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Adolescentes

‘FOMO’, un nuevo síndrome vinculado a las redes sociales que afecta más a adolescentes

Genera ansiedad y dependencia y puede llegar a afectar al rendimiento académico y a socialización de nuestros hijos

Cada vez se habla más del llamado fenómeno o síndrome FOMO, que puede darse en personas de cualquier edad, si bien por lo general afecta más a los adolescentes por las características de la propia adolescencia. “FOMO, o Fear of Missing Out, de momento no es un trastorno clínico reconocido, pero hace referencia al miedo injustificado que sufre una persona, al sentir que está perdiéndose algo”, señala Mariana Capurro (@permisoparaeducar), psicóloga especializada en infancia y adolescencia.

“Actualmente los adolescentes están conectados al mundo virtual todo el tiempo, y eso hace que estén al tanto de todas las actividades que realizan sus amigos, y los influencers a los que siguen por redes sociales”. Esto genera una especie de círculo vicioso que necesitan seguir alimentando continuamente; por eso, “sienten la necesidad incesante de estar permanentemente conectados para no perderse nada de lo que está ocurriendo en la red”. Y aquí es donde puede empezar a convertirse en un verdadero problema, cuando esa necesidad de estar conectados empieza a provocar dependencia: “revisan el móvil para estar al corriente de todos los likes de las diferentes aplicaciones, y los acontecimientos que ocurren en torno a las redes sociales, actualizan sin parar el navegador por si hay algo nuevo que se están perdiendo, y solo el pensar que no podrán responder inmediatamente a alguna notificación, les llega a provocar síntomas de ansiedad”.

“En ocasiones genera una gran presión social en los adolescentes, ya que al ver que los demás participan de actividades o eventos sociales, de los cuales ellos no están formando parte, les obliga a participar de otros, o de esos mismos en el caso de poder hacerlo, sin tener realmente un interés real en ello, sino que lo hacen simplemente por no sentirse inferiores”. En verano, con los chicos de vacaciones y sin la obligación de ir a clase ni de estudiar, el fenómeno FOMO puede incrementarse aún más, puesto que muchos de los eventos a los que otros asisten y que comparten en las redes sociales están en otras ciudades, lo que puede generar aún mayor angustia a quien siente ese miedo injustificado a perderse algo porque, efectivamente, lo más probable es que se pierda ciertos eventos.

“Lógicamente esto repercute muy negativamente en la salud mental de los que están consumiendo ese contenido constantemente porque hace que comparen sus vidas con las vidas que los demás deciden exponer en redes sociales, que no siempre son reales y que se acercan mucho a la perfección”.

Con cara seria©GettyImages

¿Cómo saber que el síndrome FOMO se ha convertido en un problema?

“Es importante asumir que este problema puede acarrear grandes dificultades a nivel emocional, repercute directamente en su autoestima, genera sentimientos y emociones de frustración, ansiedad, y tristeza”, apunta Capurro. Debemos estar alerta cuando veamos que utilizan el móvil mucho más que antes, cuando les empiece a resultar cada vez más difícil alejar la mirada del dispositivo y eso empieza a afectarles a su manera de relacionarse con la familia o con otras personas. Otras señales preocupantes se dan cuando empezamos a detectar que su autoestima se está viendo mermada y un descenso brusco en el rendimiento académico. “Los síntomas siempre varían en intensidad y tiempo, pero en ocasiones también les provocan grandes dificultades para dormir, un gran agotamiento emocional, y fuertes dolores de cabeza, y es importante atender a ellos para solicitar ayuda en el caso de que sea necesario”.

¿Cómo ayudar a nuestro hijo adolescente ante el síndrome FOMO?

“La manera de ayudar a nuestros hijos en este sentido es aprender a poner límites en cuanto a tiempo, contenido y espacios, pero para muchas familias tratándose de adolescentes es algo que representa un gran desafío”. Por eso es fundamental “aprender a negociar con ellos atendiendo a las necesidades que reclaman, y a lo que nosotros consideramos oportuno y bueno para ellos, y no estamos muy acostumbrados a ello”.

  • Experiencias en familia. “Potenciar los momentos de experiencias compartidas en familia es también una gran idea porque, de esta manera, además de potenciar el vínculo, disfrutarán de momentos reales y podrán entender mejor el valor y la importancia que representan en la vida de una persona”.
  • Fomentar el pensamiento crítico y trabajarlo con ellos en el uso de las redes sociales. “Algo muy importante también es intentar fomentar el pensamiento crítico, por un lado que entiendan que no todo lo que ven es real, para ayudarles a cuestionar esa supuesta vida idílica de los demás que consumen en redes, y por el otro, trabajar sobre el concepto de la necesidad inmediata que tienen de responder y estar al tanto de todo lo que el dispositivo móvil les demanda”. Para ello, “una buena estrategia es quitar las notificaciones”.
  • Da ejemplo como padre o madre. La mejor herramienta está “al alcance de todos” y no es otra que “enseñar con el ejemplo”. Debemos tomar conciencia y procurar “que nos vean a nosotros aplazando la respuesta inmediata a una notificación, dejando a un lado el teléfono para vivir de verdad los momentos bonitos que compartimos, o incluso contestando a alguna llamada con una respuesta que demuestre la importancia que le damos al momento real y presente: ‘ahora no puedo continuar con la llamada, estoy haciendo algo muy importante, hablamos después’”. Todo ello les hara “sentir que son parte de lo más importante que tenemos y les ayudará a potenciar el sentimiento de pertenencia en la familia, y hará que se sientan mucho mejor, repercutiendo obviamente directamente en su autoestima”.
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