Claudia Nicolasa, psicóloga autora del libro 'Es manipulación y no lo sabes'© Carlos Ruiz B.k

Claudia Nicolasa, psicóloga: 'Detectar que somos víctimas de manipulación implica aceptar que somos vulnerables'

Hablamos con la experta sobre su libro 'Es manipulación y no lo sabes', en el que nos ayuda a descubrir los distintos tipos de manipuladores y a identificar posibles maniobras de control emocional


30 de abril de 2025 - 12:54 CEST

La manipulación emocional es una sombra silenciosa que puede envolvernos sin que siquiera lo notemos. A menudo, las estrategias de control psicológico se entrelazan con nuestras relaciones personales, laborales e incluso familiares, afectando nuestra autonomía y bienestar sin que seamos conscientes de ello. Nos manipulan a veces sin que ni tan siquiera nos demos cuenta. Sobre todo ello reflexiona en su libro Es manipulación y no lo sabes la psicóloga Claudia Nicolasa (@claudianicolasa), que da las claves para ayudar a identificar las maniobras de control emocional, a descubrir los distintos tipos de manipuladores.

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¿Por qué piensa que nos cuesta tanto, en algunas ocasiones, detectar la manipulación?

La manipulación nos cuesta detectarla en la mayoría de los casos. Cuando suele detectarse es principalmente:

  1. Cuando ya ha terminado la manipulación de la cual hemos sido víctimas.
  2. Cuando alguien nos ayuda desde fuera a abrir los ojos.
  3. Cuando sucede algo en nuestra vida o nuestro interior que genera un click.
  4. Cuando no somos nosotros la víctima, sino que estamos siendo testigos de ella desde fuera. 

Sin embargo, cuando estamos dentro de la situación, no es solo que no podamos verlo, sino que muchas veces no queremos. Detectar que somos víctimas de manipulación implica por un lado aceptar que somos vulnerables, que se nos puede engañar, que no siempre somos dueños de nuestros actos y de nuestras decisiones. Y eso asusta. Por otro lado, aceptar que alguien a quien quieres, admiras o necesitas te está haciendo daño y manipulando es algo realmente difícil, pues requiere tirar por la borda todas tus creencias, anhelos y emociones que tenías respecto a la persona. 

A las personas no les gusta ni sentirse tontas, ni vulnerables, ni renunciar a relaciones que son relevantes, por lo que sus cabezas activan todos los mecanismos de defensa necesarios para ignorar esta información dañina y continuar autoengañándose con la situación. Y es que, en la mayoría de los casos, percibimos como más doloroso y amenazante vernos como una víctima y renunciar al manipulador que las consecuencias que esta manipulación tiene sobre nuestro bienestar. ¡Toda una paradoja!

chica mirando movil seria© Getty Images

¿Realmente todo el mundo es un manipulador en potencia?

Sí. Y cuanto antes lo aceptemos, más honestos seremos con nosotros mismos y con más conciencia, madurez y asertividad podremos gestionar nuestras relaciones y nuestra toma de decisiones. Todos podemos arrastrar asuntos internos sin resolver que nos llevan a actuar de forma egoísta, irracional y trampista en sus relaciones, y no por ello somos malas personas necesariamente. Ahora bien, lo que sí marca la diferencia es las acciones que tomamos cuando alguien nos comunica que nuestras vulnerabilidades están causándoles daño. Todos tenemos que sanar, que aprender y que crecer, tanto por los demás como por nosotros mismos.

En la mayoría de los casos, percibimos como más doloroso y amenazante vernos como una víctima y renunciar al manipulador que las consecuencias que esta manipulación tiene sobre nuestro bienestar

Claudia Nicolasa, psicóloga

¿Qué lleva a unas personas a tener más tendencia a la manipulación que otras?

Existen muchos factores que influyen, desde la personalidad genética hasta el contexto en el que se han desarrollado. Por ejemplo, en cuanto al contexto, es habitual que personas que han crecido en familias donde la manipulación era la segunda lengua materna, es probable que no sólo sean más fáciles de manipular, sino que también tengan mayor tendencia a manipular sin darse cuenta. Como las personas bilingües que sin darse cuenta cambian de registro. 

En cuanto a la personalidad, por ejemplo existen personas que tienen lo que se llama un sesgo de atribución externo, es decir, una tendencia a achacar todo lo negativo que les sucede en la vida a factores externos, de modo que rara vez hacen autocrítica y toman responsabilidad de sus acciones. La incapacidad para observar lo que uno mismo hace mal en sus relaciones está completamente ligado a la tendencia a manipular. 

¿Cuáles son, en su opinión, las señales más claras que nos indican que nos están manipulando emocionalmente?

En víctimas de manipulación relacional podemos ver señales muy claras, aunque sobre todo donde más se manifiestan es dentro de la cabeza de la persona, en sus pensamientos y en su manera de sentirse y de percibir el mundo. Aquí van algunas señales:

  • Cuando dudas constantemente de ti mismo, de tus percepciones, de tu criterio, de tu capacidad para saber lo que quieres y de tomar decisiones. 
  • Cuando necesitas dar vueltas y justificar el comportamiento del otro, siempre tratando de buscar explicaciones y validaciones a lo que te hace y lo que dice.
  • Cuando tu cuerpo grita con ansiedad, cansancio, tristeza, malestar físico pero tu mente se esfuerza en convencerte de que todo está bien.
  • Cuando el procesamiento de la información y las elecciones pasan de ser un proceso calmado, consciente y reflexivo a ser algo urgente, impulsivo, sin reflexión y sin cuestionamiento.
  • Cuando convives con sentimientos de inseguridad, miedo y culpa, con una constante sensación de no estar haciendo las cosas, con hipervigilancia de que en cualquier momento algo malo puede suceder.
  • Cuando no cumplir con lo que el manipulador quiere trae consecuencias negativas para ti y para otros y amoldas tu comportamiento para que todo vaya bien.
  • Cuando dejas de lado tus objetivos, tus valores, tus elecciones, tu forma de pensar para evitar problemas y tener esa armonía en la relación… 

Cuanto antes se actúe frente a estas señales, mejor, pues por habituación tendemos a acostumbrarnos y a normalizar todo lo que sucede, de modo que hay muchas personas que hacen su día a día con estas circunstancias y ni siquiera se alarman o se extrañan por ello, pues llevan mucho tiempo “siendo” así y esa es su “normalidad”.

¿Por qué algunas personas son más vulnerables a ser manipuladas?

En muchos casos el origen está en experiencias o relaciones en la infancia que producen víctimas perfectas de manipulación: quizás crecieron en ambientes donde sus límites no eran respetados y la manipulación formaba parte del día a día. Quizás aprendieron que para ser queridos tenían que complacer, ser aceptados, no causar ningún tipo de conflicto o incomodidad. Puede que se les entrenó, desde pequeños, a ignorar sus propias señales internas, que sus emociones y sus necesidades no eran importantes o válidas y había que desecharlas. 

En otros, podemos ver que hay ciertos rasgos de personalidad que nos hacen más vulnerables a la manipulación: un altruismo y una empatía que no han aprendido a ser regulados, falta de habilidades sociales para comunicar lo que se siente y se necesita, falta de habilidades de asertividad para poner límites y gestionar los conflictos, la desconexión con las propias emociones, especialmente la de la rabia… La impulsividad también está muy relacionada, pues limita la capacidad de pararse a observar que está sucediendo, a analizar, a evaluar y a tomar decisiones premeditadas. De hecho, los manipuladores oscuros muchas veces utilizan la carta de la urgencia y la presión, porque saben que esto permite tomar control sobre las decisiones del otro. 

La baja autoestima también es un factor muy presente: cuando una persona no se valora a sí misma difícilmente puede detectar cuando otro no la está tratando como se merece. Por eso siempre debemos hacer el ejercicio de plantearnos cómo nos sentiríamos si alguien a quien queremos estuviera viviendo lo mismo que nosotros: probablemente se nos despierten emociones de enfado y de necesidad de alertarle. 

Hay personas que quizás crecieron en ambientes donde sus límites no eran respetados y la manipulación formaba parte del día a día

Claudia Nicolasa, psicóloga

Podemos encontrarnos con manipuladores en todos los ámbitos de nuestra vida, ¿no es así?

Totalmente. El amor, la familia, el trabajo, las redes sociales, el marketing, los medios de comunicación, la política, las sectas… En el libro dedico capítulos específicos a cada uno de estos escenarios porque las dinámicas cambian, pero el guion emocional suele repetirse. Personalmente creo que en los últimos años se ha dado mucha visibilidad y bombo a la manipulación en relaciones de pareja, pero hablar de manipulación en el ámbito familiar, sobre todo cuando se trata de padres y madres, sigue despertando incomodidad, rechazo e incluso negación. Nos queda todavía mucho trabajo por hacer.

¿Existen diferencias entre la manipulación emocional en relaciones de pareja, laborales o familiares?

La manipulación se aprovecha de nuestras vulnerabilidades emocionales y de nuestros sesgos cognitivos por igual en todos los ámbitos. Sin embargo, la naturaleza del contexto influye en qué tipo de manipulación podemos encontrarnos más. Por ejemplo, en la pareja y en la familia es más probable que nos encontremos con esa manipulación gris e inconsciente de personas que no buscan hacernos daño pero que viven esclavas de sus propios asuntos emocionales sin resolver. Por el contrario, en el ámbito laboral o en algunos ámbitos sociales podemos ver más esa manipulación oscura voluntaria, consciente y premeditada que utiliza diferentes estrategias para obtener un beneficio personal e incluso perjudicar a quien considera su rival. 

© Adobe Stock

Habla en su libro de los manipuladores oscuros y grises, ¿con cuáles es más complicado lidiar?

Los manipuladores oscuros son muy difíciles de gestionar, pues son personas con nula o escasa empatía, remordimiento y culpa. Manipulan de forma instrumental, buscando aprovecharse de ti e incluso perjudicarte. Dentro de lo posible, lo idóneo es alejarse de ellos, pero no siempre es posible y por ello en el libro comparto diferentes estrategias de afrontamiento.

Los grises son más difíciles de encajar, pues suelen ser personas que amamos y que nos cuesta procesar que, aunque sean buenas personas y nos quieren, nos están manipulando y haciendo daño. La dificultad aquí reside en que cada uno tiene que valorar dónde colocar a ese manipulador gris en su vida. Aquí la respuesta no es tan sencilla como alejarse dentro lo posible. Porque no saben que manipulan, lo hacen desde sus propias heridas y te arrastran a dinámicas tóxicas sin ser conscientes. En el libro comparto pautas para hacer ver al manipulador gris cuáles son sus acciones manipuladoras y cómo nos afectan, y según responden a esto, sugiero tomar diferentes decisiones. La buena noticia es que si la persona quiere podéis en conjunto construir una relación mucho más sana y consciente.

¿Hay alguna frase o patrón de comportamiento, por ejemplo, a la que recurra habitualmente una persona que manipula emocionalmente?

Sí. En cuanto frases tenemos unos cuantos clásicos “si tú no hubieras hecho eso o no fueras así, yo no me comportaría así” es un sello de fábrica. Ponen siempre la responsabilidad de sus actos en la víctima, alimentando su sentimiento de culpa y ejerciendo control sobre sus futuras acciones. Otro clásico sería el “es que tú eres muy sensible/especial/exigente, etc”. Aquí lo que el manipulador hace es invalidar las percepciones, pensamientos y emociones de la víctima para hacerla dudar y que comience a normalizar los actos del manipulador.

En cuanto a patrón de comportamiento los manipuladores generalmente siguen tres principios clave:

  • Recabar el máximo de información sobre la víctima, pues esto permite elegir el mejor anzuelo adaptado a sus necesidades, miedos, vulnerabilidades, etc.
  • Ejercer la manipulación poco a poco, de forma gradual, para que la víctima se vaya habituando y no detecte de primeras lo que está sucediendo.
  • Hacer en todo momento creer a la víctima que tiene elección, libertad, y que actúa bajo sus propias decisiones y deseos.

 Si alguien te pone presión, prisa y plazos injustificados sospecha de que a lo mejor está queriendo corromper tu voluntad

Claudia Nicolasa, psicóloga

Una estrategia que recomienda cuando damos con un manipulador es el aplazamiento asertivo, ¿de qué forma nos puede ayudar?

Los manipuladores tienden a meter presión, prisa, urgencia y miedo para que la víctima actúe, pues reducir la ventana de tiempo entre situación y acción reduce las posibilidades de que se pare a pensar, a analizar la situación, a sopesar las consecuencias de cada decisión, a detectar la posible manipulación… Por eso, por ejemplo, en las cyber estafas siempre está ese componente de prisa, de urgencia, de amenaza, porque apaga nuestra parte pensadora y activa la parte accionadora. Si alguien te pone presión, prisa y plazos injustificados sospecha de que a lo mejor está queriendo corromper tu voluntad.

El aplazamiento asertivo es sencillo pero muy afectivo. Consiste de forma asertiva, calmada y segura en ganar tiempo desde que el manipulador hace su petición hasta nosotros emitir nuestra respuesta. De este modo, ganamos tiempo para recabar información, para contrastar, para consultar, para considerar, para prepararnos una respuesta… La clave para que sea efectiva y no genere fricción es envolverla de manera que el manipulador crea que nos tomamos este tiempo por su bien, porque de alguna manera le va a beneficiar. 

Imagina que alguien te presiona para que tomes una decisión inmediata, por ejemplo un compañero de trabajo que te pide algo con urgencia que sospechas que puede enmascarar un intento manipulativo. En vez de caer en la trampa emocional del apuro o la culpa, o en vez de reaccionar con enfado, agobio o cualquier alimentador de problemas, aplicas un aplazamiento asertivo diciendo: "Me parece interesante e importante esto que me estás pidiendo, voy a consultar cómo tengo la agenda y cómo puedo gestionarlo mejor, porque no querría darte una respuesta equivocada y después fastidiarte. Dame unas horas y te traigo algo bueno”. No entras en conflicto, no cedes al impulso del otro, y además te colocas en un lugar de respeto y reflexión. Ganas tiempo, espacio mental y evitas reaccionar desde la presión o el miedo, que es justo donde la manipulación más se alimenta.

© Zenith

¿Qué papel juega la autoestima en la prevención de la manipulación emocional?

Una autoestima sana, una identidad y un autoconcepto bien construidos, junto a una red de apoyo y vínculos estrechos son los mejores escudos frente a la manipulación.

Quien sabe quién es, lo que quiere, lo que ha vivido y cómo le ha afectado, conoce cuáles son sus puntos débiles por los que podría ser manipulado. Quien sabe lo que vale, se trata bien y en su día a día tiene personas que le tratan bien, detecta con mayor facilidad cuando un manipulador puede estar pasándose de la raya. Quien tiene personas queridas y que le quieren, actúan como guardianes protectores, espejos y consejeros frente a la manipulación.

¿Puede darse el caso de que seamos nosotros los manipuladores y tampoco lo sepamos?

Absolutamente. En el libro lo digo sin rodeos: todos manipulamos alguna vez. A veces por miedo al abandono, por inseguridad, por desconfianza, por necesidad de validación, por repetir lo que aprendimos... Reconocerlo no es una condena, es el primer paso. De hecho, cuando reconocemos cuáles son nuestras propias tendencias manipuladores, podemos empezar a corregirlas y nuestras relaciones se vuelven más conscientes, libres y placenteras. Dejamos de tener conflictos que no entendemos, de sentirnos incomprendidos, de sabotear nuestras posibilidades de ser felices.

He de confesar que como psicóloga estoy un poco frustrada frente a esta divulgación victimista que se ha popularizado en la que todo el mundo parece ser bueno y perfecto y la causa de sus problemas siempre es otro a quien hay que detectar y alejar. ¡No puede haber tantas víctimas y que nadie se declare manipulador, no salen los números! Sin embargo, a la gente en general le gusta escuchar que ellos hacen todo bien y que quien se equivoca es el otro. 

¿Cómo afecta la manipulación emocional a la salud mental a largo plazo?

Es como una humedad invisible que lo va calando todo. Produce ansiedad, culpa crónica, baja autoestima, somatizaciones físicas, incluso síntomas depresivos. La persona pierde su brújula interna, su identidad, y comienza a dudar de su propia realidad. He podido ver personas que han construido toda su vida, su forma de pensar, etc, y de repente se han dado cuenta de que en realidad esas no eran sus decisiones y entran en crisis de identidad importantes. Cuanto antes aprendamos a detectar la manipulación, ya sea en otros o en nosotros mismos, antes podremos a comenzar a actuar desde nuestros deseos, criterios, objetivos y valores. El bienestar y la salud mental para mí no son solo arreglar problemas y no tener malestar, sino conocernos, entendernos, y construir una vida libre y coherente con quienes somos y lo que queremos. 

Ahora, gracias a los algoritmos puedes apuntar a la persona que te interesa, utilizando los mensajes que esa persona en concreto necesita escuchar. Es una manipulación a gran escala, con un enorme alcance, pero totalmente personalizado

Claudia Nicolasa, psicóloga

¿Cómo se puede ayudar a alguien que está atrapado en una relación manipuladora y no es consciente de ello?

Con paciencia, sin juicios y con pequeñas preguntas que siembren duda sin provocar rechazo. Decir directamente “te están manipulando”, “tu novio es un manipulador”, “eso en lo que estás es una secta” es lo peor que se puede hacer, pues se van a activar las defensas en esa persona, te va a ver a ti como la amenaza y el enemigo, se va a alejar y cada vez será más difícil poder ayudarle. Lo mejor es realizar un acompañamiento incondicional: hagas lo que hagas y decidas lo que decidas, voy a estar contigo, e ir realizando preguntas abiertas, sensibles e indirectas dirigidas a despertar emociones y reflexiones, recordar a la persona que conecte con cómo se siente, con lo que quiere, con quien era antes, con las incongruencias en su vida… “¿Oye cómo te sientes cuando tu pareja por ejemplo te dice esas cosas? jo, yo la verdad es que me sentiría así” o “¿te acuerdas de esto que era tan importante para ti? ¿lo sigues atendiendo o cómo lo llevas?”. Las respuestas, si se dan espacio, llegan solas. Aunque ahora no sea capaz de verlo, si vamos plantando semillas algún día abrirá los ojos y si tiene a alguien cerca que no se alejó en su peor momento, acudirá en su ayuda.

¿Qué papel juegan las redes sociales en la manipulación emocional hoy en día?

Cada vez es más fácil manipular en masa. Antes podías emitir un programa en televisión o un artículo con mensajes manipuladores, pero era de forma genérica a toda la población. Ahora, gracias a los algoritmos puedes apuntar a la persona que te interesa, utilizando los mensajes que esa persona en concreto necesita escuchar. Es una manipulación a gran escala, con un enorme alcance, pero totalmente personalizado. Además, al disfrazarse de entretenimiento y en un contexto de estímulos e inmediatez, la información manipuladora entra directa a nuestra cabeza. El resultado es que la sociedad cada vez está más reaccionaria, irracional, radicalizada, polarizada… 

¿A quién va especialmente dedicado su libro?

A las personas que quieren disfrutar de una vida más libre, sana y consciente. Que quieren vivir relaciones más satisfactorias y que te impulsan a crecer. Y sobre todo, que están dispuestas a hacer autocrítica, a observarse a sí mismas, a hacerse preguntas incómodas y a hacer cambios para poder alcanzar todo esto.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.

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