Los mocos son prácticamente una constante en la vida de las familias que tienen bebés y niños, especialmente en los meses de otoño e invierno. Cuando hay mocos, duermen mal, comen peor y están molestos.

En un intento por aliviar o mejorar estos síntomas, aparecen los aspiradores nasales, los famosos sacamocos. “Los aspiradores nasales son dispositivos sencillos de uso doméstico que se utilizan para liberar la cavidad nasal de mucosidad mediante la aspiración o la succión”, informa Raquel Velasco García (@raquelvelascopediatra), pediatra en el Centro Creciendo (@centrocreciendo) en Alicante.

Tipos de aspiradores nasales

La experta nos explica y detalla los tipos de aspiradores nasales que existen actualmente en el mercado:

• Aspirador nasal de pera: son los más antiguos, los primeros que se comercializaron. Se introduce un pequeño icono de plástico en la nariz y al presionar la pera de silicona se realiza la succión.
• Los aspiradores tipo cánula: son los que asociamos al concepto de aspirador nasal. Son los más utilizados en las últimas décadas. En uno de los extremos tienen una boquilla que se introduce en las fosas nasales del bebé, está conectada a un tubo de goma con un filtro que tiene el objetivo de retener las excreciones del bebé y a través del otro extremo se succiona. Se ha generalizado mucho su uso y han formado parte de la canastilla habitual de cualquier recién nacido. Además, en ocasiones se ha abusado un poco de su uso.
• Los aspiradores electrónicos: funcionan normalmente con pilas, tienen el cono de silicona igual que todos, se introduce en la nariz y de forma electrónica se produce la succión o aspiración. Tienen opción a distintas potencias de succión. El inconveniente que pueden tener es que a veces hacen ruido o vibran y asustan a los bebés.

Pros y contras del aspirador nasal

Según advierte Velasco García, así como los aspiradores nasales pueden eliminar la mucosidad de la cavidad nasal y, por tanto, aliviar los síntomas derivados de ésta en bebés y niños pequeños, los aspiradores nasales tienen, sin embargo, varios inconvenientes:

1. Son poco higiénicos: sobre todo los de cánula, en los que es la mamá o el papá el que tiene que aspirar, por mucho que tengan un filtro al final estás aspirando el aire de tu hijo que tiene una infección respiratoria activa. Con lo cual, el riesgo de contagio es alto.
2. Esa aspiración puede irritar más todavía la mucosa nasal y acabar generando todavía más moco en respuesta a esa irritación.
3. Si se hace la aspiración o succión con una presión suave, como debería ser, sólo se elimina la mucosidad de la zona más anterior de la nariz, de la cavidad nasal. Para esto, se consideran más efectivos los lavados nasales.
4. Si por el contrario, se ejerce una presión más intensa como para succionar la mucosidad que está más atrás, en la parte de la rinofaringe o del cavum, puede hacer que ese moco acabe pasando a las trompas de Eustaquio y, por tanto, favorecer el riesgo de otitis aguda.
5. Al final, estamos ejerciendo una presión en la nariz de los bebés que es difícil de controlar y que es difícil para ellos.

Los lavados nasales, la mejor opción según los pediatras

La pediatra se decanta por los lavados nasales: “Puesto que para aliviar esa mucosidad de la cavidad nasal de la parte más anterior de la nariz existen otras técnicas que son igual o más efectivas, como los lavados nasales, y además tienen menos riesgo, nos decantamos por esta opción”.

Y concreta que dejaremos la aspiración para casos muy puntuales o de uso médico “en el que realmente la mucosidad condicione una dificultad real para la alimentación o una disminución de la saturación de oxígeno”. En este caso, matiza que las aspiraciones de uso médico no se realizan con aspiradores al uso, “son elementos de uso médico o sanitario, otro tipo de aspiradores”.

“Por tanto, teniendo más contras que pros, y pudiendo solucionar el tema de la mucosidad en las zonas más anteriores con los lavados nasales, se recomienda hacerlos sin aspiración, en general”, concluye la experta.