Poca gente ha escuchado hablar sobre las sinequias vulvares. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), se trata de la adherencia entre los labios menores, lo que no permite ver completamente la entrada a la vagina ni, en ocasiones, el meato uretral, que es el orificio por donde se expulsa la orina). “No es una malformación congénita”, advierten.

“Suele ocurrir entre el año y los dos años, ahí está el pico de incidencia mayor, y el 80% se van a resolver de forma espontánea y sin ningún tipo de problema”, asegura Miriam Al Adib Mendiri, ginecóloga, escritora y divulgadora. 

“En algunos casos, cuando hay una sinequia más extensa, podría favorecer, sin embargo, las infecciones urinarias de repetición”, detalla la experta sobre uno de los problemas ginecológicos más frecuentes antes de la pubertad, cuya prevalencia estimada es cercana al 40%. Es importante resaltar, por tanto, que es una condición frecuente en la práctica médica.

¿Cuál es su origen?

Su etiología no está definida y su origen puede deberse a múltiples causas. “Puede ser por tener los estrógenos muy bajitos en las niñas, como es normal, combinado con las irritaciones del pañal. Al final, toda esta irritación favorece esa fusión de los labios. También puede dar síntomas irritativos o, en algunos casos, infecciones urinarias y normalmente son asintomáticas”, expone la ginecóloga.

©AdobeStock

¿Qué síntomas provoca?

Los síntomas de las sinequias vulvares en niñas son generalmente escasos. Según la AEP, las sinequias pueden ser totales o parciales y, por regla general, no producen síntomas. Lo más frecuente es que sean parciales y suelen ser detectadas en las exploraciones rutinarias del pediatra.

“Si son totales, las sinequias vulvares pueden provocar molestias o dificultad para orinar, goteo después de orinar, molestias vaginales o flujo vaginal más abundante o con mal olor y más raramente infecciones de orina”, recogen los expertos en pediatría.

¿Cómo diagnosticarlo?

Normalmente suele diagosticarse al hacer un examen físico. “En la detección no suele haber ningún problema porque dentro de las revisiones que se hacen en pediatría es una de las cosas que se miran habitualmente en consulta. Por tanto, no suele haber problemas para el diagnóstico”, detalla Miriam Al Adib Mendiri, fundadora de Clínicas MiriamGine.

En cualquier caso, desde la AEP indican que si su hija descubre que sus labios menores parecen pegados, lo más aconsejable es consultar a su pediatra.

El tratamiento

Según recoge la ginecóloga, se recomienda no hacer nada porque se suele resolver de manera espontánea. En concreto, cerca del 80% se soluciona dentro del primer año, una vez realizado el diagnóstico, sin ninguna medida farmacológica.

Aún así, existen diferentes opciones en cuanto a su tratamiento que recomienda la AEP:

• Observar la evolución y vigilar. En un determinado caso, el pediatra o cirujano pediátrico valorará si es necesario liberar la sinequia vulvar. Sin embargo, la ginecóloga apunta que habría que verlo detenidamente e individualizar el tratamiento según cada caso.

• Se puede aplicar vaselina pura, preparados de vitamina A+D, crema de corticoide o crema de estrógenos separando suavemente los labios, según las pautas dadas por su pediatra o cirujano pediátrico. “Cuando las adherencias son firmes o fibrosas, estos tratamientos no siempre son eficaces por lo que puede indicarse la liberación de la sinequia”, detallan.

• Liberar la sinequia separando los labios menores. Es un procedimiento sencillo y nada traumático que puede realizar el cirujano pediátrico o el pediatra. “Puede aplicarse previamente crema anestésica”, aseguran.

Muchos padres se preguntan si son seguras las cremas de estrógenos. Los expertos de la AEP afirman que para el tratamiento de las sinequias es necesaria una cantidad pequeña de crema de estrógenos y por un tiempo limitado. Tampoco hay que preocuparse con los efectos secundarios (desarrollo mamario o aumento de la pigmentación de la vulva), ya que desaparecen tras parar la mediación.

¿Cómo cuidamos la zona tras separar la sinequia vulvar?

Existen unas medidas de cuidado e higiene para que los labios no vuelvan a adherirse. La AEP nos detalla que deben evitarse los irritantes locales, como pueden ser jabones, ropa ajustada o tejidos sintéticos. Además, aconsejan emplear jabones con pH neutro. También proponen retirar con suavidad las secreciones acumuladas en los pliegues labiales, usando esponjas suaves o la mano; y limpiar de delante hacia atrás para evitar la contaminación de la vulva y vagina con agentes infecciosos de orina y heces.

Por último, tras limpiar y secar la zona, proponen hidratar los genitales con cremas suaves a base de vaselina o vitamina A+D.

En cualquier caso, los expertos consultados recomiendan realizar controles rutinarios para comprobar que la sinequia no vuelva a producirse.