Siete meses después de la trágica muerte de Liam Payne, se han revelado los detalles del millonario patrimonio que dejó el exintegrante de One Direction. El cantante británico falleció el 16 de octubre de 2024, a los 31 años, tras caer desde el balcón del tercer piso del Hotel Casa Sur, en Buenos Aires, durante una noche marcada por el alcohol y las drogas. La causa oficial de la muerte fue un “politrauma severo”, con múltiples lesiones internas y externas que resultaron incompatibles con la vida.
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A pesar de su juventud y de su fama internacional desde que saltó a la popularidad en la versión británica de The X Factor, Liam Payne no dejó testamento. Su muerte fue, por tanto, declarada como un caso de intestacy (intestado), lo que significa que no dejó instrucciones legales sobre cómo debía repartirse su patrimonio. Según las leyes de sucesión intestada del Reino Unido, cuando una persona fallece sin testamento y no está casada ni en una unión civil, sus bienes pasan directamente a sus hijos biológicos.
En este caso, el único heredero legal sería Bear Payne, el hijo que Liam tuvo en 2017 con la cantante Cheryl Cole. El niño, actualmente de ocho años, será el principal beneficiario de una fortuna que, según documentos judiciales, ascendía a 33 millones de euros. Tras el pago de deudas y otros gastos, el monto neto quedó fijado en 28,54 millones de euros.
Hasta que Bear alcance la mayoría de edad, el control y administración de esta herencia quedará en manos de dos personas designadas por la justicia británica: Cheryl Cole, su madre y expareja de Payne, y Richard Bray, un prestigioso abogado del ámbito musical que ha representado a artistas como Ed Sheeran. Ambos actuarán como coadministradores, aunque con facultades limitadas, ya que no podrán disponer libremente del dinero ni distribuirlo.
Es probable que la fortuna de Liam se deposite en un fideicomiso a nombre de Bear, lo que garantizará que el niño no carezca de nada en el futuro. "Es un pequeño consuelo saber que a Bear nunca le faltará nada", expresó una fuente cercana al cantante a medios británicos, al destacar que Liam siempre había sido consciente de la necesidad de proteger financieramente a su hijo, a pesar de las distancias geográficas que los separaban y de sus propias luchas con las adicciones.
Paradójicamente, su novia en el momento de su muerte, la influencer estadounidense Kate Cassidy, podría no recibir absolutamente nada. Al no estar casados ni formar una unión civil reconocida legalmente, y sin existir disposiciones escritas a su favor, Cassidy no figura como beneficiaria del patrimonio. Aunque algunos expertos señalan que podría emprender una demanda por "provisión financiera razonable", la joven no ha manifestado intención alguna de hacerlo.
En entrevistas y publicaciones posteriores al fallecimiento de Liam, Kate relató que la pareja tenía planes de casarse. De hecho, poco antes de morir, Payne le habría entregado una nota en la que expresaba su deseo de que se casaran en el plazo de un año. “Era el amor de mi vida”, confesó Cassidy en una entrevista, todavía visiblemente afectada. “Nunca pensé que esa sería la última vez que lo vería”.
En los últimos años, Liam había intentado reconstruir su vida tras una dura batalla contra las adicciones al alcohol y las drogas. Incluso logró una etapa de sobriedad tras pasar por rehabilitación en 2023. Pero la recaída en Argentina, combinada con un estado emocional frágil, lo llevó al trágico desenlace. En sus últimas horas fue visto alterado, destrozando su portátil en el vestíbulo del hotel y saludando erráticamente a algunos fans.
El funeral se celebró en Buckinghamshire, Reino Unido, y reunió a sus excompañeros de One Direction —Harry Styles, Zayn Malik, Louis Tomlinson y Niall Horan—, a Cheryl, a su familia, amigos cercanos y al productor Simon Cowell. La herencia, compuesta en gran parte por propiedades y derechos musicales, representa el legado económico de una carrera que comenzó en 2010 y que lo catapultó a la fama internacional como parte de una de las boy bands más exitosas de todos los tiempos.