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La boda de Mary de Dinamarca, un espectacular desfile de tiaras y vestidos de gala en 2004

Del guiño lencero de Carolina de Mónaco y al fabuloso vestido rojo de doña Letizia, que se hizo viral


14 de mayo de 2025 - 6:30 CEST

El 14 de mayo de 2004, fue un día historia para la realeza. A las 16:10 horas y tras una preboda de concierto, el príncipe Federico de Dinamarca (actual Rey de los daneses) recibía a la abogaba australiana Mary Donaldson en la Catedral Nuestra Señora de Copenhague. Ella caminó hacia él con un inolvidable vestido de novia del modisto danés Uffe Frank. Tras reencontrarse, comenzaría una de las Bodas Reales del año (8 días después se casarían el príncipe Felipe y doña Letizia). Allí, se unieron a la realeza de medio mundo y, entre sus invitadas, fue inolvidable su desfile de espectaculares tiaras y vestidos para el recuerdo, que recuperamos en esta galería fotográfica.

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reinaletiziaboda1a© Getty Images

Doña Letizia no pudo llevar tiara

Impactó por el seductor corte de su elección, su llamativo color rojo fuego que marcó la diferencia y sus mangas transparentes. La todavía prometida del príncipe Felipe, razón por la que no llevó tiara, se decantó por una creación de gala de Lorenzo Caprile que presentaba un juego de drapeados en el escote y la espalda. Estaba confeccionado en crepé de seda y tul de seda natural, materiales que por expreso deseo de doña Letizia eran españoles y procedían de la firma textil madrileña José María Ruiz. Como complementos, lució unos zapatos a juego, de Pura López; y un bolso de mano con bordados de canutillos de cristal, una pieza de museo de principios del siglo XX. Además, llevó pendientes de brillantes y rubíes y broches Art Déco a juego que le cedió para la ocasión la reina Sofía.

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Máxima de Países Bajos y una tiara con estrellas

La actual Reina se decantó en aquel momento todavía siendo Princesa por un vestido largo de Valentino confeccionado en crepé de seda rosa y con escote asimétrico en el que prendía un broche. Además, lo acompañó de una chaqueta de mikado en color gris piedra y una tiara con historia. Se trata de la tiara de estrellas, que es la misma que llevó en su boda con el actual rey Guillermo. Esta pieza la llevó la actual princesa Beatriz al subir al trono, aunque con unas perlas en la parte superior que Máxima decidió quitar y reemplazarlas por estrellas para su enlace. Actualmente, es una de las favoritas de su hija Amalia, que la ha llevado en varias ocasiones, como, por ejemplo, la cena en honor al presidente de Portugal, Rebelo de Sousa, en diciembre de 2024.

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Infanta Elena y su tiara de compromiso con laureles

La hermana mayor de Felipe VI presumió de llevar uno de los looks más elegantes y estilosos de la ceremonia. Ella optó por una creación muy original del diseñador Christian Lacroix compuesta por vestido con flores bordadas en el bajo y abrigo largo en línea globo de color fucsia con detalles en rojo. Ella recuperó una tiara de platino con diamantes de Ansorena, que muestra una corona de laureles y una parte superior con meandros griegos (ambas partes se pueden convertir en brazaletes). La recibió como regalo de compromiso en 1994 por parte de Jaime de Marichalar y la madre de este, Concepción Sáenz de Tejada. La primera vez que la llevó fue en su boda en Sevilla en 1995.

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Infanta Cristina y una diadema de flores

La hija menor de los por aquel entonces reyes de España, la infanta Cristina, se decantó por moda española. En concreto, llevó una creación del diseñador madrileño Jesús del Pozo: vestido color guinda con amplio escote y torera de manga francesa en tono verde oliva. Además, lució la tiara Floral de diamantes, la misma que llevó el día de su boda con Iñaki Urdangarin (la pieza es un regalo Francisco Franco a doña Sofía con motivo de sus nupcias en 1962).

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Carolina de Mónaco y la tiara Brunswick

La Princesa monegasca llamó la atención por los tonos oscuros de su look. En concreto, llevó un vestido largo y cruzado que se adornaba con finos encajes. Como joya principal, lució la tiara Brunswick, del joyero de los Hannover. Esta pieza presenta una cenafa de hojas de laurel en la parte superior y tres grandes diamantes en la zona central. Originariamente, la emperatriz Josefina, esposa de Napoleón I, fue su primera propietaria.

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Victoria de Suecia y su original tiara

La heredera al trono de Suecia se decantó por un vestido verde lima con escote palabra de honor que acompañaba de un largo abrigo de encaje con transparencias. Lo acompañó de calzado en color blanco. También llevó la tiara de los seis botones de diamantes, que nació de la combinación de estos botones que se utilizaban para fines diferentes. No hay seguridad sobre esto, pero se cree que estas piezas pertenecieron a la reina Josefina de Suecia.

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La reina Sofía y Paola de Bélgica, con piezas históricas

La por aquel entonces reina de España se decantó por un conjunto en tono morado, con encaje en las mangas, el cuello y la parte inferior del chal. Además, llevó la tiara de perlas y diamantes de la reina Ena, también conocida como la reina Victoria Eugenia de Battenberg. Esta joya se la encargó a la casa Cartier en la década de los años 20. A su lado, vemos a la reina Paola de Bélgica que prefirió un vistoso tono verde turquesa. Ella llevó la tiara de la reina Elisabeth. El origen de esta joya es que fue un regalo del rey Leopoldo III a su esposa, la reina Astrid.

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Magdalena de Suecia, tampoco llevo tiara

La Princesa sueca se decantó por un vestido recto de encaje en un delicado tono rosa pastel, con escote en pico con onda, que recordaba la forma de un corazón. Lo acompañó de chal a juego. La segunda hija de los reyes de Suecia llamó especialmente la atención por el tono bronceado que lucía en su piel que se potenciaba con su look en tonalidad edulcorada. Muy discreta llevó la tiara de laurel de diamantes, un regalo de bodas del rey Gustavo VI de Suecia a su nuera, la princesa Sibila de Sajonia-Coburgo-Gotha en 1932. La han llevado distintas generaciones de la Familia Real sueca.

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Mette-Marit de Noruega y la tiara de margaritas

Mette-Marit lució un vestido en tono azul con falda larga y chaqueta coordinada, con amplias solapas y bolsillos vistos. También lució la tiara que llevó el día de su boda. Bautizada como la tiara bandeau de margaritas de diamantes, fue un regalo de sus suegros por su boda con el príncipe Haakon.

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Marta Luisa de Noruega y una tiara de espigas de trigo

Marcó la diferencia con su look estampado, convirtiéndose en la más moderna de las invitadas. Concretamente, estaba radiante con un vestido de escote palabra de honor, con rayas oblicuas en tonos naranja y turquesa, adornado con un fino chal de gasa naranja y rematado por borlas, y guantes blancos. Lució unos pendientes largos a juego con una gargantilla. Ella lució la tiara de espigas de trigo elaboradas en platino, adornadas con diamantes y rematadas con perlas. La recibió como regalo de su abuelo el rey Olav V de Noruega con motivo de su 18º cumpleaños en 1989.

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Matilde de Bélgica y una tiara de principios del siglo XX

La actual Reina de los belgas fue la más romántica con su vestido floral con escote barco drapeado y larga cola de gasa. En su caso, lució la tiara de diamantes de la reina Elisabeth, quien la recibió como regalo de su esposo, el rey Alberto I, a principios del siglo XX.

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Laurentien de Holanda y una tiara transformable

La Princesa se decantó por un conjunto en tono blanco en el que llamaba especialmente la atención su cuerpo con mangas en efecto capa. Ella lució la tiara de perlas del parure de esmeraldas, que puede customizarse con piedras diferentes.

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La duquesa de Edimburgo y una tiara de Isabel II

La por aquel entonces condesa de Wessex y actual duquesa de Edimburgo, Sophie, apostó por un tono fucsia muy vivo para su vestido de raso, cubierto por un sencillo chal de gasa en tono fresa. Lució una diadema de diamantes de la colección privada de su suegra, la reina Isabel II.

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Beatriz de Países Bajos

La Reina de los neerlandeses se decantó por un diseño con una falda en tono azul y un cuerpo de encaje floral con cuello redondo bordado, hombros realzados y mangas tres cuartos acampanadas. En su caso, acompañó su look de la tiara de perlas ornamentada de Wurtemberg, que presenta motivos arabescos y florales. Esta fue creada en 1837 para la futura reina Sofía de los Países Bajos, esposa del rey Guillemo III.

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Marie Chantal de Grecia

La esposa de Pablo de Grecia confió en la moda de su gran amigo, el diseñador italiano Valentino. Concretamente, llevó un vestido en color frambuesa con escote drapeado con bordados de cristal marcando el talle y torera de organza a juego. En contraste, eligió unos guantes largos en blanco. De forma elegante, lució una tiara de diamantes con motivos florales, que le fue prestada para el enlace por la joyería británica William & Son.

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Alexandra de Dinamarca y su tiara Alexandrine

La por aquel entonces esposa del príncipe Joaquín de Dinamarca se decantó por una elegante creación de Valentino en tono rosa chicle y estilo oriental. En su caso, se decantó   por la tiara de diamantes de Alexandrine. En sus orígenes, perteneció a la reina Alexandrine de Dinamarca, abuela paterna de la reina Margarita. Esta última la recibió como regalo de bodas por parte de su padre, el rey Federico IX de Dianamarca.

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Margarita de Dinamarca y la tiara de su nuera

La Reina de los daneses y madre del novio optó por un llamativo diseño floral que acompañó de abrigo fucsia en tono trapecio. Ella llevó la taira de diamantes con cinco picos. Fue la que ella misma le regaló a Mary Donaldson por su boda con Federico.

Silvia de Suecia y una tiara con amatistas moradas

La Reina de los suecos se decantó por un romántico dos piezas con chaqueta amarilla bordada con detalles de encaje floral en malva y falda a juego con larga cola. Ella lució la taira de amatistas (moradas) de la parure napoleónica. Montada en oro y diamantes, se cree que fue un regalo de bodas de la emperatriz Josefina de Francia a su nuera, la duquesa de Leuchtenberg.

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