Además de sus playas de aguas cristalinas, sus faros, mercadillos y atardeceres espectaculares, estos pueblos invitan a descubrir la otra esencia mediterránea de la isla: la de sus calles y plazas, su patrimonio y sus gentes. Bienvenidos a «la otra» Formentera.
SANT FRANCESC XAVIER, LA CAPITAL
En el interior de la isla, es el cruce de caminos para conocer todos los rincones de la isla. La plaza de la Constitución, con el edificio del ayuntamiento, es el centro de su vida diaria y donde levanta su monumento más importante: la iglesia-fortaleza del siglo XVIII (en la imagen). En sus calles peatonales, además de bares, terrazas, restaurantes y pequeñas boutiques, también merecen ser visitados el Museo Etnográfico, la capilla de Sa Tanca Vella, del siglo XIII. o el Fossar Vell, cementerio restaurado por el arquitecto formenterés Marià Castelló, con una intervención que le valió ser finalista en los premios FAD de arquitectura 2017. Y a las afueras, una pequeña caminata para admirar los molinos de Sa Miranda: el d’en Mateu (hoy vivienda privada) y el Molí d’en Jeroni. Ambos datan del siglo XIX aunque dejaron de funcionar en la década de los 50, que ofrecen una espectacular vista panorámica.
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