Mary de Dinamarca recibió un peculiar regalo de cumpleaños durante su primer año como reina: fue en mayo de 2024 cuando su marido, que apenas llevaba cinco meses como jefe del Estado danés, le otorgó un lugar en su club más exclusivo, una orden reservada a miembros de la realeza y cuyas plazas están limitadas. Sin embargo, desde hace tiempo hay una plaza vacante en ese "club de los ocho" del rey Federico y todo apunta a que ese lugar y estaría asignado, al menos, en la mente del soberano.
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El rey Federico, nada más convertirse en monarca y tener la potestad para hacerlo, ya que hasta ese momento esta decisión estaban en manos de la reina Margarita y todavía no lo había hecho, sorprendió a su esposa al concederle la Cruz del Gran Comendador de la Orden de Dannebrog, la distinción más restringida y selecta que puede conceder el soberano danés, de entre las órdenes de caballería propias que, como todas, se inspiran en la tradición medieval; desde su propia Orden del Elefante, hasta otras como la Orden de Jarretera en la monarquía británica o la Orden de los Serafines del rey de Suecia.
La peculiaridad de esta orden, a la que no accedieron mujeres hasta 1951, cuando fue evidente que el futuro de la realeza danesa tenía nombre de mujer, ya que reinaba un rey que tenía tres hijas (Federico IX de Dinamarca, padre las entonces princesas Margarita, Benedicta y Ana María) es que solo se concede a personas de la realeza, solo hay ocho plazas y quien la recibe, normalmente, posee este honor hasta su muerte.
En ese club están, por supuesto, el rey Federico y su predecesora, la reina Margarita, y junto a ellos los soberanos de la "tríada escandinava", es decir, el rey Carlos Gustavo de Suecia y el rey Harald de Noruega. La princesa Benedicta, hermana de la reina Margarita y uno de los recursos más activos y fiables de la institución, y el príncipe Joaquín, el único hermano del rey, también en estas en esa lista y ya vamos por seis. ¿Quién ocupaba entonces esas dos vacantes?
Ese honor se concedió también al rey Constantino de Grecia, con motivo de su ascenso al trono, en 1964, teniendo en cuenta además que estaba casado con la reina Ana María, princesa danesa. El rey Constantino ocupó ese honor, de Gran Comendador de la Orden de Dannebrog, entregado por su suegro, el rey Federico IX, hasta el momento de su muerte, en enero de 2023, dejando entonces una vacante en ese club de los ocho.
Lo mismo sucedió con la octava plaza, que Margarita de Dinamarca concedió a su marido, el príncipe Henrik, justo después de ascender al trono y con motivo de su cumpleaños. Un modo de proceder que inspiró al rey Federico para entregarle ese honor a su mujer, la reina Mary, el año pasado. Cuando el príncipe Henrik falleció, en febrero de 2018, su insignia regresó a la orden, donde fue restaurada, y su plaza quedo vacante.
Así que en la última década, han tenido lugar dos bajas y un ingreso, el de la reina Mary, por tanto, hay una vacante que está disponible y, aunque sobre esto no hay nada escrito, este es un honor digno de un príncipe heredero y ese es Christian, actualmente primero en la línea sucesoria al trono danés. Pero, de ser así, ¿cuándo? Si observamos la tradición, este es un regalo importante, un honor que se reserva a grandes ocasiones: ascensos al trono, bodas de oro, compromisos matrimoniales o el caso de Mary de Dinamarca, que lo recibió para marcar su primer cumpleaños como reina.
En ese sentido, hay que tener en cuenta que el príncipe Christian todavía tiene 20 años y está en fase de formación. Por otro lado, hay que recordar que su padre, el actual rey, se lo dieron en el año 2004, cuando ya se había anunciado su compromiso con la entonces australiana Mary Donaldson, por lo que fue tomado como un regalo de boda. Así que es muy posible que haya que esperar para que esa mesa de caballeros y damas del rey esté de nuevo completa.
