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Una 'slow cooker' es perfecta para fundir chocolate sin miedo a que se queme. Y esta receta es volver a la infancia, pero con una crema casera que no lleva azúcares añadidos y en la que tú controlas todos los ingredientes. Una merienda para untar en pan deliciosa.
- 200 g de Avellanas tostadas
- 400 g de Chocolate negro para postres o de cobertura
- 30 ml de Aceite de girasol
- 1 pizca de Sal
- 1 pizca de Esencia de vainilla
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1.
Ponemos el chocolate en nuestra 'slow cooker' y calentamos entre 20 y 30 minutos en ALTA.
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2.
Trituramos las avellanas en un robot de cocina. Cuando estén en consistencia de polvo grueso, añadimos el aceite de girasol, la sal y la vainilla. Continuamos triturando hasta que se convierta en una crema muy fina.
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3.
Removemos el chocolate hasta que esté completamente fundido y fluido. Incorporamos la crema de avellanas poco a poco, sin dejar de remover, hasta que quede integrada y obtengas una crema ligera.
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4.
Vertemos la crema en un bote de vidrio y dejamos que repose a temperatura ambiente hasta que consigamos una consistencia untuosa. En este momento, retiramos, dejamos que se temple y guardamos en un tarro para su conservación.