Las imágenes de Taylor Swift aplaudiendo en el palco mientras Travis Kelce brilla en el campo, las fotografías de él viajando para acompañarla en plena gira mundial, o la multitud de declaraciones en las que ambos han elogiado al otro, como aquella en la que el deportista afirmaba que su futura comprometida es más inteligente que él, son tan solo algunas de los muchos de los gestos que nos provocan ternura de esta pareja tan mediática. Pero más allá de esta fascinación por su relación, lo que parece fascinarnos también es la forma en la que ambos se admiran de manera abierta y genuina.
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En redes sociales han proliferado muchos comentarios de fanáticos deseando vivir una relación como la de ellos, y ansiando encontrar a alguien con quién compartir vida que se comporte como ellos parecen hacer públicamente. Parece obvio decir que lo que vemos en esta pareja nos inspira porque da la sensación de que sigue una dinámica sana: admiración mutua, expresada con autenticidad y equilibrio. Pero al mismo tiempo, conviene recordar que solo observamos una parte de la historia, como comenta la psicóloga y sexóloga de We-Vibe (www.we-vibe.com), Ana Lombardía: "No tenemos todo el contexto, solo tenemos acceso a la información que ellos nos proporcionan, que en el caso de muchos famosos forma parte también de una estrategia de comunicación y marketing. Por tanto, puede que esa admiración que sentimos esté idealizada y exagerada. Además, también les admiramos desde nuestro deseo de tener un referente de relación".
Admirar o idealizar: dos conceptos muy diferentes
Sea como sea la realidad de ambos, en las relaciones de pareja, a veces sucede que se confunden sentimientos y emociones. "La admiración es reconocer con realismo las cualidades de nuestra pareja, es decir, su forma de cuidar, su creatividad, su sentido del humor", señala la psicóloga, que hace hincapié en no confundir este término con otro con la idealización. Como señala, "idealizar a alguien es poner a la otra persona en un pedestal, atribuyéndole perfección o características que en realidad no tiene, o que exageramos".
Esto significa que admirar es ver a la pareja con ojos de aprecio, pero también con realismo, mientras que idealizar nos desconecta de la verdad. El problema aparece cuando esa idealización nos lleva a esperar perfección. “Admirar nos conecta, nos inspira y estimula el deseo; mientras, idealizar nos aleja de la realidad y puede generar frustración cuando la pareja no cumple esas expectativas irreales", detalla la experta en salud mental y sexual.
Dicen que estar en las buenas es fácil, pero que en los momentos malos es donde se demuestra de verdad si queremos o estamos preparados para estar junto a la otra persona. Según la especialista, el secreto de una relación sana no es idealizar, sino reconocer al otro con sus luces y sus sombras. "Para la salud de la relación es clave admirar desde la realidad, porque así fortalecemos el vínculo sin perder la mirada crítica ni nuestra autonomía".
Los beneficios de la admiración en pareja
Ahora bien, ¿qué beneficios tiene esa admiración cuando se da en ambas direcciones, como parece ocurrir con Taylor Swift y Travis Kelce? "Sentir que tu pareja te admira tiene un efecto muy poderoso y es fundamental en las relaciones de pareja, ya que refuerza la autoestima, aporta seguridad y crea un ambiente donde ambas personas se sienten valoradas", comenta Ana Lombardía al respecto. Es decir, cuando existe reciprocidad, ambos miembros sienten que son vistos y reconocidos en su singularidad. Eso crea un círculo virtuoso que potencia la relación. Así explica la experta cómo esta admiración genera efectos positivos: "La admiración mutua también motiva, porque cuando alguien reconoce lo que hacemos bien, tenemos más ganas de seguir creciendo. Y no solo a nivel individual, sino también como pareja, porque se genera una espiral positiva en la que cada uno impulsa al otro".
Además, admirar de forma recíproca evita caer en dinámicas de poder. Ninguno está por encima del otro, y ambos nutren la relación en equilibrio. "No se trata de que uno admire y el otro reciba, sino de un intercambio que nutre el bienestar emocional de los dos". Eso sí, tal y como explicaba previamente Ana Lombardía, los límites entre la admiración y la idealización son muy finos, e incluso, a veces, también lo son con el apego.
Para que una relación sea sana, debemos practicar una admiración consciente, sin convertirla en dependencia emocional ni en un pedestal. La psicóloga lo resume así: "La clave no es solo admirar, sino preguntarnos desde dónde lo hacemos. A veces admiramos desde la igualdad, como un reconocimiento horizontal que nos inspira y nos conecta. Otras veces lo hacemos desde abajo, como si el otro estuviera en un pedestal y nosotros siempre echamos en falta. Y en ocasiones, admiramos porque toca una carencia propia,, pensamos "me fascina lo que siento que me falta". Ser conscientes de este ‘desde dónde’ nos ayuda a recolocarnos en la relación".
Estrategias para admirar de manera sana
Para llevarlo a la práctica, esta admiración consciente, existen varias estrategias concretas que se apoyan en la psicología positiva y la comunicación saludable. La psicóloga de We-Vibe enumera las siguientes:
- Practicar la observación consciente: "Antes de expresar admiración, preguntarnos qué exactamente admiramos y qué nos mueve a hacerlo".
● Observar a la pareja en las situaciones correctas: "No siempre sentimos esa admiración ni está presente todo el rato. Por eso, cuando queramos recuperarla, es importante observarla en aquellas situaciones en las que más brilla, en las que disfruta, en las actividades que se le dan bien. Eso alimentará la admiración por el otro".
● Ser curiosos cuando la admiración por la pareja esté débil: "A veces creemos que ya lo sabemos todo de la pareja, y nos cuesta sorprendernos y admirar. Es importante volver a mirar con curiosidad, sin dar las cosas por sentado. Juegos de cartas para parejas, como We-Vibe Come Together Cards, puede ayudar a que nos hagamos preguntas que normalmente no nos haríamos, que nos conozcamos -y nos reconozcamos- de otra manera, más profunda e intensa".
● Comunicar esa admiración a la pareja: "No tiene por qué ser todo el rato, pero hacerlo con cierta frecuencia refuerza el vínculo, nos hace sentir queridos, valorados y conectados".
● Nombrar con autenticidad: "Expresar esa admiración de manera concreta (con frases como 'me gusta cómo resuelves los conflictos con calma'), y evitando sentencias generales o vacías ('te admiro mucho', 'Eres el mejor') como único recurso".
● Mantener la proporcionalidad: "No convertir la admiración en halago constante, sino en un reconocimiento equilibrado y real".
● Cuidar la reciprocidad: "Asegurarnos de que la admiración fluye en ambas direcciones para no generar una desigualdad en la relación".
● Practicar la auto-admiración: "Reconocer también nuestras propias fortalezas y verbalizarlas, para no depender únicamente de la validación de la pareja".