Un niño aprende a pronunciar©GettyImages

Pediatría

¿Cómo ayudar a un niño a corregir su tartamudez?

La ansiedad suele estar detrás de una tartamudez que perdura en el tiempo, por lo que es necesario que el niño sea valorado por un profesional

Algo tan simple como hablar, expresarse oralmente, transmitir ideas, pensamientos, emociones y con ello poder relacionarnos con nuestros semejantes ha sido la base de la comunicación entre los hombres y factor de enorme importancia en el progreso de la humanidad a través de los tiempos. El lenguaje en la especie humana fue, en un principio, escaso y primitivo, pero a través del tiempo se fue enriqueciendo, ampliando sus posibilidades y llegando a combinar un número ilimitado de sonidos distintos capaces de transmitir tal cantidad de información y conocimientos, que ha sido considerado como la herramienta más eficaz en el progreso y la relación entre los hombres.

¿Por qué se produce la tartamudez?

Es un trastorno del habla que provoca una alteración en la fluidez del discurso, con repetición de los monosílabos iniciales o con un atascamiento en el inicio de determinados vocablos. Los niños que tartamudean saben y conocen las palabras que quieren decir, pero tienen dificultades para pronunciarlas.

La tartamudez en la infancia, la tartamudez del desarrollo, es una situación relativamente frecuente en muchos niños. Se presenta en determinadas ocasiones o de forma temporal y transitoria y suele coincidir con situaciones de estrés, de ansiedad o de competencia. Muchos niños solo tartamudean cuando quieren expresar una idea antes de construir las palabras que la transmiten, otros solo se atascan en determinadas sílabas o fonemas y otros lo hacen, cuando quieren expresar algo para el que su lenguaje todavía no está suficientemente desarrollado y seguir el ritmo de lo que quieren decir.

La tartamudez de la infancia aumenta con el estrés, el cansancio y las emociones, y suele ser superada en la mayoría de los casos antes de la edad adulta. Su aparición suele ser esporádica y escasa, durar semanas o meses y, en ocasiones, hasta varios años, siendo estas, las de larga duración, las que tienen más posibilidades de persistir en el adulto.

Síntomas y efectos secundarios de la tartamudez

Los síntomas que presenta el niño tartamudo se caracterizan por: dificultad para comenzar determinadas palabras, repetición de las sílabas iniciales, utilización de palabras adicionales para facilitar la pronunciación de otras, miedo a hablar y ansiedad, prisa y nerviosismo para expresar ideas u opiniones.

Los efectos secundarios que genera: ser objeto de burlas, presiones para que termine las frases, tics faciales, temblor labial, parpadeo y baja autoestima.

Con profesora©GettyImages

¿Cuándo se considera un problema?

Entre los dos y los cinco años muchos niños tartamudean ocasionalmente y, aunque esto pueda repetirse con alguna frecuencia, suele desaparecer paulatinamente. Sin embargo, el tartamudeo persistente debe ser revisado en primer lugar por el pediatra y, más adelante, por el logopeda, que es el especialista experto en esta materia.

Debemos acudir al logopeda cuando el tartamudeo dure más de seis meses, cuando aumenta con el tiempo y la edad y cuando afecta al rendimiento académico, a las relaciones sociales y a la capacidad de comunicación del niño.

¿Cómo podemos ayudar a nuestro hijo?

  • Acéptale, no le presiones, no le regañes ni le fuerces a terminar las frases.
  • Realiza una educación positiva. Alábale cuando se esfuerce y elógiale cuanto puedas. No le critiques. Ignora su problema siempre que puedas.
  • Háblale siempre despacio, espera con paciencia a que termine la palabra que está queriendo decir. No le interrumpas ni termines la frase que él está realizando.

¿Se puede tratar la tartamudez?

Hasta el momento presente no se ha utilizado ningún medicamento eficaz para tratar esta condición ni se ha descubierto sustancia alguna que haya sido eficaz para controlarlo.

Las terapias del habla dirigidas por un logopeda, la psicoterapia cognitivo-conductal y determinados dispositivos electrónicos son los medios terapéuticos más eficaces, que han sido utilizados con variable éxito.