Poco imaginaba Paloma Cecilia San Basilio Martínez que formaría parte de la historia musical de este país. La artista nació en el barrio de Chamberí de Madrid el 22 de noviembre de 1950, aunque vivió su infancia en Sevilla y su adolescencia en Lugo. Estudió en la Universidad Complutense de Madrid unos años de Filosofía y Letras, Psicología y Ballet antes de dar comienzo a su carrera artística en 1975, tras ser elegida para presentar un programa de televisión. Aquella circunstancia casual acabó convirtiéndola en una de las voces más emblemáticas de la música española y hoy, a sus 75 años, repasamos los aspectos más desconocidos de su vida.
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El amor y la familia
Paloma San Basilio se casó por primera vez en en 1973 con el exatleta Ignacio Gómez Pellico, cuando tenía 23 años, después de seis de noviazgo. Sin embargo, el 'sí, quiero' no fue suficiente para mantener viva su relación, y en 1978 la cantante puso punto y final a ese matrimonio. "Yo cada dos por tres le dejaba, no sé. Entonces él se ponía a pasear por la residencia, llorando. Y me parecía tan bonito y yo salía. Y volvíamos otra vez. Muy romántico pero muy insano", contó hace tiempo en 'De tú a tú'. "Yo me separé ya con mi hija. Bueno, en la primera separación, estaba embarazada. Luego volví y luego me separé otra vez". De esa relación nació su única hija, Ivana Gómez San Basilio, con quien la artista mantiene una relación muy especial.
Tras la separación, el divorcio tardaría en llegar cuatro años, después de que se aprobase la ley en 1982. Paloma tomó una decisión que sabía que tendría consecuencias en su familia, pero que consideraba necesaria. "Mi hija era la única en su colegio con padres separados. Y encima con una madre como yo", contaba a Risto Mejide en 'Viajando con Chester'.
Poco después conoció al empresario Claudio Rey, con quien lleva 30 años de feliz unión. Una relación de la que poco se sabe, ya que San Basilio ha sabido mantener su faceta personal alejada de la profesional. Apenas habla de habla de su vida privada y los periodistas han sabido respetar ese límite. Su relación con la prensa es fabulosa, como se demostró en los años ochenta, cuando Paloma recibió el premio Naranja, que se concede a los personajes que mejor han tratado a los medios.
Sus pasiones
Paloma San Basilio vive a caballo entre Cádiz y Madrid, combinando sus temporadas en el sur y en la capital. Su refugio en la capital es de estilo clásico y señorial, con una decoración elegante y cómoda, que cuenta con un gran jardín exterior, muy bien cuidado, con abundante vegetación como rosales y orquídeas que la artista cuida personalmente. Los interiores destacan por su luminosidad, espacios amplios, ventanales que conectan al jardín, chimenea, rincón de lectura… En su casa se pueden ver también objetos que remiten a su trayectoria artística y recuerdos familiares, de modo que el hogar “habla” de su vida y carrera.
Entre sus pasiones está la pintura y la literatura. La primera le ha llevado a exponer en ciudades como Sevilla y Madrid en 2012 y 2013, y la segunda la desarrolla publicando artículos semanales en el diario ABC en su edición digital en el su blog titulado Ciento Volando. Como mujer inquieta que es, en 2016 publica también su primera novela, 'El Océano de la Memoria', un libro bien documentado que describe la vida de unos seres que intentan ser felices en mitad de un mundo convulso en la España de la posguerra.
Trabajar con su hija: un sueño cumplido
Musicales, discos, conciertos, ahora teatro... A sus 75 años, Paloma no ha dejado de trabajar casi ni un minuto. Aunque todos sus discos son especiales, hay uno al que tienen un cariño excepcional. Se trata de ‘Amolap’ (Paloma al revés), lanzado en 2012 y producido por su hija Ivana. Un trabajo muy innovador y diferente, ya que era un disco de música electrónica en el que se atrevió a versionar algunos de sus éxitos.
Ivana es una compositora y productora musical, más conocida en el panorama musical como Sha Lee. Madre e hija tienen una relación muy cercana, a pesar de que la joven tiene su residencia fijada en Boston. "Ella se fue muy pronto a Estados Unidos. Hemos estado bastante separadas, a pesar de que hablamos todos los días y yo voy siempre que puedo. Me dijo: mamá, si vas a hacer otras cosas, haz una gira de despedida para agradecer al público que te haya acompañado tanto tiempo. Empecé a prepararla con ella en Los Ángeles y como canta que te puedes morir, le dije que se viniera conmigo. Se ha venido toda la gira. Es algo que nos debíamos", ha contado durante su visita al plató de 'Y ahora Sonsoles' hace unos días.
Con más de 16 millones de discos vendidos a lo largo de su carrera, Paloma San Basilio ha dejado una huella imborrable en el mundo del espectáculo y continúa siendo una de las artistas más queridas y respetadas en la música latina. Ha recibido reconocimientos como un Grammy Latino o una Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Ahora, tras medio siglo volcada en la música, dice adiós a los escenarios para subirse a las tablas con la interpretación. Un proyecto muy emocionante que la conecta con el pasado y en el que forma equipo con su única hija.
La intérprete de temas inolvidables como 'Juntos', 'Luna de miel' o 'No llores por mí, Argentina', no solo ha dejado huella en la música, sino también en la forma en que vive y entiende la vida. Durante una reciente entrevista con Vicky Martín Berrocal, la artista compartió su visión sobre la felicidad, la independencia y la autenticidad. "Vivir es equivocarse, acertar, intentarlo, arriesgarse. Yo soy bastante rebelde. No le tengo miedo al cambio; lo que realmente me asusta es la conformidad. La verdad nos humaniza. La diversidad está ahí, existe, y no debemos temerle. La invisibilidad, muchas veces, no es más que una forma de gritar por reconocimiento. Pero uno debe aprender a estar al margen de eso, a no depender de la mirada ajena".
A sus 75 años de vida y sus 50 de carrera hace un repaso de su historia, dejando de lado la nostalgia y abriendo la puerta a todo lo bueno que aún quede por llegar. “Este recorrido maravilloso empezó en el 75. Es un tiempo que ha pasado volando, no me enteré, no me pesa el tiempo y eso es lo bonito. No tener la sensación de que he ido cargando mochilas de piedras y que he fluido”. “No quiero dejar esta increíble aventura sin darles una y mil veces las ‘gracias’. Siempre estaréis en mi corazón”, añade San Basilio.
