El rey Federico de Dinamarca, acompañado por la reina Mary y su hija, la princesa Josephine, ha demostrado una vez más su espíritu aventurero en su visita oficial a las Islas Feroe. En Suðuroy, la isla más meridional de las Islas Feroe, la familia real danesa se lanzó en tirolina sobre el desfiladero de Vágseiði, un paisaje impresionante donde el mar choca contra los acantilados escarpados.
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Es la primera vez que vemos al monarca danés aventurarse en una actividad de este calibre, demostrando su espíritu intrépido. Ataviado con ropa técnica y asegurado por arneses, Federico X (57 años) fue el primero en lanzarse, deslizándose con decisión sobre el imponente desfiladero de Vágseiði. Siguiendo su ejemplo, la reina Mary (54) y la princesa Josephine, de 14 años, no dudaron en sumarse a la experiencia, disfrutándola al máximo. Equipados con prendas deportivas y botas de montaña, la familia real se entregó por completo a la naturaleza feroesa, viviendo una jornada inolvidable en uno de los paisajes más espectaculares del Atlántico Norte.
Sin duda, la imagen de la familia real danesa deslizándose a toda velocidad por los cables de acero dejó una impresión imborrable en los habitantes de la región. El entusiasmo fue palpable, pues vieron en el rey Federico, a su esposa y a su hija como una familia accesible, comprometida y llena de energía. Josephine, con sus 14 años, no dudó en sumarse a la experiencia, demostrando valentía y una conexión especial con sus padres, con quienes compartió risas y emoción en esta aventura feroesa.
Además de la tirolina, la visita tuvo un componente de carácter ecológico, ya que los reyes de Dinamarca, también plantaron un árbol. Y lo hicieron en una plantación de Tvøroyri, en un gesto simbólico que refuerza el compromiso de la monarquía danesa con la sostenibilidad y la conservación del entorno. Y, de paso, conmemorar, el centenario del lugar. Este acto se suma a otras iniciativas del rey, quien ha mostrado en varias ocasiones su interés por el medio ambiente.
Las aficiones del Rey
Federico X no es un monarca convencional. Desde joven, ha sido un amante del deporte y la aventura. Apodado en su juventud como el 'príncipe turbo' por su afición a la velocidad, con los años ha canalizado su energía en actividades más estructuradas, como el triatlón o el montañismo.
Además de su compromiso con la naturaleza, el rey Federico X ha demostrado en múltiples ocasiones su espíritu intrépido y su pasión por la exploración. Ha participado en expediciones científicas en Groenlandia, colaborando con investigadores en estudios sobre el cambio climático en este territorio autónomo de Dinamarca. Pero su búsqueda de adrenalina no se limita a la investigación: el esquí, las carreras, los maratones y los triatlones Ironman han sido parte fundamental de su vida deportiva.
Su afición por el deporte alcanzó un hito especial en su 50 cumpleaños, cuando decidió celebrarlo de una manera poco convencional. Además de una majestuosa cena de gala junto a la realeza europea—un estilo de festejo que evocaba el legado de su madre—, el monarca se lanzó a una hazaña impresionante: correr cinco maratones en cinco ciudades danesas, un desafío que puso a prueba su resistencia y determinación.
Sin duda, este viaje de Federico y Mary de Dinamarca, junto a su hija menor, la princesa Josephine, ha sido mucho más que una visita oficial. Además de fortalecer los lazos con la comunidad local y reforzar la cercanía de la monarquía con su pueblo, ha servido para destacar la esencia de Federico X: un rey que combina a la perfección tradición, modernidad y aventura. Cada paso que da refleja su espíritu dinámico y su capacidad de conectar con su gente de una manera auténtica y cercana.