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El yoga acrobático en pareja fusiona distintas técnicas de moda en la actualidad, tanto por el desempeño físico como por sus condiciones relajantes. El yoga, las acrobacias y hasta aspectos del masaje tailandés están presentes en una técnica deportiva que mejorará la unión de la pareja tanto a nivel físico como psicológico y sentimental.

Mejorar la respiración, encontrar un equilibrio físico, implementar nuevas herramientas comunicativas con nuestra pareja o aumentar nuestra fuerza son algunos de los beneficios que nos da este tipo ejercicio.

En un principio, posturas sencillas, sin demasiadas estridencias, suelen funcionar para adentrarse en el yoga acrobático junto a tu pareja, pero con el tiempo necesitarás algo más profesional. Esta variedad de yoga también se conoce con el nombre de acroyoga. Es bueno que todas estas posturas las practiques junto a una tercera persona que ejerza de medidor, ya que será el encargado de cuidar todos los detalles de la figura, tanto por estética como por si detecta un mal gesto que pueda provocar una lesión. Cuanta más experiencia se tenga junto a tu pareja de ejercicios, más facilidades habrá para ejecutarlos a la perfección sin la tercera persona, el cuidador.
 

Torso fuerte, piernas rectas

El que sirva de base para la figura de acroyoga debe colocarse mirando hacia arriba, con las piernas y los brazos rectos y formando un ángulo perfecto, haciendo fuerza especialmente en los brazos para sujetar a su pareja. Lo más importante para el volador será mantener el torso en tensión para que el equilibrio del resto del cuerpo se cumpla a la perfección.

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Ángel invertido

La dificultad de esta postura es que la persona que habitualmente ejerza de base y tenga más peso pasará a ser volador. Para la base, esta figura es relativamente sencilla, poniendo la clásica postura de brazos y piernas estirados, completamente rectos, para sujetar a su pareja. Sus pies se apoyarán en los hombros del volador, que también se sujetarán brazo a brazo.

La modalidad se puede hacer con las piernas del volador rectas, pero ejercerá más peso sobre la base y no mejorará tanto el equilibrio individual. Esta postura de acroyoga es mejor ejecutarla junto a un cuidador.

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De pie sobre brazos

Aunque es fácil imaginársela, su ejecución es muy complicada por la gran fuerza que la base tiene que demostrar tanto en el brazo como en la espalda. Colocará sus brazos hacia arriba, pero girando el codo noventa grados hasta hacer de su radio una superficie cómoda para que el volador se coloque encima. Con que los brazos estén separados del cuerpo por un palmo y el volador mantenga un correcto equilibrio será suficiente.

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Arco sobre rodillas

Figura complicadísima tanto para la base como para el volador. A diferencia de la mayoría de posturas, la base se colocará haciendo un arco hacia atrás bocarriba. Tendrá que hacer fuerza en las piernas, pero especialmente tener cuidado con la violencia del gesto para evitar contracturas en la espalda. El volador tendrá que meter su cabeza entre las rodillas de la base, pero no caer a plomo, sino estar sostenido con los brazos. Piernas estiradas cada una a un lado darán lugar a una postura estética y de la que sentirse orgulloso.

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Sin manos y sin piernas

Complicada y solo apta para las parejas que ya tengan una experiencia y complicidad sobre las esterillas. A diferencia de muchas otras posturas, solo una parte del cuerpo sujetará al volador en la figura, concretamente, sus hombros con los pies de la base. No tendrá una mano a la que aferrarse por lo que habrá que tener extremo cuidado, y mejor si se hace con una tercera persona. La base deberá tratar de dar toda la estabilidad posible a los hombros de su pareja, mientras que esta mejorará a pasos agigantados su equilibrio.

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Aleta sobre base

Lo difícil de este movimiento se lo llevará el volador, mientras que la base simplemente ejecutará la clásica posición de estante con brazos y piernas estirados hacia arriba. Lo bueno de esta postura de acroyoga es que se contará con mucha superficie para apoyarse, pero será muy complicada de ejecutar de manera correcta. Los brazos hacia atrás, formando una aleta en la espalda, permitirá estirar el cuerpo y potenciar la fuerza en brazos y torso.

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Formando una 'P'

En esta ocasión vuelve a ser una buena oportunidad para invertir el orden de pareja, cambiándose el volador por la base. Este último tendrá una misión fácil: sujetar con piernas hacia arriba en noventa grados todo el cuerpo del volador. Solo habrá un eje de contacto, aunque sea de piernas y espalda con mucha superficie, evitando el riesgo de caída. Destensar la espalda y agarrar las piernas por debajo logrará una sensación de desconexión total.

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Escorpión sobre tobillos

Esta postura es de las más originales y complicadas de realizar. La base ha de colocarse en una extraña posición en relación a otras figuras. Sentado en el suelo, con las piernas ligeramente encorvadas mientras que los brazos queden 30 centímetros por encima y rectos. Estos agarrarán los hombros del volador, fuerte y con seguridad ya que, de lo contrario, puede producirse una caída. El volador se apoyará en los tobillos, mirando en dirección contraria a la base. Dejará caer suavemente su torso, haciendo fuerza. Las piernas se colocan abombadas y unidas por los pies, hacia delante. La clave será medir hasta donde se es capaz de dejarlas caer sin perder el equilibrio.

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