La capilla de St George, donde se casarán Harry de Inglaterra y Meghan Markle, reúne a la Familia Real británica en Semana Santa

por hola.com
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La capilla de St George en Windsor, el escenario nupcial elegido por el príncipe Harry y Meghan Markle para darse el sí, quiero, reunió a la Familia Real británica con motivo del servicio religioso de Pascua de Resurrección. Pero faltaban los flamantes novios, que aprovecharon el fin de semana bien para tomarse un respiro en algún destino, bien para dar un impulso a los últimos preparativos nupciales en Londres, evitando así el avance de su boda real que muchos deseaban ver ayer en su hipotética visita al templo. Otra notable ausencia fue la del Duque de Edimburgo, que por motivos de salud (molestias de la cadera) no pudo acompañar a la reina Isabel en la tradicional ceremonia de Semana Santa.

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No estaban todos, pero los que estaban ya compensaban las horas de espera. Empezando por la asistencia inesperada de la Duquesa de Cambridge, que había iniciado la baja por maternidad y todo apuntaba que no volvería a aparecer en público hasta después del nacimiento de su tercer hijo, previsto para este mes abril. Eso sí, los Duques llegaron tarde, debido a un atasco por las obras en la M4, y sin quererlo ni pretenderlo rompieron el protocolo al entrar detrás de la reina Isabel, que es la última por precedencia. Nadie hace esperar a la monarca, con la única excepción del príncipe Guillermo por una vez y con una buena excusa.

La Duquesa acudió del brazo de su marido con un largo abrigo de Catherine Walker, la casa de moda que tuvo como estandarte a la diseñadora que vistió a Diana de Gales durante más de 15 años, concretamente, desde poco después de su boda con Carlos de Inglaterra hasta 1997. El prominente perfil de la Duquesa, sus zapatos de tacón moderado y su evidente felicidad, mayor a medida que se acerca el gran momento de ver la carita del bebé, no dejaban lugar a dudas de que agota la dulce espera.

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Era tiempo de alegría en la liturgia y en el seno de la Familia Real británica, protagonista de buenas nuevas: un embarazo tras otro y una boda tras otra. Zara Tindall corre la misma suerte que la Duquesa de Cambridge. Está embarazada de su segundo hijo después de que en 2016 sufriera un aborto involuntario. A la nieta mayor de la reina Isabel y a su marido, Mike Tindall, estrella de rugby y miembro de la selección inglesa, les costó mucho superar la pérdida de su bebé, pero ahora ven el futuro de color de rosa. O azul.

Zara participó lo mismo de las risas que de las tradiciones. En cuanto vio a su abuela, Isabel de Inglaterra, aparecer dejó la conversación para luego y le dedicó una solemne reverencia a su paso. El buen humor reinaba en el corrillo de los Windsor, que también brindarán por la felicidad de los otros novios: Eugenia de York, que se ha adelantado a su hermana pese a que hubo un tiempo en el que parecía que Beatriz de York desfilaría primero hacia el altar, y Jack Brooksbank. Él pidió la mano de la Princesa durante un romántico viaje a Costa Rica, ella dijo sí y sellarán su historia de amor el 12 de octubre de este mismo año, apenas cinco meses después que el príncipe Harry y Meghan Markle se unan en matrimonio, también en la Capilla St George. 

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La elegancia de los Windsor tampoco faltó a la cita. Eugenia de York se muestra radiante, como toda novia que se precie, en los meses previos al enlace. Causó sensación con una falda negra con original estampado de multicolores salpicaduras de pintura de Oscar de la Renta, que combinó con un sombrero rosa brillante de Juliette Boterill Millinery. Por lo guapa que estaba, tal vez el amor aparezca pronto o tal vez sea el nuevo secreto de belleza de Beatriz de York, habitual de la ceremonia, mientras que la hija de los Condes de Wessex, la jovencita lady Louise, de catorce años, debutó con su primer atuendo con bolso. Volverán en algunas semanas a la Capilla St. George, pero entonces con vestidos de boda.

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