Bebé en un andador©AdobeStock

Bebés

Saltadores y andadores, a examen: ¿son recomendables?

Son algunos de los utensilios de puericultura que más se compran, pero ¿realmente son buenos para los bebés? La respuesta es ‘no’, por varias razones. Te lo explicamos.

Un dispositivo tan inofensivo como puede parecer un saltador o un andador para bebés por sus intensos colores, accesorios con juguetes y su divertido movimiento para el peque pueden tener riesgos y efectos negativos en su desarrollo, ¡cómo lo lees! “Son unos dispositivos o juguetes donde se coloca a los bebés suspendidos de los genitales, para que se impulsen con las piernas y vayan dando saltitos. Hay una gran variedad de ellos, algunos se cuelgan de las puertas, otros son como un tacatá, pero todos tienen las mismas particularidades”, explica Laura Benedito, fisioterapeuta materno infantil en @fisioosteopatialaurabenedito. “Se venden con el fin de que el bebé se divierta saltando (o aprendiendo a caminar) mientras que va fortaleciendo sus piernas y mejorando su desarrollo físico. Nada más lejos de la realidad”, afirma tajante.


Riesgos para su desarrollo motor: por qué no usar saltadores

Una de las dudas más frecuentes de los papás es preguntar a los expertos si se recomienda comprar este tipo de dispositivos a sus hijos, y la respuesta generalizada es, ¡no! Y es que, según asegura la fisioterapeuta: “Saltar puede ser divertido, pero no es el momento ahora”. En realidad, estos dispositivos suponen un riesgo para la seguridad del peque, impiden el libre movimiento y, en consecuencia, el desarrollo motor, la exploración de ambientes… Los niños a esas edades tan tempranas no controlan el movimiento de su cuerpo todavía, es decir, no tienen gravedad y, por tanto, no apoyan los pies en el suelo. Con los andadores o dando saltitos, el bebé puede acostumbrarse a apoyar solo las puntas de los pies, algo que será perjudicial más adelante para una buena marcha.

Pero este es solo uno de los motivos por los que se desaconsejan, la experta nos explica otras de las principales razones:

  1. Sus caderas están en formación y se pueden dañar con los impactos, ya que además, no se encuentran en posición de M como en la posición de porteo, que es como debería ser, pudiendo producir incluso displasia de cadera.
  2. Las piernas tampoco están preparadas para asumir ese peso, ya que un bebé suele ponerse de pie generalmente a partir de los 8 meses y sus piernas siguen siendo varas (en forma de O) y con poco tono muscular.
  3. También podemos dañar su columna, ya que los bebés tienen su espalda en forma de C y en ausencia de curvas fisiológicas que se van creando con la puesta de pie. No tienen suficiente fuerza todavía.
  4. Al impulsarse hacia arriba pueden sobrecargar la musculatura de sus pantorrillas y favorecer una posterior marcha de puntillas.
  5. Tanto los tacatás, como los saltadores, pueden ocasionar accidentes domésticos por caídas, choques, golpes…
  6. Dificultan enormemente su neurodesarrollo. Impiden una libertad de movimiento y que el bebé practique lo que tendría que estar haciendo con su edad: voltear, gatear, etc.
Bebé andado en tacatá©AdobeStock


Qué alternativas tenemos…

Además de los saltadores y andadores también están las hamacas, las sillitas con arnés, los bumbos… son muchos los utensilios para bebés que existen hoy en día en el mercado con el objetivo de que los padres puedan utilizarlos como un ‘lugar seguro’ donde dejar a sus bebés, para poder estar más libres a la hora de hacer otras tareas en casa o que por desconocimiento crean que pueden ayudarles en su desarrollo. Lo cierto es que todos ellos, ¡absolutamente todos!, están desaconsejados por los expertos.

“Estamos acostumbrados a ver un montón de dispositivos para dejar a los bebés, pero la realidad es que en este aspecto, menos es más. No hacen falta la mayoría de ellos y muchos son perjudiciales. Lo que necesita un bebé en esta etapa son brazos, porteo ergonómico y una buena colchoneta de juegos firme para poder moverse con libertad y desarrollar los hitos motores propios de estos meses: volteo, arrastre, gateo…”, insiste la fisioterapeuta.

Y, además, estos juegos deben hacerse esencialmente con los papás, ya que para ellos será la mejor forma de estimularles y de aprender, y de esta forma, ir logrando los hitos del desarrollo desde su nacimiento. “Los dos primeros meses el apego con sus progenitores es fundamental, hacer mucho ‘piel con piel’, masajes profundos, porteo y tiempo boca abajo sobre nuestro cuerpo”.

A partir del tercer mes comenzarán los juegos y el movimiento, así que “lo ideal es agenciarse una colchoneta de juegos, con algunos juguetes adaptados a la edad y patrones de alto contraste en blanco y negro. Mucho movimiento y juego con ellos en brazos, contacto y tiempo de práctica en el suelo es básicamente lo que necesita un bebé para su correcto neurodesarrollo. Aún así, lo ideal es revisar a nuestro peque con un buen fisioterapeuta pediátrico que comprobará que todo está bien: sus reflejos, su tono muscular, su estructura… y nos dará consejos para cada etapa y para nuestro caso en concreto. El conocimiento, desde la opinión profesional adecuada, nos hace capaces de tomar mejores decisiones la gran mayoría de las veces”, asegura la experta.