay que olvidar que venimos de un conflicto en el este de Ucrania, en la zona del Donbás, que lleva ocho años causando devastación y poniendo en riesgo las vidas y la dignidad humana. La situación actual que se vive ahora y que ha escalado sólo puede traer más sufrimiento, que más familias y más niños resulten desplazados, heridos o puedan morir durante los enfrentamientos. No hay guerras ni conflictos de esta magnitud que no deriven en más muertes. Lo que se ha iniciado es desastroso y tiene consecuencias más allá de la terrible situación del país. Hay una relación entre la guerra de Ucrania, el aumento de los precios de los alimentos y su escasez. 

Desde UNICEF alertábamos recientemente que la guerra podría llevar a 1.700 millones de personas, más de una quinta parte de la humanidad, especialmente en el Norte de África y en Oriente Medio, a la pobreza. Por eso, todos los esfuerzos se deben poner en lograr un alto el fuego y frenar la violencia. Tenemos que abrir el camino hacia la paz, que es nuestro valor principal, como humanidad. Como expresó, António Guterres, el secretario general de las Naciones Unidas: ¿Cuántas vidas más se deben perder? ¿Cuántas bombas más deben caer o cuántos Mariupol más deben ser destruidos?... El único resultado de todo esto es más sufrimiento, más destrucción y más horror.



¿Cuáles son las principales consecuencias psicológicas para estas familias y niños? ¿A qué problemas se enfrentan y qué secuelas puede dejar en su futuro?

Los niños en Ucrania están afrontando traumas asociados a la guerra y también a las muertes y despedidas de sus seres queridos y amigos, a la pérdida de sus casas, hogares, escuelas... y ante esto pueden sentir miedo, angustia, incertidumbre, estrés o desarraigo.

Además, la guerra en la parte oriental del país lleva ocho años y, por lo tanto, hay niños en esta zona que no han conocido otra realidad. Están pagando un precio muy alto. Sin el apoyo y los recursos adecuados para atenderles y trabajar en intervenciones de salud mental y apoyo psicosocial, esta guerra podría afectarles en el largo plazo. Por eso, hay que atenderles de forma profesional e inmediata, para que las consecuencias no sean duraderas.

Los más pequeños son resilientes, salen adelante y cuando puedan volver a la escuela, cuando se reúnan con sus familias, padres, hermanos y estén seguros y protegidos, retomarán cierta normalidad. Pero, para un pequeño grupo, serán necesarios psicólogos y profesionales sanitarios que curen esas cicatrices que no se ven y permanecen más tiempo.



¿Cuál es la función de las ONGs en esta guerra?

Tenemos una labor humanitaria y abogamos para que se ponga fin a la guerra y se camine hacia la paz. Desde el primer día estamos distribuyendo suministros esenciales y médicos por todo el país. Hemos enviado más de 3.000 toneladas de ayuda de emergencia (agua, botiquines de primeros auxilios, medicinas, mantas o kits de higiene y materiales quirúrgicos y obstétricos) a las principales ciudades (Kiev o Liev) y también en la zona del Dombás. Nuestros equipos y materiales llegaron también a los hospitales, por ejemplo, al Hospital Infantil Regional de Zaporiyia. Esto en un contexto de guerra es fundamental para que operaciones quirúrgicas o por ejemplo los partos se hagan con las máximas garantías y condiciones de higiene. También hemos llevado agua con camiones, embotellada y reparado, cuando ha sido posible, el sistema de suministro. Esta labor ha llegado a más de 2 millones de personas.

En cuanto a los países vecinos, tenemos unidades de protección y ayuda inmediata para atender a las familias que huyen de la guerra y llegan agotadas, exhaustas. Les atendemos en más de veinte puntos de acogida, los llamados puntos azules, en los que se les ofrece agua, alimentos, medicinas y se les da el acompañamiento que necesiten, además de un lugar seguro en el que estar tras un camino que no ha sido fácil. Estos espacios pueden atender a entre tres mil y cinco mil personas por día.



¿Ofrecéis apoyo psicosocial?

Una de nuestras acciones, en efecto, es ofrecer apoyo psicosocial a las niñas y niños afectados por la guerra, tanto en Ucrania como en los países limítrofes. En el Dombás, nuestros equipos llevan años trabajando para dar esta asistencia urgente a la infancia atrapada por la guerra. Ahora, hemos redoblado esfuerzos con más recursos y personal para ofrecer apoyo psicosocial a todos los niños que lo necesitan a través de los centros comunitarios de salud, también con equipos móviles y a través de los llamados puntos azules para las familias en tránsito y donde además de agua o alimentos, hay equipos de psicólogos para abordar su salud mental. También hemos puesto en marcha una Línea telefónica de Ayuda Infantil Nacional que ha atendido a miles de niños; pero es cierto que necesitamos más recursos porque, ante esta guerra que no cesa, es necesaria una atención continuada y estamos sobrepasando los recursos disponibles.