Siempre ha estado en mi familia. Mi mamá, mis tías, cosen y mi abuela cosía. La máquina de coser de mi abuela la guardo como un tesoro en mi oficina. Es de familia y se dio naturalmente.

Con mucha dedicación, perseverancia y siendo muy auténtica conmigo misma. Escuchándome y equivocándome muchísimo también. Creo que el hecho de querer tanto algo y no dejar que se caiga es lo que hace que los errores se conviertan en curvas de aprendizaje para poder mejorar. A veces se siente como si fuera ayer, pero ya pasaron 12 años desde que lanzamos la marca.

Si estás en México, tienes que aprovecharlo. Siempre he pensado que primero hay que consolidar el mercado mexicano y después pensar en el internacional. Eso es algo que como equipo lo tenemos muy claro. Primero hay que controlar tu casa para después hacerlo afuera. Cada colección es un aprendizaje, cada producto. Siempre hay espacio para mejorar y crecer.

No tengo un proceso creativo pero lo que te puedo decir es que el trabajo que hacemos es en equipo. Intentamos mejorar colección tras colección. También es importante mantener un balance entre la creatividad y lo comercial, respetar lo que funciona y lo que no. Si estoy en el taller, formo parte y me involucro en todo el proceso creativo.

Bastante fuerte pero soft al mismo tiempo. Tratamos de que cada vez que te pongas una prenda te sientas muy empoderada pero no por la prenda, sino por la energía que tiene cuando la portas. Cada pieza tiene una magia muy especial, que parte del corte, la forma de elaborarse, el patronaje, los acabados... todo muy on point.

Son mujeres contemporáneas y actuales. En un mismo día tenemos múltiples personalidades, entonces yo diseño para que la mujer pueda tener esa versatilidad en su vida cotidiana. Son piezas que puedes combinar con algo más de lujo o algo más fast fashion. Son piezas esenciales de tu armario.

Es una colección pequeña que tiene una personalidad muy especial porque está elaborada pensando en que cada prenda pase de generación en generación. Mi fuente de inspiración siempre ha sido mi abuela. Hicimos una investigación de lo que había pasado en mi familia y encontramos un traje de esquiar de 1980 que hemos revivido.

Tener ganas de luchar por lo que quieres es muy importante. También muchísima paciencia, ya que nada pasa de la noche a la mañana. Considero que cada año aprendo más y que me falta aún muchísimo camino por recorrer. Al final del día no puedes cortar pasos, tienes que vivirlos.

Llevamos un rato permeando el mercado internacional, que ha sido bastante complicado. Ya llevamos un año y medio con más de cinco puntos de venta en el extranjero en lugares como Boston y Virginia, en espacios que no son muy comunes pero todo es parte de una estrategia. Si quieres crecer, lo tienes que hacer con una visión muy clara.