Celia Padilla© Paula Román

Embarazo

Celia Padilla, matrona: 'La embarazada necesita una mirada amiga y comprensiva que le diga que lo está haciendo bien'

La matrona es una figura de referencia en el embarazo y el posparto. Acompaña a las mujeres durante esos meses tan intensos y se convierte en un apoyo fundamental en muchos momentos. ¿Cómo se vive esta experiencia desde el otro lado? La matrona Celia Padilla lo cuenta en un libro.


17 de junio de 2025 - 13:30 CEST

Celia Padilla es matrona y doctora en Enfermería. Conocida en las redes sociales como @ohmama.matrona, donde realiza una gran labor divulgativa, acaba de publicar su libro Oh, la maternidad (Ed. La esfera de los libros). Es un manual lleno de contenido práctico donde aborda el embarazo, el parto, el posparto, la lactancia y la crianza temprana con cercanía y sin juicios. Con su característico toque de humor recorre todos los ámbitos de este momento vital, sin olvidarse de los padres. Hemos charlado con ella.

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Una de las cosas más valiosas que puede ofrecer una matrona es la escucha sin juicio

Ceelia Padilla, matrona

La matrona es una figura muy importante en el proceso de embarazo y maternidad. ¿Cuáles son las dudas más frecuentes con las que os encontráis en consulta?

Las dudas más frecuentes que atendemos en el equipo de Oh Mama Matrona (www.ohmamamatrona.com) suelen girar en torno a los cambios físicos del embarazo, al miedo al parto, dudas de lactancia y, especialmente, a si “esto que siento es normal”. Las mujeres llegan con muchas preguntas sobre lo que está bien, lo que está mal, lo que pueden hacer, lo que no deberían… Y muchas veces lo que necesitan no es solo una lista de cosas aptas y cosas prohibidas, sino una mirada amiga y comprensiva que les devuelva seguridad, que les diga: “Estás haciéndolo bien”.

También hay muchas dudas relacionadas con el ejercicio, el sueño, el movimiento del bebé… Y por supuesto, el parto: cómo será, cómo será el dolor, si sabrán reconocer las contracciones, si estarán a la altura. Creo que, en el fondo, la gran pregunta es siempre la misma: “¿Seré capaz?”. Y como matronas, tenemos el privilegio de acompañarlas a descubrir que sí, lo son.

Libro Oh, la maternidad© Editorial La Esfera de los Libros

También las mujeres aprovechan para formularos cuestiones más delicadas o embarazosas que no se atreven a plantear a otros profesionales. ¿Se os percibe como un apoyo de confianza?

Sí, absolutamente. La matrona es muchas veces la profesional sanitaria con quien las mujeres sienten más cercanía. Tal vez porque nosotras acompañamos procesos muy íntimos desde un lugar muy humano. Nos convertimos, en muchos casos, en una figura de referencia, de confianza, incluso de desahogo.

Recuerdo una mujer que me preguntó bajito, casi en susurros, si podía nacer si bebé prematuro o antes de tiempo, si empujaba muy fuerte cuando iba al baño a hacer de vientre. Lo que necesitaba no era solo una explicación fisiológica (aunque también se la di), sino la tranquilidad de saber que no era la única que se había hecho esa pregunta, y que no había nada de que avergonzarse por preguntar todo aquello que nos inquieta en el embarazo. Esa es una de las cosas más valiosas que puede ofrecer una matrona: escucha sin juicio.

© Paula Román

En tu libro insistes mucho en la importancia de mantenerse activa durante la gestación. ¿Qué debe tener en cuenta una mujer que no haya hecho ejercicio antes?

La actividad física en el embarazo no es solo recomendable, es una herramienta de salud potentísima. Mejora el bienestar físico y emocional, ayuda a dormir mejor, a prevenir molestias musculares.

Para las mujeres que no han hecho ejercicio antes, podemos mandar un mensaje claro: no se trata de volverse atleta olímpica de la noche a la mañana, sino de moverse de forma consciente, progresiva y segura. Caminar a diario, practicar yoga prenatal, nadar o realizar ejercicios suaves guiados por profesionales son opciones fantásticas.

El truco está en encontrar una actividad que sea sostenible y que te haga sentir bien. En el ejercicio físico no se trata de exigencia, sino de autocuidado.

© AdobeStock

¿Cuál es el consejo que, como matrona, percibes que más tranquiliza a las mujeres de cara al parto?

“Confía en tu cuerpo. Lo sabe hacer.” Es una frase simple, pero muy poderosa. Cuando les explicas en el curso de preparación al parto y la maternidad cómo funciona el parto, cómo trabaja el útero, cómo el cuerpo se coordina con el bebé… ocurre algo mágico. Se genera una conexión profunda entre la mujer y su propia fisiología.

También ayuda mucho normalizar los miedos y dar herramientas reales para afrontarlos: hablar del plan de parto, de los distintos escenarios posibles, ofrecer información clara. La información empodera, siempre desde una perspectiva realista que no nos lleve a idealizar el proceso, sino a enfrentarnos a él desde la seguridad. Y evidentemente, el acompañamiento emocional durante ese proceso lo hace todavía más valioso. 

¿Qué recomendaciones son más efectivas para ayudar a que se desencadene el parto cuando la mujer ya está en los días finales?

Lo más efectivo es, aunque suene contradictorio, respetar los tiempos del cuerpo. El parto es un proceso fisiológico que no se puede forzar sin motivo. Pero sí podemos acompañar a las mujeres en esta recta final.

En ocasiones, cuando no se desencadena el parto a pesar de estar sobrepasando las 40 semanas de embarazo, hay un motivo detrás, como una mala posición del bebé en la pelvis. Opciones populares como caminar, mantener relaciones sexuales si apetece, la estimulación de pezones, comer picante, canela o chocolate o el uso de técnicas de relajación como el yoga o el baño caliente pueden favorecer un entorno hormonal propicio para que el parto se desencadene. Pero no son los detonantes en sí del mismo. Porque en realidad no hay nada más potente que dejar que el cuerpo haga su trabajo a su ritmo, siempre que todo esté bien.

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En el posparto también atendéis a la madre, ¿qué es lo más importante de esa etapa que muchas mujeres no tienen en cuenta?

Que el posparto no es una etapa para “recuperarse” cuanto antes, sino para transformarse. Muchas mujeres llegan al posparto con la idea de que en unas semanas volverán a ser las de antes. Y la realidad es que no se vuelve, se avanza hacia una nueva versión de una misma.

Es una etapa de enorme vulnerabilidad física y emocional. Y también una etapa en la que muchas mujeres sienten que se espera de ellas que estén bien, que estén felices, que puedan con todo. Por eso es tan importante hablar de salud mental, bienestar emocional, de redes de apoyo y tribu, de descanso, de autocuidado y de permiso: permiso para no estar siempre bien, para pedir ayuda, para priorizarse.

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En el libro hablas también de tu propia experiencia como madre, ¿cómo se vive el embarazo siendo matrona: con más inquietud, con más calma...?

Con las dos cosas. Por un lado, saber te da seguridad, pero por otro, a veces el exceso de información también pesa. Sabes todo lo que puede pasar y eso no siempre es tranquilizador.

Pero lo más importante que aprendí fue que ser matrona no me eximía de sentir miedo, cansancio, dudas o inseguridad. Y eso me hizo conectar con las mujeres que acompaño desde otro lugar. Más humano, más horizontal.

¿Ha cambiado tu forma de ejercer tu trabajo desde que tienes un hijo? 

Sí, aunque no creo que sea necesario ser madre para ser buena matrona (y esto lo defiendo con firmeza), mi maternidad me ha hecho más empática, más cuidadosa con el lenguaje, más consciente de la importancia de cómo se acompaña cada proceso.

Ahora sé, en primera persona, lo que significa una (o varias) noches sin dormir, una duda que no te deja en paz, el miedo a que algo no vaya bien, la culpa, la intensidad. Eso me ha enriquecido como profesional, pero sobre todo como mujer que acompaña a otras mujeres en uno de los momentos más transformadores de sus vidas.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.