¿Cómo puede una persona gestionar la ailurofobia?
Como decíamos, no todos los miedos tienen por qué ser o convertirse en fobias. “La ailurofobia, tanto en el adulto como en el niño, conviene que sea tratada por un psicólogo con experiencia en este tipo de problemas. En relación a la forma de tratarlo, es interesante saber que el miedo se puede medir. Los psicólogos empleamos entrevistas y cuestionarios específicamente diseñados para ello, y proporcionamos registros para que la persona cubra y así poder valorar la intensidad de lo que siente y en qué situaciones lo experimenta”, nos dice María Gallego. Y en cuanto al tratamiento, apunta que es distinto trabajar con niños que con adultos, y los componentes serán diferentes en función del caso concreto.
“Generalmente, la información que tienen los pacientes sobre lo que les sucede y por qué se mantiene es escasa, por lo que el tratamiento suele empezar por el componente educativo. Más componentes de los tratamientos son el entrenamiento en relajación, el entrenamiento en distracción, las técnicas de control de lo que pensamos, las técnicas de control de las conductas de evitación (básicamente exponerse a lo que nos da miedo: técnicas de exposición) y el seguimiento y prevención de recaídas”, nos explica y dice que todos estos elementos son importantes, pero la exposición es el principal. De hecho, existen distintas técnicas basadas en la exposición.
Por eso, es importante en su opinión ponerse en manos de un profesional de la salud mental, psicólogo, para que le pueda ayudar. “Además, le recomiendo hablarlo con un médico. En el caso de que se trate de un adulto conviene consultarlo con el médico de cabecera o un psiquiatra y, en el caso de un niño, recomiendo informar a su pediatra”, concluye.