María Lledó Cisneros, experta en neuroarquitectura: "El orden proporciona descanso visual y equilibrio emocional”


Hay que decir adiós al caos en casa, porque la organización impulsa nuestra paz interior, potenciando la salud y el bienestar.


Retrato de la experta en neuroarquitectura María Lledó Cisneros© Paloma Studio
3 de septiembre de 2025 - 15:00 CEST

La neuroarquitectura, una disciplina que combina neurociencia y arquitectura, entiende que los entornos construidos nos afectan, por lo que es vital estudiar cómo el diseño de un espacio puede influir en nuestro cuerpo, nuestras emociones, pensamientos, acciones o en la manera en la que nos relacionamos con los demás, para crear espacios que nos hagan sentir bien. ¿Espacios en orden o un caos? Junto a María Lledó Cisneros Catalán, diseñadora de interiores y fundadora de Paloma Studio (palomastudio.es), veremos que conseguir espacios bien organizados es una herramienta para el bienestar.

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© Reverso Studio

Hay que huir del estrés y la saturación

La interiorista, docente universitaria en el área de arquitectura y salud y coordinadora del Máster de LCI Barcelona de ‘Bienestar, neuroarquitectura y bioconstrucción’ relata que el orden (o su falta) influye en nuestro bienestar físico, cognitivo, social y emocional. No obstante, “como existe una gran diversidad de personas, no nos va a afectar a todos de la misma manera, pero en menor o mayor grado el caos nos impacta negativamente a todos”, afirma.

En un entorno desordenado, el cerebro recibe muchos estímulos sin un patrón claro, debe procesar más información de la necesaria. María Lledó ofrece este ejemplo: de una manera simplificada podemos decir que hay una parte en nuestro cerebro que procesa toda esa información y que actúa como filtro atencional, evaluando constantemente qué es relevante y qué puede ignorarse. Este esfuerzo adicional incrementa la carga sobre la corteza prefrontal, responsable de mantener el foco, organizar la información y planificar las acciones. Cuando es una demanda excesiva, el gasto de energía mental aumenta, lo que puede derivar en fatiga, dificultad para concentrarse y mantener la atención, sensación de saturación, estrés, etc. Buen ejemplo de espacio en armonía es este salón, diseño de Reverso Studio.

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© Actiu

Caos frente a serenidad

Un entorno ordenado y visualmente coherente actúa como un ‘descanso’ para el sistema nervioso, favoreciendo la calma y la claridad mental.

María Lledó afirma que hay estudios que muestran que espacios de trabajo desordenados aumentan los niveles de estrés (cortisol) y reducen la capacidad de concentración y, en cambio, un entorno ordenado permite al cerebro concentrarse, enfocar su atención. Este despacho doméstico en completo orden garantiza la productividad y cuenta con la silla ergonómica ‘A+S Work’, de Actiu, que contribuye a crear un espacio cómodo y funcional.

El orden también nos produce una sensación de control. Nos da previsibilidad y coherencia, por lo que nuestro cerebro puede percibir el entorno como un espacio seguro; en cambio, un espacio confuso nos puede generar ganas de huir”, añade la experta.

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© La Albaida

Neuroarquitectura para descansar

El entorno influye directamente en cómo se activa o se relaja el sistema nervioso. Desde la neuroarquitectura, se reconoce que en espacios como el salón o el dormitorio es esencial favorecer la activación del sistema nervioso parasimpático, evitando la sobrecarga sensorial y el procesamiento de estímulos innecesarios

El orden se convierte así en una herramienta fundamental para crear ambientes que promuevan la relajación y el descanso. “Mantener una casa ordenada no es una simple ‘manía’ de sus habitantes, sino una estrategia clave para lograr espacios saludables donde reine la serenidad”, cuenta María Lledó. La habitación de la imagen, creada por el estudio de interiorismo La Albaida, invita a la calma.

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© Nice Home Barcelona

Pausas visuales que evitan la sobrecarga sensorial

Las pausas visuales son áreas del espacio que carecen de estímulos y permiten que la vista descanse, evitando la sobrecarga sensorial. Son tan importantes como los elementos decorativos elegidos, ya que contribuyen a un equilibrio visual y emocional dentro del diseño de interiores

Un ejemplo de pausa visual puede ser una zona despejada, una pared blanca o en tonos neutros sin adornos, el tramo vacío de una estantería tras varios objetos decorativos (dejando que algunas baldas respiren) o la parte cerrada de un mueble de comedor que oculta su interior tras puertas, mostrando únicamente el frente de madera o fibras. Al combinar estas superficies limpias con otras que sí exhiben objetos, se logra un ritmo visual armonioso que favorece la calma. Dara Díaz, interiorista y fundadora de Nice Home Barcelona, es la responsable del diseño de este comedor, donde combina una estantería con libros y elementos decorativos y una vitrina que exhibe vajillas, con un aparador que guarda otros objetos fuera de la vista.

 
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© Adobe Stock

Organizar para convivir mejor

El orden es una tarea compartida que debe construirse de forma consciente entre todos los miembros de la casa, ya que influye directamente en cómo nos sentimos en ella. Se debe mantener cada objeto en un lugar claro y accesible, facilitando que vuelva a su sitio de forma rápida e intuitiva. Un método sencillo para empezar es vaciar un mueble o espacio, descartar lo que no usamos, agrupar por temáticas y asignar un lugar óptimo según la frecuencia de uso, utilizando cestas o cajas abiertas y etiquetas visibles. Y conviene recordar que, cada vez que entra algo nuevo en casa, algo debería salir.

El orden no solo se aplica a los objetos, sino también a las rutinas y tareas domésticas: elaborar menús semanales con su lista de compra o repartir las tareas de forma clara y equitativa mejora mucho la convivencia”, afirma la diseñadora de interiores y docente. 

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© Mobalpa

Neuroarquitectura: el orden como partitura visual

Existen múltiples métodos de orden, especialmente en las tradiciones orientales, y lo ideal es probar hasta encontrar el que mejor se adapte a cada persona y si nos sentimos desbordados pedir ayuda a organizadores profesionales”, revela María Lledó.

Nuestro cerebro está diseñado para buscar patrones, registra esa ‘pauta’ de composición. “A mí me gusta compararlo con la música, el cerebro ‘lee’ un espacio como si fuera una partitura: elementos repetitivos y simétricos marcan el ritmo, las zonas despejadas o pausas visuales actúan como silencios, y los materiales, con sus texturas y colores, son como instrumentos con distintos timbres. Cuando el cerebro percibe un ritmo claro, procesa el espacio con menos esfuerzo y más agrado, ya que puede predecir lo que viene”, añade la experta. Así, el orden no solo aporta practicidad (porque todo se encuentra fácilmente en un lugar lógicamente asignado), sino que también crea entornos más amables y fluidos para la mente.

Sobre estas líneas, una cocina de Mobalba, cuyo equipamiento interior ayuda al orden.
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© Juan Luis Campoy

Equilibrio sensorial: el reto de una atmósfera tranquila

Crear una atmósfera visualmente tranquila implica evitar los extremos: ni espacios aburridos ni sobrecargados (como pueden ser los casos de la tendencia dopamine decor, muy colorista y de formas desenfadadas). 

“El punto de partida es comprender el perfil sensorial de quienes habitarán el hogar, ya que cada persona percibe de manera distinta, especialmente en el caso de personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), del espectro autista o personas con alta sensibilidad (PAS)”, explica María Lledó. Así, la clave está en un diseño que respete las necesidades sensoriales y genere armonía visual.

Estamos viendo la zona de día de una vivienda para una familia con miembros con neurodivergencias, un espacio ideado por la fundadora de A-típic, la interiorista Verònica Martín.

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© Noelia Jiménez G. Pecellín (@escribotuluz)

Elementos que calman la vista y la mente

La experta sugiere algunos recursos universales para favorecer la serenidad en los espacios de nuestra vivienda: 

  • Aplicar la psicología del color: predominio de colores neutros o suaves, con acentos más intensos en una pequeña proporción. 
  • Orden con criterio y pausas visuales. Buen ejemplo es este ambiente de comedor diseñado por Paloma Studio y Reverso Studio y que ha contado también con la colaboración de la organizadora profesional Sara Cabellos, fundadora de Mukava Orden.
  • Repetición de materiales o colores para unificar el conjunto, simetría en cuadros o mobiliario.
  • Iluminación circadiana, es decir, abundante luz natural y que la artificial sea dinámica, imitando la intensidad y calidez en función de la hora del día.
  • El diseño biofílico y la bioconstrucción: con materiales naturales, plantas, formas suaves y curvas, puntos focales bien localizados, bajo ruido ambiental y control de olores.
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© NeuronaLab

Orden que compone, armonía que repara

La fundadora de Paloma Studio y experta en neuroarquitectura opina que el orden no es solo estética o disciplina: es una herramienta para cuidar la mente, el cuerpo y hasta las relaciones

Un espacio ordenado, con pautas compositivas claras, reduce la carga mental, mejora la concentración y genera calma profunda. Ordenar es componer, creando un ritmo visual con repeticiones, pausas y proporciones que el cerebro ‘lee’ con fluidez, igual que una partitura. Un buen ejemplo es este espacio exterior diseñado por Ana García, de NeuronaLab, en el que incluso se incluye un elemento lúdico (el caballo balancín), fomentando así la creatividad y la conexión familiar.

“En mis proyectos, el orden es una herramienta más para tener un hogar saludable, que cuide de nuestra mente, nuestro cuerpo y nos ayude en la relación entre los habitantes, buscando crear siempre un hogar que nos acompañe en nuestro día a día y nos haga sentir bien”, concluye María Lledó.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.