© Istock Aprendizaje cooperativo para luchar contra el acoso escolar.

Educación

Aprendizaje cooperativo, una nueva herramienta para luchar contra el ‘bullying’

El acoso escolar se ha convertido en un problema visible en las escuelas y los centros buscan todo tipo de formas para atajarlo. Una de ellas es convertirlos en ciudadanos activos y responsables a través de una serie de actividades pensadas para ello.

El acoso escolar no es algo exclusivo de los alumnos que lo sufren, sino que es un problema que nos afecta a todos: alumnos, profesores y docentes, padres y, sin duda, como sociedad. Es cierto que empieza con una persona en concreto, pero sus consecuencias tienen repercusión en todo el aula, el colegio y la comunidad educativa. Por tanto, la responsabilidad que tiene la educación de buscar la forma de terminar con este problema es fundamental. Hace unos años se pusieron en marcha, en algunos colegios de nuestro país, el aprendizaje cooperativo como herramienta para educar y luchar contra el bullying . Pero aún, su aplicación no está muy extendida.

¿Qué es el aprendizaje cooperativo y para qué sirve?

El aprendizaje cooperativo se define como un método pedagógico que promueve el aprendizaje y la socialización de los estudiantes de una escuela a todos los niveles educativos. Para ello, dicen los expertos David W. Johnson (psicólogo social), Roger T. Johnson Edythe (pedagogo) y J. Holubec (psicólogo), “debe emplear métodos didácticos en grupos reducidos, normalmente heterogéneos, con los que el alumnado trabaje conjuntamente para alcanzar metas comunes, maximizando su propio aprendizaje y el de los demás miembros del grupo”. Y es aquí donde está el éxito y la razón por la que se propone como forma de lucha (educativamente hablando) contra el acoso escolar .

Su finalidad es el desarrollo de los aprendizajes competenciales a través de dinámicas de trabajo en grupo e interacción social, con roles claramente definidos. De esta forma, se fomentan valores como la empatía y participación, la ayuda mutua, el asumir las responsabilidades para realizar la tarea, concienciarse sobre la existencia de los propios errores y, en cierta forma, autorregular su propio aprendizaje. Todo ello, sin duda, contribuye, según los expertos, al desarrollo de habilidades sociales, a la inclusividad y a prestar atención a la diversidad de sus compañeros. Paso esencial para evitar el bullying en las aulas. Además, es un programa que permite al docente alcanzar varias metas importantes al mismo tiempo y proporcionar al alumnado un conjunto de experiencias a nivel social, psicológico y cognitivo.

Así nos ayuda el aprendizaje cooperativo contra el acoso escolar

Cuando pensamos en las clases de un colegio lo que vemos a los alumnos sentados cada uno en su mesa, mirando al profesor, con su cuaderno y tomando apuntes. La interacción que se produce entre ellos se reducen a los momentos en el patio, que no suele superar los veinte minutos o la media hora, en el comedor (si se quedan) y a la salida del colegio o, cuidado, en las redes sociales, donde no hay normas y donde sabemos el bullying está a la orden del día.

Por ello, hace unos años se publicó un estudio realizado en Estados Unidos durante el curso académico 2016-2017 en el que los investigadores seleccionaron un total de quince escuelas rurales del país y pusieron en marcha un programa de aprendizaje cooperativo con alumnos de doce y trece años para ver qué era lo que ocurría. El programa incluía tutorías entre iguales, sesiones de lectura y búsquedas colaborativas, intentando que trabajasen la consecución de un bien común y la confianza entre los compañeros.

La teoría con la que iniciaron este estudio se basaba en que, en los grupos cooperativos, donde hay que interactuar mucho para conseguir la meta propuesta, los acosadores no se verían reforzados por sus compañeros y, además, los alumnos acosados tendrían más oportunidades de interactuar con los demás, generando vínculos seguros con sus compañeros. Una hipótesis que se confirmó tras más de cinco meses trabajando de esta forma. Según estos resultados:

  • Se produjo una reducción del acoso y de sus efectos.
  • Se redujo también la persecución que muchos alumnos sufren.
  • Disminuyeron los niveles de estrés de los alumnos.
  • También disminuyeron los problemas emocionales de aquellos alumnos que los presentaban.
  • Y, sin duda, se mejoraron las relaciones interpersonales entre todos ellos.

El aprendizaje cooperativo en la práctica docente

Los beneficios del aprendizaje cooperativo son, por tanto, muchos, pero no es una tarea sencilla de llevar al aula. Primero, porque el grupo de alumnos debe estar preparado para trabajar de esta forma (no son trabajos en grupo) y, por otro lado, porque las actividades deben estar adaptadas al objetivo que se persigue. Sin embargo, existen algunos ejemplos con los que podemos explicarte cómo se lleva a la práctica.

  • Hacer en grupos rompecabezas o puzzles , teniendo que completarlos entre todos. Los alumnos no deberían poder hablar, sino estar pendientes de lo que sus compañeros necesitan y ofrecerles su ayuda.
  • Resolver conflictos en grupo con actividades y dinámicas en las que el profesor debe observar cómo se resuelven las tareas propuestas, el rol que asume cada uno.
  • Lecturas cooperativas, con cualquier tema de estudio o libro de literatura. Para que sea efectiva, cada vez que un alumno lee su parte, se pone en común, se resume por el resto y se analiza. Luego, se continúa.
  • Corrección de deberes en grupo o por parejas. Para pasar de una tarea a la siguiente, los alumnos deben consensuar el resultado correcto.

Referencias

David W. Johnson, Roger T. Johnson Edythe y J. Holubec (1994). El aprendizaje cooperativo en el aula .

María José Díaz-Aguado. El aprendizaje cooperativo. De la teoría a la práctica .

Van Ryzin, Mark J. Roseth, Cary J. (2018). Cooperative learning in middle school: A means to improve peer relations and reduce victimization, bullying, and related outcomes .

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