Mujer embrazada mareada©AdobeStock

Embarazo

Factores que pueden desencadenar una anemia gestacional

El embarazo es una época en la vida de la mujer en la que debe cuidar su salud y alimentación todavía más si cabe. El déficit de hierro es una de las causas de anemia más frecuentes durante el estado de gestación, sobre todo, durante el último trimestre. Te contamos por qué esto es así, si se puede prevenir y cómo tratarlo.

Cuando hablamos de anemia por déficit de hierro, tenemos que saber que se trata de la disminución de la hemoglobina (proteína que transporta el oxígeno en la sangre) por debajo de los valores referenciales considerados normales, según la edad y el sexo de la persona.

La mujer embarazada tiene un mayor riesgo de padecer anemia ya que la gestación incrementa el volumen del plasma, así como las necesidades de hierro y ácido fólico. Y no es algo a tomar a la ligera ya que la anemia gestacional puede tener consecuencias importantes, tanto para la mamá como para el bebé, como son: una mayor predisposición de bajo peso al nacer del niño, parto prematuro o anemia posparto para la madre.

Las necesidades de hierro durante el embarazo se elevan a 27mg/día, con la finalidad de cubrir las necesidades de crecimiento fetal y placentario. Es tan evidente la subida de los niveles de hierro durante el último trimestre que muchas publicaciones científicas aseguran que dichas necesidades “no logran ser cubiertas mediante dotación alimentaria, por lo que hay predisposición a una mayor frecuencia de anemia en este tercer trimestre”.


Por qué el riesgo de anemia es tan frecuente en el embarazo

Durante el embarazo el volumen de sangre aumenta hasta un 50% más de lo usual para poder suministrarla al bebé y a la placenta. Y, por lo tanto, “los requerimientos de hierro son mayores (para producir hemoglobina el cuerpo utiliza hierro). Sino se tienen suficientes reservas de hierro es común desarrollar anemia durante el embarazo”, asegura una de las nutricionistas de Hohes C, marca que elabora bebidas vitaminadas.


¿Qué hacer si se diagnostica anemia gestacional?

La forma por la que se debe ingerir las cantidades de hierro necesarias en cada trimestre será a través de la alimentación con una dieta pautada de forma específica. “Comer alimentos ricos en hierro como la carne roja y los mariscos son una buena opción. El mundo vegetal también tiene posibilidades como las legumbres, tofu, dátiles, higos, brócoli, aunque este hierro no se absorbe tan bien como el animal. También existen en el mercado alimentos fortificados con hierro como los cereales”, comenta la nutricionista.

Para mejorar la absorción del hierro de las fuentes y suplementos vegetales se pueden combinar con alimentos de alto contenido en vitamina C como, por ejemplo, zumos naturales de naranja, de tomate, de licuados de kiwi o fresas.

Por otro lado, además de las pruebas médicas que determinen si tienes falta de hierro, existen una serie de síntomas asociados a la anemaia por deficiencia de hierro durante el embarazo, como son: fática, debilidad, mareos, dificultad para concentrarse, dorlor de cabeza, piel pálida o amarillenta, falta de aire, latidos rápidos del corazón, hipotensión…

En cualquier caso, estos síntimas no distan mucho a los típicos del embarazo, por lo que a veces puede ser complicado que la embarazada se dé cuenta de ello. En cualquier caso, siempre que sientas alguno de estos síntomas y que ello te impida llevar una vida normal y un embarazo saludable debes consultarlo con tu ginecólogo para que valore tu situación y haga las pruebas que considere necesarias.

Embarazada tomando zumo de naranja©AdobeStock


¿Se puede prevenir de alguna forma?

Normalmente, las vitaminas prenatales suelen contener hierro, y, en ocasiones, si igualmente tienes anemia, el ginecólogo te recomendará realizar análisis específicos para determinar las posibles causas, y en su caso, será quién recomiende tomar algún tipo de suplementación si hiciera falta. 

Algunas de las causas que pueden estar asociadas a una anemia gestacional y, por lo tanto, son factores de riesgo para la mujer, son haber tenido dos embarazos muy seguidos, que el embarazo sea múltiple, que los vómitos asociados al embarazo sean frecuentes, que no se consuman alimentos ricos en hierro en la dieta diaria, tener un flujo de menstruación abundante antes del embarazo o antecedentes de anemia previos al embarazo.

Por último, la nutricionista advierte que “la anemia por deficiencia de hierro puede aumentar el riesgo de parto prematuro (antes de a semana 37). La anemia durante el embarazo también se asocia a tener un bebé con bajo peso. Además, algunos estudios también indican, que hay un mayor riesgo de sufrir depresión posparto. Por lo tanto, hay que tomarse este tema en serio”.

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