Depresión
Uno de los pilares de la zooterapia es que los animales no tienen prejuicios, simplemente se comportan manteniendo un frágil pero virtuoso equilibrio que consiste en sentirse a salvo o desarrollar la suficiente confianza en quién tienen delante. Cuando trabajamos en este tipo de relación humano-animal, afloran emociones que tienen que ver con cierto placer, liberando endorfinas, y nos desprendemos de algo del estrés que llevamos, el famoso cortisol. Entonces empezamos a caminar sobre la senda del bienestar cuando esta relación que no tiene palabras, ni promesas ni significado, nos induce a responsabilizarnos de nuestra pequeña parcelita de interacción: cuidar, ser cuidados, comprender y ser comprendidos. Ese es el germen de la terapia con animales aplicada a personas con depresión, que no es en absoluto excluyente de otros procesos o medicación, pero que suma su granito de arena para superar este trastorno.
Leer más: Niños y hurones ¿son compatibles?