El paso del tiempo no perdona y el estilo de vida que hayas optado por llevar va a determinar el cómo y de qué forma vamos a ir cumpliendo años. Por regla general, la mujer sufre más en su figura por motivos principalmente hormonales o por estados y etapas diferentes de su vida como por ejemplo el embarazo. Pero, tal y como nos explica la nutricionista Marta Lorenzo, si mantenemos ciertos hábitos saludables, en los que la alimentación y el ejercicio son la base, puede que todos estos cambios pasen menos factura.
Sí es cierto que la facilidad para coger peso con el paso de los años no es un mito, es una realidad que se debe principalmente a la ralentización de nuestro metabolismo basal, es decir, la energía que necesitamos a diario para mantenernos con vida. Por esto, nuestras necesidades energéticas disminuyen poco a poco, un cambio que no somos capaces de percibir y, por lo tanto, no pensamos en que deberíamos disminuir las calorías de nuestra dieta habitual, por lo que finalmente vamos cogiendo peso poco a poco comiendo lo de siempre. Este cambio se puede sobrellevar o compensar realizando ejercicio a diario, quemando las calorías que ingerimos de más a través de la actividad física.
Si a esto le sumamos las posibles alteraciones hormonales que pueden empezar a aparecer a partir de los 45 años, es decir, la menopausia y sus cambios fisiológicos producidos por la falta de estrógenos en nuestra composición corporal en donde disminuye la masa magra y aumenta la masa grasa y el tejido adiposo abdominal, nuestra figura cambia considerablemente.
Pero los cambios que sufre una mujer no solo tienen que ver con el peso, sino también en el estado de la piel o la predisposición a la aparición de enfermedades como la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, diabetes, etc. Esto implica que para mantener un óptimo estado de salud además de un físico más mantenido, debemos llevar una dieta variada y sana en donde no pueden faltar los siguientes alimentos:
1. Cereales integrales
Los hidratos de carbono que los forman deben reducirse en su justa medida y en función de la actividad física que realicemos, pero para nada eliminarse, ya que son necesarios como fuente de energía, además de que nos ayudan a acelerar nuestro metabolismo. Es preferible que sean integrales ya que nuestro organismo necesita de más energía para digerirlos.
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