Psicología

Sigue estos consejos para gestionar tus emociones de forma saludable

Cuando una emoción aparece puedes reprimirla, reaccionar ante ella o responder de forma consciente y sana

por Pilar Hernán
mujer relajada mirando por la ventana

Todas las personas tenemos emociones. Eso es algo que está fuera de toda duda. Pero lo cierto es que, como sociedad, a veces caemos en el error de pensar que hay emociones que son buenas y emociones que son malas. Tal y como nos explica Ixi Ávila, coach de Inteligencia Emocional, las emociones son neutras, todas y cada una de ellas tienen una función y nos dan información muy necesaria. Por eso, hay que tener muy presente que es importante que aprendamos a procesarlas y sentirlas todas. Y es que cuando no hemos aprendido a gestionar nuestras emociones, tendemos a reprimirlas o reaccionar a ellas.

Así, la experta nos cuenta que lo más habitual es que, en el caso de que consideremos que una emoción es mala, tendamos a reprimirla, a intentar evitar sentirla y distraernos a toda costa, y eso pasa factura. Cuando reprimes una emoción no se diluye con el tiempo, se acumula dentro, hasta que termina por salir de alguna forma. Y pone un ejemplo claro: el enfado. "A menudo se da un patrón emocional en el que una persona tiende a reprimir su emoción de enfado en repetidas ocasiones y esa emoción reprimida se va a acumulando hasta que esa persona termina por explotar, y reacciona desmedidamente un día cualquiera al enfadarse por lo más insignificante", explica Ixi Ávila.

Lee también: Por qué es tan importante cuidar tu bienestar emocional

VER GALERÍA

Cuando cuesta identificarlas

“Sin embargo, hay algunas circunstancias en las que se puede vivir sin conectar o identificar con las emociones. Esto puede ocurrir con algunos daños cerebrales y también en las personas que sufren alexitimia, una condición en la que se tiene una gran dificultad en identificar, sentir y expresar emociones. Hay diferentes tipos de alexitimia y es una condición que aún se está estudiando. En muchos casos, la emoción se activa, incluso las respuestas fisiológicas se dan pero la persona no es consciente de la emoción ni sabe nombrarla para poder identificarla”, matiza la coach. 

Pero, al margen de esto, apunta que otra circunstancia que es mucho más común es la tendencia a ponernos corazas para protegernos y anestesiarnos emocionalmente. “Cuando algo nos duele, a menudo tendemos a poner en marcha todo tipo de estrategias con tal de no sentir el dolor. Eso no significa que las emociones no estén, simplemente que las tapamos, con todo tipo de ‘anestesia emocional’. No hace falta tomarse un anestésico, también nos podemos anestesiar con comida placentera, con alcohol, con las redes sociales y con distracciones de todos los tipos. Cuando hemos sentido dolor por ejemplo en una relación, podemos tender a ponernos una coraza y cerrarnos al amor como si no nos importara, como un mecanismo de defensa para no sufrir. Esto puede hacernos caer en la ilusión de que vivimos sin emociones pero las emociones están ahí y la coraza te protege de todo, no puedes anestesiarte y protegerte del posible dolor de una relación sin también anestesiarte y perderte el amor, la alegría, la ilusión que podrías llegar a sentir”, nos cuenta.

Lee también: ¿Vives desconectada de tus emociones? Estos son los síntomas

VER GALERÍA

¿Por qué en ocasiones tratamos de reprimirlas o de esconderlas?

En opinión de la experta, cuando una emoción aparece puedes reprimirla, reaccionar ante ella o responder de forma consciente y sana. A menudo tendemos a reprimir o a reaccionar. “Reprimimos porque nos da miedo que nuestra reacción tenga consecuencias. Culturalmente hemos aprendido que hay emociones que son ‘buenas’ y otras son ‘malas’, y esto aparte de ser incorrecto, nos hace mucho daño. Si un día aprendiste que nunca deberías mostrarte enfadada, cuando inevitablemente sientas enfado tendrás a reprimirlo y esconderlo hasta que no puedas más, explotes y reacciones de una forma desmedida. De esta manera pasas de la represión a la reacción sin llegar a responder como de verdad te gustaría. También sigue existiendo mucho tabú en relación a algunas emociones como la tristeza. Eso nos lleva a querer esconder esas emociones para encajar y para que no nos rechacen”, explica. Y apunta que para evitar esto necesitamos empezar a entender que todas las emociones son necesarias y tienen su función, la solución no es reprimirlas ni reaccionar a ellas, si no responder conscientemente a la información que nos dan.

Lee también: ¿Prestas atención a tu salud mental? Sigue estos cinco consejos de autocuidado psicológico

Una buena gestión de las emociones

La clave, por lo tanto, está en no ocultarlas, sino en gestionarlas bien. “La clave está en aprender a escucharnos y responder conscientemente a la información que las emociones nos dan. El entrenamiento emocional y mental ayudan enormemente a que podamos aprender a gestionar nuestras emociones. Todas las emociones son necesarias y hay muchas herramientas y técnicas que nos ayudan a gestionar mejor y a comunicar nuestras emociones de una forma más sana”, nos cuenta.

¿Es una labor complicada gestionar de forma saludable nuestras emociones, está al alcance de todos? “No es una labor complicada, es una práctica. Igual que aprendemos a entrenar nuestro cuerpo para estar en forma también necesitamos aprender a entrenar emocional y mentalmente. Hay mucho que se puede hacer, el problema es que llegamos a la vida adulta sin que nadie nos haya enseñado estas habilidades tan esenciales, para cualquier persona que este leyendo esto y que no sepa cómo gestionar sus emociones, no puedo recomendar lo suficiente hacer un proceso de entrenamiento emocional para aprender, es la mejor inversión que puedes hacer”, nos explica.

“Respecto a la pregunta de si está al alcance de todos, creo que a día de hoy hay muchísimos recursos para poder aprender gestión emocional y que por lo tanto de alguna manera mejorar está al alcance de todos pero aun así pienso que aún queda mucho camino por recorrer para que de verdad este integrado en nuestra sociedad; empezando por la educación, continuando por más recursos en la sanidad pública para que todas las personas puedan tener educación emocional desde el comienzo y ayuda cuando sea necesaria”, nos dice.

Lee también: Cómo aplicar la inteligencia emocional en tiempos de crisis

Cómo procesar las emociones de forma saludable

  • Aprender a identificarlas y entender por qué cada emoción aparece. El miedo aparece cuando percibimos una amenaza, el enfado o la rabia cuando se traspasan nuestros límites entre otras razones, la tristeza ante la pérdida percibida, etc.
  • Crear un espacio seguro en el que poder permitirnos sentir cualquier emoción y desahogarnos. Es importante poder sentir todas las emociones, sacarlas fuera en un espacio de desahogo libre de juicios.
  • Aprender a responder en vez de reprimir o reaccionar. Esto requiere de entrenamiento emocional y a menudo de ayuda profesional. Hay muchos patrones emocionales que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida y no se transforman de la noche a la mañana. Crear nuevos hábitos emocionales requiere de práctica, paciencia y persistencia y para eso es necesario tener el apoyo adecuado.