RELACIONES DE PAREJA

María de Moya Marín, psicóloga: "Reprochar constantemente no es comunicación, es una forma de control encubierta en la relación"


La psicóloga comenta cómo estos comentarios degastan las relaciones de pareja, y propone varias estrategias a seguir para evitarlos.


Los reproches en las relaciones de pareja según los psicólogos© Getty Images
Paula MartínsColaborada de Moda y Estar Bien
13 de octubre de 2025 - 12:00 CEST

Te levantas por la mañana y, casi sin darte cuenta,  comienzas a echar en cara a tu pareja que es muy desordenado, que se despierta tarde, que si otra vez se ha olvidado de algo importante. Él responde con un gesto seco, una excusa o un silencio incómodo. A lo largo del día, la escena se repite en pequeñas dosis: una crítica velada aquí, una frase cargada allá. No son gritos ni discusiones abiertas, pero el ambiente se va llenando de tensión, como si cada reproche dejara una pequeña grieta en la relación.

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En el imaginario colectivo, los problemas de pareja suelen asociarse con discusiones intensas o con silencios prolongados. Sin embargo, estos reproches son una forma de comunicación dañina que, aunque muchas veces se enmascara bajo la intención de mejorar la relación (o tan solo comunicar lo que molesta), puede generar heridas profundas y un distanciamiento progresivo. Lejos de ser inofensivos, estos comentarios repetidos en el tiempo pueden dinamitar la confianza y la conexión emocional de una pareja.

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Al preguntar a la doctora en psicología María de Moya Marín sobre cómo actúan los reproches en las relaciones, ella destaca la relevancia que tiene, primero, empatizar con la situación de la persona que los recibe. "A menudo se siente juzgada. Lo interpreta como una respuesta negativa por la otra parte y, en múltiples ocasiones, en lugar de responder de forma asertiva y empática, entra al juego. Es decir, accede al reproche, oculta información o mantiene una relación distante con la persona en cuestión", comenta. 

Para entenderlo mejor, la experta en salud mental propone imaginar un ejemplo: "Si mi pareja siempre me reprocha mi peso y lo "mal" que me alimento, es habitual que comience a comer a escondidas o, en su defecto, actuar desde la distancia y el enfado. La respuesta de la persona afectada suele ser de recriminación o alejamiento".

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Una de las confusiones más frecuentes en las relaciones es no distinguir entre una petición afectiva sana y un reproche que hiere. ¿Cómo se puede diferenciar entre expresar una necesidad legítima y hacer un reproche? Según María de Moya Marín, la clave está en "entender límites sanos en la comunicación y aprender formas más constructivas de plantear problemas".

Llevar a la práctica la teoría no es fácil, pero la clave está en "la forma en la que comuniquemos nuestra preocupación. Al fin y al cabo, un reproche suele ser una forma inadecuada de expresar un interés por la persona. El problema es la forma en la que transmitimos esta información", señala, resaltando que, sin embargo, "si lo hacemos desde una necesidad legítima, el escenario y la respuesta del otro, cambia por completo. Él se mostrará más cercano y receptivo a cualquier ayuda que le podamos ofrecer". En otras palabras, el contenido puede ser similar, pero la manera de decirlo transforma radicalmente la interacción.

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Cómo dejar de reprochar

Aunque el hábito de reprochar esté instalado en la relación, es posible sustituirlo por formas de comunicación más empáticas y eficaces. Para hacerlo, la especialista en salud mental recomienda varias estrategias a seguir que pueden reforzar ese vínculo en pareja. Soluciones prácticas y herramientas que se pueden aplicar en la vida diaria:

  • Evita juzgar: "Si lo que buscas es una distancia emocional, adelante, este es el camino. Sin embargo, si lo que necesitas es un acercamiento, no sentencies. Olvida tu opinión y percepción, deja las etiquetas de lado", sentencia.
  • Habla desde el "yo": "Para que la comunicación sea empática, lo ideal es expresar tu preocupación sin enjuiciar (añadir comentarios despectivos, por ejemplo). Volvamos al ejemplo anterior, al de la alimentación. Puedes decir que estás observando que la alimentación de tu pareja es diferente y que te preocupa por si está pasando un mal momento. Dicho esto, ofrécele tu ayuda o pregúntale qué es lo que puedes hacer por ella". 
  • Busca los momentos más acertados: "En la mayoría de las ocasiones, elegimos establecer el reproche en el mismo momento que se comete la acción. Por tanto, no solo atacamos al otro, sino que lo hacemos desde el enfado. Lo mejor, en estas situaciones, es establecer un escenario acorde, como algún momento donde encontremos a la otra parte tranquila y sin hacer ninguna otra tarea".
  • Presta atención al lenguaje:  "Es importante tener en cuenta cómo lo decimos, no solo qué decimos. El lenguaje ha de ser claro y empático.
  • Practica la escucha activa: "Intenta entender qué te quiere transmitir la otra parte y no tanto explicar tu necesidad. A veces, es tan simple como escuchar (que no oír). Presta atención al mensaje que se esconde en sus palabras y ofrece tu ayuda sincera”.
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Más allá de estas técnicas, es necesario interiorizar que una relación es siempre un vínculo entre dos personas. Por eso, buscar soluciones conjuntas, no pensando solamente en lo que te puede convenir a ti, o en cómo actuarías tú para evitar este comportamiento, es lo más recomendable. "Si la persona que sufre el reproche, después de todas estas estrategias, te solicita ayuda directa o indirecta, ofrécesela. A veces solo necesita apoyo y, en otra cantidad de ocasiones, acompañamiento o ayuda profesional”, comenta la experta.

Finalmente, la doctora subraya un principio esencial: "Las relaciones (sean de pareja, familia y/o de amistad) se deben establecer desde un escenario de iguales. Cuanto más pongamos estas estrategias en práctica, más sencillo será para la persona que sufre el problema, confiar en nosotros para que podamos acompañarles en su proceso”.

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Los reproches, aunque en apariencia puedan parecer intentos de corrección o mejora, en realidad suelen ser señales de desconexión emocional y carencias en las habilidades comunicativas. Aprender a transformar estas dinámicas no solo previene el desgaste de la relación, sino que fortalece la complicidad y la confianza mutua. La próxima vez que surja la tentación de lanzar un reproche, quizás sea más efectivo detenerse, respirar y transformar la crítica en una conversación que construya en lugar de destruir.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.