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Imagina tener una brújula interna que siempre apunta hacia lo que más te conviene, aunque no siempre puedas explicarlo con lógica. Esa es la intuición: el superpoder silencioso con el que todos nacemos, pero que no todo el mundo se atreve a escuchar. En un mundo donde lo racional domina nuestras decisiones, redescubrir esa voz interior puede transformar por completo nuestra manera de vivir, relacionarnos y avanzar. Así nos lo transmite Ana Asensio, psicóloga sanitaria, psicoterapeuta y doctora en Neurociencia por la UCM, en su libro Escucha a tu intuición, donde nos da las claves para aprender cómo funciona este sexto sentido y por qué deberías empezar a confiar en tu instinto más de lo que crees.
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¿Por qué motivos piensa que deberíamos escuchar más a nuestra intuición?
Porque la intuición es una forma profunda de sabiduría interior que nos conecta con todo lo vivido, con lo sentido, lo que nuestro cuerpo registra, lo que sabemos sin haberlo razonado del todo. Escucharla no es algo mágico ni esotérico, sino una forma de inteligencia que combina experiencia, emoción y atención plena.
Vivimos una realidad que nos exige pensar todo el tiempo, y reaprender a sentir y a confiar en lo que sabemos sin saber cómo lo sabemos, puede ser un acto revolucionario de autocuidado y autenticidad, y sobre todo una información valiosa para saber el camino que te puede llevar a las cosas.
Es importante saber que la intuición no está en contra de la lógica, es su complemento, es una guía rápida, sensorial, corporal que nos da la información antes de que el pensamiento pueda analizarlo y explicarlo.
¿Y por qué piensa que no lo hacemos lo suficiente, que no nos fiamos de eso que muchas personas llaman el sexto sentido?
Porque desde pequeños nos han enseñado a buscar certezas racionales, a justificarlo todo con lógica y a dudar de lo que no tiene una explicación inmediata desde la razón.
Hemos aprendido a silenciar las señales del cuerpo o a no darles valor, mientras crecemos vamos aprendiendo a desconectarnos de lo que sentimos y a sobrevalorar en exceso la razón en lugar de tenerla como un complemento de la intuición.
Es importante saber que la intuición no está en contra de la lógica, es su complemento, es una guía rápida, sensorial, corporal que nos da la información antes de que el pensamiento pueda analizarlo y explicarlo.
¿Piensa que con intuición se nace o más bien que la intuición se hace?
Ambas cosas. Nacemos con una sensibilidad intuitiva natural, los bebés, por ejemplo, son grandes lectores del estado emocional de su entorno y de su estado sensorial; pero también la intuición también se ignora o se cultiva con el tiempo, con la experiencia y con la conexión interna.
Lo que ocurre es que, a lo largo de la vida, muchas personas van desconectándose de esa brújula interna por educación, prisas, exceso de estímulos, de ruido mental o por miedo a seguir esa voz y a equivocarse.
¿Cree que la intuición es una habilidad que se puede entrenar y fortalecer?
Sí, absolutamente. Igual que se entrenan la atención o la memoria, podemos fortalecer la intuición aprendiendo a escuchar nuestro cuerpo, a estar presentes, a distinguir entre el ruido del miedo o del deseo, y la calma de una intuición certera. En mi libro propongo ejercicios y prácticas para desarrollar esta capacidad que nos puede ayudar a tomar mejores decisiones, a entendernos más y a vivir con más coherencia.
Las personas intuitivas suelen estar conectadas con su mundo interno, son observadoras, sensibles, receptivas, y tienen una confianza especial en sus corazonadas
Para alguien que nunca ha trabajado su intuición, ¿cuál sería el primer paso para fortalecerla?
El primer paso es cultivar el silencio interior. Y no me refiero a un silencio externo necesariamente, sino a poder bajar el volumen de nuestros pensamientos para escuchar qué está pasando dentro de uno mismo.
Aprender a escuchar nuestras señales y cómo responde el cuerpo ante una decisión, o cuando conocemos a alguien, cómo se siente algo en el estómago, en el pecho, o en la respiración son primeros pasos para aprender de nosotros mismos y de nuestras señales internas.
La intuición siempre habla, pero necesitamos crear espacio interior para poder oírla.
¿Cuáles son los rasgos que, en su opinión, definen a las personas intuitivas?
Las personas intuitivas suelen estar conectadas con su mundo interno, son observadoras, sensibles, receptivas, y tienen una confianza especial en sus corazonadas. Muchas veces no necesitan muchas explicaciones para saber si algo les encaja o no. También suelen tener una buena conexión con su cuerpo, con sus emociones, y no temen hacer caso a lo que sienten, aunque no lo puedan explicar del todo.
¿Qué papel juega el 'mindfulness' en el desarrollo de la intuición y el equilibrio emocional?
Un papel fundamental. El mindfulness, la atención plena, nos enseña a habitar el presente con conciencia y sin juicio, y eso es una condición imprescindible para desarrollar la intuición. Si estamos en modo automático o con la mente acelerada, la intuición no puede emerger con claridad. El mindfulness calma el ruido mental y nos permite conectar con esa voz interior que muchas veces está silenciada por el exceso de racionalidad o de distracción tanto de nuestro interior con los pensamientos como del exterior con tanto estímulo actual con el que vivimos.
No se trata de elegir entre razón o intuición, sino de integrarlas. La razón nos aporta análisis y estructura, pero la intuición nos da sentido, dirección, y conexión emocional
Vivimos en un mundo dominado por el pensamiento lógico y racional. En este contexto, ¿sería importante que confiáramos más en nuestra intuición?
Sí, porque necesitamos volver a equilibrar la balanza y hacer justicia con nosotros mismos como seres integrales. No se trata de elegir entre razón o intuición, sino de integrarlas. La razón nos aporta análisis y estructura, pero la intuición nos da sentido, dirección, y conexión emocional. Escuchar más nuestra intuición no es ir contra la lógica, es sumar una dimensión más profunda que nos conecta con nuestra verdad interior y con formas más sabias de vivir y decidir.
¿Cómo podemos diferenciar entre una intuición fiable y un sesgo cognitivo?
La intuición suele sentirse como una certeza tranquila, sin urgencia, sin deseo y sin miedo. La reacción emocional de alerta, el deseo o el miedo, en cambio, suelen venir acompañados de ansiedad, de necesidad de control o de pensamientos rumiantes. Para poder diferenciar, necesitamos conocernos, observarnos y tener espacios de silencio donde podamos sentir sin interferencias. La intuición no grita, no presiona, es un susurro certero y sereno que se siente con calma.
¿Cómo puede la intuición ayudarnos en momentos de ansiedad y estrés?
En esos momentos de caos interno, la intuición puede ser una brújula muy importante en nuestras vidas.
Nos ayuda a distinguir lo esencial de lo accesorio, a encontrar pequeñas decisiones que nos guían hacia el camino que nos lleva a las cosas, a reconectar con lo que necesitamos de verdad. Nos saca del bucle mental y nos lleva al cuerpo, al presente, a lo que sentimos más allá del pensamiento. En momentos de ansiedad, escuchar la intuición es como respirar profundamente y nos devuelve a casa.
¿Qué estrategias recomendaría para mejorar nuestra capacidad de tomar decisiones intuitivas?
Practicar la atención plena, observar sin juicio ni obsesión, no sobrepensar, hacer espacio al cuerpo para sentir mientras respiramos, escribir lo que sentimos, observar cómo responde el cuerpo ante cada opción posible sobre la que tenemos que tomar una decisión, aprender a esperar antes de actuar y tomarnos el tiempo necesario para que nuestro cuerpo y mente se alineen, hacernos preguntas abiertas y darnos permiso para no tener todas las respuestas de inmediato.
En momentos de caos interno, la intuición puede ser una brújula muy importante en nuestras vidas
¿Cómo influyen nuestras emociones en el desarrollo de la intuición?
Son clave. La intuición se expresa a través del cuerpo y de las emociones. Si estamos desconectados emocionalmente o muy colapsados de cosas en nuestra vida, de quehaceres, preocupaciones, planes, y la agenda externa está apretada y la actividad mental muy agitada, es difícil sentirla.
En cambio, si aprendemos a reconocer nuestras emociones y sensaciones sin miedo, sin juicio, podemos usarlas como aliadas para intuir mejor. Una emoción bien comprendida nos aporta mucha más información de la que creemos. Y la intuición, muchas veces, es justo eso, información emocional y sensorial codificada en forma de certeza.