Retraídos, introvertidos... hay personas a las que llegan a sudarles las manos en situaciones nuevas, fuera de su zona de confort o que escapan a su control. La timidez se esconde detrás de muchas de ellas, un tipo de personalidad detrás de la cual hay varios componentes, como nos explica el doctor Juvenal Ornelas, de Mundopsicologos.com. "Se suele asociar a las personas que desean ser invisibles, pasar desapercibidos, con una autoestima baja, que no quieren ser preguntados, y que esconden el deseo de no destacar. Se puede decir que el tímido se crea, ya que todo niño al nacer siempre es el centro de atención de toda la familia, es el protagonista. A medida que va creciendo comienza a desarrollar una parte de inseguridad y empieza a verse en ese momento un comportamiento más retraído, más introvertido, que sí tiene carácter positivo", nos detalla. Todo tiene sus pros y sus contras. Y es que es esta introversión la que le ayuda a tomar decisiones, de cómo actuar ante su entorno, sobre si es mejor esperar o decir lo primero que pienso. Ese pensamiento comienza a coger forma en el niño introvertido, que es la base que sostiene la timidez.
Mientras, en el aspecto negativo, hay personas que comienzan a “dudar” a la hora de sus respuestas, comienzan a convertirse y desear ser “invisibles”. "Su comportamiento se vuelve más generalizado. Las personas tímidas, al contrario de lo que se cree, suelen ser muy listas, y con una capacidad intelectual elevada, ya que pasan mucho tiempo produciendo pensamientos más profundos consigo mismos que una persona extrovertida. Detrás de esa timidez se esconde un genio. Recordemos cuantos casos famosos hay en la humanidad de tímidos excepcionales", apunta el psicólogo.
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