Bebé envuelto con técnica swaddle©AdobeStock

Bebés

¿Has oído hablar del ‘swaddling’?

El swaddling es una forma de envolver a un bebé con un arrullo con el principal objetivo de contener sus movimientos, mejorar los cólicos, el llanto... entre otros supuestos beneficios. Sin embargo, son muchos los detractores de esta técnica, muy famosa en Estados Unidos, por varios motivos. Te los contamos.

¿Has visto en alguna ocasión a bebés recién nacidos envueltos por completo en muselinas o arrullos de forma que solo pueden mover la cabeza? Si lo has visto, habrá sido, sobre todo, en redes sociales de mamás de fuera de nuestro país, concretamente de Estados Unidos. Esta forma de recoger al niño tiene un nombre y se llama técnica swaddle (su traducción es ‘envolver’) o swaddling: “El swaddling es una técnica mediante la cual se envuelve y contiene al bebé siguiendo unos pasos específicos usando una manta o arrullo. La forma correcta de hacerlo es siguiendo estos pasos”, nos cuenta Francisco J. Díaz, Fisioterapeuta Pediátrico (@fran_tufisiopediatrico.marec), Director del Centro Marec Salud (marecsalud_centro), y nos enumera:

  1. Se estira el arrullo y se dobla una de las esquinas.
  2. Se coloca al bebé sobre el arrullo boca arriba y dejamos la cabecita sobre la esquina que hemos doblado.
  3. Estiramos su brazo izquierdo y envolvemos con la esquina izquierda del arrullo sobre su cuerpo metiéndolo entre su brazo derecho y el costado derecho.
  4. Doblamos la parte inferior del arrullo sin apretar y colocándola bajo uno de los costados.
  5. Estiramos el brazo derecho junto a su cuerpo y doblamos la esquina derecha metiéndola entre el brazo y el costado.
  6. Comprobamos que el arrullo no está muy apretado y qué el bebé puede respirar bien y mover sus caderas.

Entonces, nos preguntamos cuál es la finalidad de esta técnica para los bebés y sobre todo, para recién nacidos, si parece algo un tanto agobiante: “El objetivo cuando se utiliza este método es ayudar a que el bebé descanse mejor, disminuya los despertares y la muerte súbita, y reduzca los tiempos de llanto. Como todo, es algo que hay que usar con moderación y sabiendo lo que se hace”, advierte el experto. Pero, ¿es realmente recomendable?


El ‘swadding’: ¿por qué es tan famoso en EEUU?

Según nos cuenta el fisioterapeuta uno de los motivos por los que se comenzó a usar esta técnica en Estados Unidos fue para contener el llamado reflejo del moro de los bebés. “Es un reflejo primitivo que provoca que ante un movimiento inesperado en el bebé produzca una extensión súbita de los brazos. Antes no se tenía evidencia de para qué servía ni qué función tenía dicho reflejo, y se interpretaba como un espasmo que despertaba al bebé”.

Esta técnica tuvo su auge en durante el siglo XVIII y, poco a poco, fue perdiendo adeptos, aunque, a día de hoy, el swaddling todavía se realiza de forma habitual en Estados Unidos, en el Medio Oriente e incluso algunas zonas de Europa. “Por regla general, se usa más en culturas que no trabajan tanto el apego o el piel con piel como en las culturas latinas como es la nuestra, y es que pocas cosas benefician más a un bebé que el contacto directo con sus padres. Es por ello que en España no se usa esta técnica comúnmente, excepto con bebés prematuros o en UCIN”, explica.


¿Por qué genera tanta controversia?

Los supuestos beneficios que aporta el swaddling son “intentar reproducir la postura y la sensación que el bebé tiene en el útero materno para que este se relaje, aumenten los tramos de sueño, disminuyan los despertares, disminuya el riesgo de muerte súbita, fomente el estado de calma, y reduzca el llanto”, según nos cuenta el fisioterapeuta. Sin embargo, todas estas ventajas tienen también su contrapunto y muchos detractores, porque, por lo visto, también conlleva una serie de riesgos para el bebé de los que hay que tener conocimiento.

“El primero de todos es el que se ve más a largo plazo, y es que esta técnica va en contra de la corriente del movimiento libre en los bebés. Durante los primeros meses hay muchas reacciones espontáneas, reflejos primitivos y procesos automáticos que necesitan desarrollarse a base se reproducirse una y otra vez, y poco a poco ir integrándose y desapareciendo para pasar a formar parte de funciones futuras más complejas, como puede ser el reflejo de moro, del que ya hablamos anteriormente, y que una vez integrado pasa a formar parte de nuestro sistema de alerta y defensa”, sostiene el experto. Por tanto, si de forma repetida estamos conteniendo los movimientos del bebé dentro de un arrullo, “estaremos impidiendo que muchas de esas funciones se desarrollen de forma natural y que, a largo plazo, genere problemas de neurodesarrollo”.

De una forma más directa e inmediata, hay otros riesgos, que tal y como nos indica el experto, son:

  • A partir de las ocho semanas un bebé ya es capaz de ponerse de lado, lo que aumenta el riesgo de muerte súbita si está contenido.
  • Esta técnica también aumenta el riesgo de braquicefalia, de infecciones respiratorias y secreciones por exceso de tensión al realizar el arrullo.
  • De sobrecalentamiento en el bebé.
  • De displasia de cadera si no se colocan bien las piernas.

¿Cuáles son las alternativas más saludables?

El fisioterapeuta nos explica que él relega el uso de la técnica swaddle a aquellos “bebés prematuros que estén en la UCIN o que tienen problemas de autorregulación, alta irritabilidad o riesgo neurológico y siempre guiados por un profesional formado”.

Intentar utilizar el swaddling para calmar a bebés con cólicos, en momentos de irritabilidad o cuando lloran de forma incontrolable solo será un ‘parche’ momentáneo, una solución temporal para un problema que seguirá existiendo y que seguirá sucediendo hasta que no se trate. “Por ello antes de recurrir a técnicas de este estilo, el Tummy tub (la bañerita que imita la forma del útero materno) o a los miles de compuestos anticólicos que hay en el mercado… los especialistas en neurodesarrollo siempre recomendamos una evaluación para detectar el foco del problema y proponer el mejor tratamiento, pautas y orientaciones individualizadas a cada familia”.

Y asegura: “Lo ideal para un bebé que se encuentra entre los cero y los nueve meses es el piel con piel de forma regular, realizar porteo ergonómico dentro y fuera de casa, no dejarlo llorar para intentar que se calme solo y darle todo el apego que necesite durante esta etapa de exterogestación. Si invertimos tiempo durante estos momentos y generamos un apego seguro, las posibilidades de criar un bebé física y emocionalmente sano se multiplican por 10 y podremos proporcionarle un excelente primer contacto con la vida”.

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