Un dolor de cabeza que aparece justo después de toser, estornudar o realizar un esfuerzo intenso puede alarmarte. Aunque puede tratarse de una dolencia pasajera por el esfuerzo, sí tienes que tener en cuenta que en algunos casos puede ser el síntoma de un problema que requiere atención médica. El doctor Pablo Irimia, especialista en Neurología de la Clínica Universidad de Navarra, nos explica por qué ocurre, cuándo preocuparse y qué pruebas conviene realizar para descartar complicaciones.
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¿Por qué duele la cabeza al toser o estornudar?
Según el Dr. Irimia, este tipo de dolor se denomina cefalea inducida por la tos o el esfuerzo y puede clasificarse en dos tipos: primaria o secundaria.
- Cefalea primaria de la tos: se produce cuando no existe ninguna lesión cerebral o cervical que justifique la sintomatología. En este caso, el dolor suele deberse a un aumento momentáneo de la presión dentro del cráneo. Durante la tos o el estornudo, la presión intraabdominal aumenta, lo que reduce el retorno de la sangre a través de las venas y provoca un incremento temporal de la presión intracraneal. El resultado es un dolor muy intenso, de corta duración y sin una localización concreta.
- Cefalea secundaria: aparece cuando hay una alteración estructural en el cerebro o la columna cervical. Una de las causas más frecuentes es la malformación de Chiari, un defecto congénito en la unión cráneo-cervical que altera la circulación del líquido cefalorraquídeo.
Debido a que en ocasiones puede tratarse de una cefalea secundaria, “en cualquier paciente con dolor de cabeza desencadenado por tos, estornudos o esfuerzo físico, es necesario realizar una resonancia magnética cerebral para averiguar el origen”, subraya el especialista.
¿La luz solar intensa también puede provocarlo?
El dolor de cabeza al exponerse a luz solar intensa es un fenómeno común en personas con migraña. “Quienes padecen migraña son muy sensibles a estímulos externos como la luz intensa, los ruidos o los olores”, señala el Dr. Irimia. En estos casos, no se trata de una cefalea de la tos, sino de una crisis migrañosa desencadenada por la luz, que se suma a otros factores como el calor, la deshidratación o el estrés.
¿Debo preocuparme si el dolor es repetitivo?
En este sentido, el Dr. Irimia advierte que si el dolor es frecuente, de larga duración o se acompaña de síntomas neurológicos como pérdida de fuerza o alteraciones de la sensibilidad, podría tratarse de una causa secundaria que requiere un diagnóstico inmediato.
En estos casos, la recomendación es clara: no posponer la consulta médica. Como ya adelantaba, una resonancia magnética es la prueba más indicada para evaluar tanto el cerebro como la unión cráneo-cervical y descartar lesiones que puedan aumentar la presión intracraneal o alterar la circulación del líquido cefalorraquídeo.
¿Está relacionado con el estrés o con medicamentos?
El Dr. Irimia afirma que la cefalea por tos o esfuerzo físico no guarda relación con el estrés ni con el consumo de medicamentos. Sin embargo, en la migraña sí pueden intervenir factores como el estrés emocional, algunos alimentos o la exposición al sol.
¿Qué señales indican que no es un simple dolor pasajero?
Hay que prestar atención a los siguientes signos de alarma:
- Dolor recurrente o de larga duración.
- Aparición junto a otros síntomas neurológicos.
- Dolor que se presenta por primera vez y de forma súbita.
- Intensidad desproporcionada para la causa aparente (por ejemplo, un estornudo leve).
En estos casos, se recomienda acudir al servicio de urgencias, sobre todo, si el dolor aparece de forma súbita y con gran intensidad. Esta pauta es especialmente importante en personas que nunca habían experimentado este tipo de dolor, ya que en esos casos es prioritario descartar causas graves.
¿Se puede prevenir?
En la cefalea por ejercicio físico, adaptar la intensidad de la actividad y calentar de forma gradual puede reducir la probabilidad de que aparezca el dolor. En el caso de la migraña, conviene identificar y evitar los desencadenantes personales, como la exposición prolongada al sol, la deshidratación, ciertos alimentos o los cambios bruscos de rutina.