La gastroenteritis aguda, especialmente en el grupo de edad que está por debajo de cinco años.
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El Dr. José Luis Alcaraz, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Murcia, nos aclara cómo hay que tratarla y en qué casos puede suponer un riesgo más elevado para los menores.
No es recomendable sustituir los sueros de rehidratación por bebidas deportivas, refrescos o zumos, cuya composición no está adaptada a las necesidades del niño enfermo
¿Por qué el verano es una época propicia para la gastroenteritis infantil?
“El verano es una época especialmente sensible para la aparición de cuadros de gastroenteritis infantil, ya que el calor favorece la proliferación de microorganismos y aumentan los factores de riesgo como los viajes y el consumo de alimentos fuera de casa”, indica el facultativo.
Las infecciones gastrointestinales en niños pueden tener distintos orígenes: pueden estar provocadas por virus, entre los que se encuentran el norovirus, el rotavirus (para este en concreto hay una vacuna recomendada por la Asociación Española de Pediatría) y el adenovirus. También puede contraerse por bacterias como la Eschericia coli o la salmonella, e incluso por parásitos.
¿Cuándo acudir a urgencias pediátricas?
Estas infecciones, ya sean víricas o bacterianas, afectan a la mucosa intestinal del niño y provocan síntomas como diarrea, fiebre, dolor abdominal, vómitos y malestar general.
En la mayoría de los casos son infecciones autolimitadas, es decir, que van a remitir en unos pocos días y se van a resolver sin complicaciones. "Sin embargo, en lactantes, niños con enfermedades previas o casos de síntomas intensos y persistentes puede ser necesario acudir al hospital", señala el Dr. Alcaraz. Hay riesgo de que el menor se deshidrate tanto si tiene muchas deposiciones como muchos vómitos, algo que puede ser muy peligroso y que en casos extremos puede ser fatal.
Igualmente, “en los casos en los que no sea posible mantener la hidratación por vía oral, puede ser necesaria la hospitalización para reponer los líquidos por vía intravenosa”, indica el especialista.
Hay otras situaciones que también exige la visita a urgencias pediátricas. Son estas:
- Presencia de diarrea muy abundante o con sangre.
- Vómitos persistentes que impiden una correcta hidratación.
- Decaimiento, letargo o irritabilidad en el niño.
- Fiebre alta mantenida.
- Dolor abdominal muy intenso.
- Síntomas que se prolongan más allá de las 48 a 72 horas.
¿Cómo evitar contagiarse de gastroenteritis?
La principal vía de tranmisión de la gastroenteritis es la fecal-oral, ya sea bien a través del consumo de alimentos o de agua contaminada. También por contacto directo entre personas (hay que recordar que es una infección sumamente contagiosa). Los menores se suelen llevar todo a la boca y esa es una vía de entrada muy fácil para los patógenos. Además, "los entornos vacacionales, los cambios en la rutina de higiene y la exposición a nuevos microorganismos durante los viajes pueden aumentar significativamente el riesgo de contagio".
En el caso de que se viaje a países donde la seguridad alimentaria y las condiciones de higiene no sean óptimas hay que beber siempre agua embotellada, y utilizarla incluso para enjuagarse la boca tras el cepillado de dientes. Esto incluye también no usar hielos en las bebidas.
“El lavado de manos, el correcto mantenimiento de la cadena de frío y la higiene alimentaria son claves para evitar la transmisión”, señala el jefe del servicio Pediatría del Hospital Quirónsalud Murcia.
Así se trata la gastroenteritis familiar
El tratamiento de la gastroenteritis infantil se basa principalmente en la rehidratación oral, para compensar la pérdida de líquidos y electrolitos. “No es recomendable sustituir los sueros de rehidratación por bebidas deportivas, refrescos o zumos, cuya composición no está adaptada a las necesidades del niño enfermo”, aconseja el doctor Alcaraz. Es así porque el suero especializado va a reponer de forma adecuada esas pérdidas. Si el bebé el lactante, puede seguir tomando pecho (y posiblemente sea lo único que acepte comer).
En función de la evolución del cuadro de gastroenteritis, el médico puede indicar el uso de probióticos para acortar la duración del episodio o incluso otros tratamientos. “Los antibióticos solo están indicados en casos específicos de diarrea bacteriana diagnosticada y nunca deben administrarse sin prescripción médica, ya que pueden empeorar la situación”, concluye el pediatra.