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Hoi An: entre sastrerías y farolillos

Miles de sastres afilan sus agujas en este antiguo puerto de la ruta de la seda, donde confeccionan cualquier diseño que les encarguen los viajeros, ¡y de un día para otro! Pero Hoi An es mucho más que la ciudad de los sastres, su entramado de cuento, su mezcla de culturas y su vida hacen de ella la más hermosa de Vietnam y Patrimonio de la Humanidad

Encasillar a Hoi An como la ciudad de los sastres es quedarse muy corto, pues aunque esta bombonera del centro de Vietnam los tiene a puñados, es también un amor a primera vista gracias a haber sido un puerto de la ruta de la seda que conserva las casonas de los comerciantes chinos, japoneses y europeos que, desde el siglo xvi, acudían a hacer negocio hasta tan lejos. Hoy los extranjeros siguen inundando esta preciosidad de ciudad Patrimonio de la Humanidad y, aunque la mayoría no viene expresamente a hacerse ropa, los mejor informados traen en su maleta esa prenda que tienen muy usada o una foto del traje de sus sueños para que, entre visita y visita, sus costureras les confeccionen otro igual.

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Al atardecer. Desde las barcas que surcan el río Thu Bon se contemplan los edificios coloniales que bordean las orillas y el ajetreo de la ciudad

Son cientos los talleres de costura que hay en Hoi An, pero no todos trabajan igual de bien. Más fiable que preguntar por uno recomendable en el hotel –cuyo recepcionista probablemente se gane así una comisión– será pedirle opinión a cualquier viajero que se cruce saliendo de alguno de ellos, muy a la vista por todo el casco viejo. Yaly Couture o BeBe Tailor no son los más baratos, pero sí de total garantía.

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Pescador reparando las redes

Para presupuestos ajustados, será recomendable pedir precio en más de un taller. Una vez en él, una encargada se ocupará de cada visitante. Hablar inglés facilitará la cosa, aunque están más que acostumbradas a hacerse entender por gestos. Saben a qué vienen todos y cada uno de los que se dejan caer por allí.

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pPatrimonio arquitectónico. La arquitectura de las casas antiguas de Hoi An, algunas bellamente renovadas, es un ejemplo único de una mezcla de muchos estilos culturales.

A pesar de que las mejores sastrerías cuentan con modelos propios y catálogos donde buscar inspiración, siempre ayuda llevar una foto de lo que se quiere o la prenda antigua a clonar. Luego habrá que elegir allí mismo la tela, tomarse las medidas e, importante, consultar las tarifas, que vendrán determinadas por la complejidad de lo que se vaya a confeccionar y la calidad del tejido. Conviene preguntar el precio para evitar sorpresas.

Por todo el casco viejo abundan los talleres de costura donde hacerse un traje a medida
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Una de las sastrerías locales.

Los talleres de renombre son más caros que los familiares, aunque mucho menos que en España. Antes de decidirse, no está de más calcular, grosso modo, cuánto supondría hacerse esa misma prenda a la medida en casa. Se puede negociar una pequeña rebaja, pero sin exagerar, al menos en los talleres más profesionales, donde se encontrarán muy buenos precios en comparación con Europa, pero no gangas. ¡Y ojo con los muchísimos ceros de los billetes! Para no liarse, viene bien pedir la cifra en dólares o euros, en lugar de en los enrevesados dongs vietnamitas.

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Artesanía local. Los farolillos llenan de colores las calles del casco antiguo de Hoi An. Además de ser un solicitado souvenir, se hacen talleres que contribuyen a conservar esta antigua tradición.

Tras esta primera visita, se suele dejar pagada la mitad del importe y se fijará una cita para una prueba al final de la jornada o la mañana del día siguiente. Salvo para prendas muy complejas, bastarán unas horas más para tenerla lista. A menudo ofrecerán acercársela a uno cómodamente al hotel, pero siempre es más recomendable recogerla en el taller y volvérsela a probar por si precisara otro ajuste.

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Patrimonio de la Unesco. Las ruinas del santuario hinduista de My Son representan el mejor testimonio de la cultura champa, que reinó durante siglos en esta región. Bajo sus cónicos sombreros de paja, los vendedores ambulantes llenan de bullicio el mercado de Hoi An. Derecha, puesto de farolillos.

Y mientras se entra y se sale de las sastrerías para las distintas pruebas, se va disfrutando de Hoi An, de la que enamora absolutamente todo: los caserones de madera de sus antiguos comerciantes, reciclados en restaurantes y tienditas con las mejores artesanías del país; las barcas por el río Thu Bon, de las que también se sirven sus vecinos cuando algún aguacero hace impracticables las calles; el ir y venir de vendedoras ambulantes bajo cónicos sombreros de paja por sus callejones amarillo mostaza, los farolillos de colores que iluminan cada noche su entramado de cuento… Es la ciudad más encandiladora de Vietnam, perfecta para una estancia de dos o tres días en la que, además, nos llevaremos una joyita cosida a mano por algunas de las mejores agujas del sureste asiático.

De Hoi An enamoran sus caserones de madera, el ir y venir de sus vendedores, sus templos y farolillos...
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El apunte experto

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  • Los paseos por el casco viejo y el río, también por la noche, cuando todo se ilumina con farolillos de colores.
  • El puente japonés que unía el barrio nipón con el de los comerciantes chinos.
  • Opulentas asambleas de los mercaderes chinos, como las de Quang Trieu y Fujian, así como las casas-museo Tan Ky y Quan Tang o templos como Quan Cong.
  • Una visita matinal al mercado para pasmarse con su infinidad de mariscos y frutas exóticas.
  • La escapada, entre preciosos paisajes de arrozales, a las ruinas hinduistas de My Son.

GUÍA DE VIAJE

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Cómo ir y cómo moverte

Adquiriendo el billete con antelación, se puede volar con una escala desde Madrid o Barcelona hasta Hanói con compañías como Qatar, Emirates o Vietnam Airlines, a partir de unos 850 €, así como desde también otras ciudades españolas con Turkish Airlines. Entre la capital viernamita y Danang, aproximadamente a una hora en coche de Hoi An, operan vuelos diarios. Esta es una ciudad de distancias cortas, manejable y con un centro histórico muy acotado que se recorre fácilmente a pie. De hecho, el acceso es exclusivamente peatonal durante buena parte del día. La agencia de viajes Tuareg (tuaregviatges.es) ofrece recorridos muy completos de dos semanas por Vietnam, con los alojamientos, traslados, visitas y numerosas comidas, a partir de unos 1600 €, vuelo internacional aparte.

Cuándo ir

Preferiblemente, de febrero a abril, porque el clima es más fresco y menos lluvioso en Hoi An. O ya con más calor, de mayo a julio.

Dónde dormir

Frente a las playas próximas a Hoi An hay opciones tan exquisitas como el Four Seasons (fourseasons.com), mientras a dos pasos de su cogollo histórico, se levantan el Anantara (anantara.com), entre jardines frente al río Thu Bon; el también cinco estrellas Royal Hoi An MGallery (hotelroyal-hoian.com) o el Allegro (allegrohoian.com).

Dónde comer

La oferta, incluso sin salir del casco viejo, es enorme. Desde puestos callejeros o los tradicionales Morning Glory (106 Nguyen Thái Hoc) y Miss Ly (miss-ly.business.site), hasta los más elegantes Little Faifo (littlefaifo.com) o Aubergine 49 (hoian-aubergine49.com), cuyo chef trabajó en grandes restaurantes de Londres y Tokio. La cocina vietnamita es pura exquisitez. No hay que perderse especialidades como el cao lau (fideos con carne de cerdo y verduras), los dumplings de gambas y los wontons con salsa, el arroz con pollo o las almejas a la sartén.

Más info

Turismo de Vietnam (vietnam.travel).

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