Además de especies llamativas, de belleza despampanante y grandes flores, que aporten color y espectáculo, en el jardín se necesitan también otro tipo de plantas, más versátiles. Bellas también, aunque quizá menos vistosas, se trata de plantas sencillas que nos ayudan a dar cohesión a los espacios de exterior. La olivilla (Teucrium fruticans) es una de ellas: una especie de origen Mediterráneo fácil de cultivar.
Una especie rústica y versátil
Este arbusto de hoja perenne ofrece muchos alicientes para su cultivo en el jardín, empezando por la belleza de sus hojas pequeñas y ovaladas, de un precioso color plateado y textura aterciopelada, parecidas a las de la salvia.
Crece formando matas frondosas y compactas, que tienen muchos usos en el jardín. Es una especie perfecta para formar setos, ya que se puede podar para darle un acabado rectilíneo y ordenado. Si lo dejes crecer a su libre albedrío puede alcanzar hasta dos metros de altura.
Una de las ventajas de cultivar teucrio es su gran resistencia y rusticidad, que hacen de él una planta perfecta para jardines de bajo mantenimiento.
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