Juan Llorca y Melisa Gómez©Juan Llorca

Alimentación

Los mejores consejos del chef Juan Llorca para hacer ‘Baby Led Weaning’

Coautor, junto a la nutricionista Melisa Gómez, del libro ‘Sin dientes y a bocados’ y experto en este tipo de alimentación, nos da todas las claves para lograr que el bebé coma por sí mismo y de forma autorregulada y sin riesgos a partir de los seis meses.

Juan Llorca (www.juanllorca.com) es toda una autoridad en el Baby Led Weaning (BLW). Junto a la nutricionista Melisa Gómez es autor de Sin dientes y a bocados, el libro en habla hispana sobre BLW más vendido en el mundo y del curso Su primer bocado, también número uno mundial.

El chef es muy activo en redes sociales (@juanllorca, en Instagram) y ha creado el movimiento #PorUnaEscuelaBienNutrida. En esta entrevista nos habla del Baby Led Weaning para que las familias que opten por él lo hagan con el máximo de información y disfruten de sus beneficios.

¿Qué ventajas tiene el BLW frente a la alimentación complementaria?

La principal ventaja es que se le da la posibilidad al bebé de poder descubrir diferentes texturas, sabores, colores, olores... más allá de una simple papilla. La papilla no deja de ser una mezcla de muchos ingredientes con una misma textura y un mismo sabor.

En el BLW descubren sabores independientes de cada uno de los alimentos; también distintas texturas: no es lo mismo un calabacín que un pepino o que una uva. Además de la autonomía que adquieren y la motricidad de las manos para coger los alimentos y llevárselos a la boca, está el tema de la masticación que se desarrolla mucho mejor, y antes, al tener que masticar ellos, aunque no tengan dientes, frente a una papilla en la que solo tienen que ingerir.

¿Cuándo está preparado el niño para iniciarse en el BLW?

El niño está preparado a partir de los seis meses, cuando se inicia la alimentación complementaria, nunca antes. No influye que no tenga dientes, pero hay que tener en cuenta otros factores como que el niño se mantenga sentado en la trona sin caerse ni balancearse hacia delante o hacia los lados para que tenga estabilidad y evitar posibles atragantamientos.

También es importante que no tenga ya el reflejo de extrusión y que pueda llevarse por sí solo la comida a la boca. Igualmente, que muestre interés por los alimentos que hay en la mesa si lo sentamos con nosotros. Cuando alguno de estos factores no se dé, no pasa nada por esperar un poco y empezar con el BLW algo más tarde.

Fotografía de Juan Llorca©Juan Llorca

¿Cuál es el secreto para que el BLW funcione?

Lo principal es dejar libertad al niño para que se divierta con diferentes alimentos y texturas. Que le demos un brócoli o un plátano, algo salado, algo dulce... que no le privemos de nada, excepto de los alimentos que estén prohibidos hasta el año. Que interactúe con los alimentos, se los lleve a la boca, los chafe, juegue con ellos y se divierta haciendo del hecho de ingerir alimentos un acto cotidiano más de su vida. Y, sobre todo, que te vea a ti ingerir los mismos alimentos, porque, aunque creamos que no son conscientes, el que a ti te vea llevarte un brócoli a la boca le está haciendo que él se sienta más seguro de hacerlo también.

¿Qué alimentos se pueden ofrecer en el ‘Baby Led Weaning’?

Se pueden ofrecer todo tipo de alimentos, igual que si le diésemos triturado, pero teniendo un poco más de cuidado en cómo cortarlos, cocinarlos y cocerlos. Por ejemplo, no le daremos una uva entera sino cortada en cuartos, las zanahorias deberían poder chafarse con los dedos para que no se pueda atragantar... Al final es aplicar la lógica. No hay ningún alimento que no esté permitido en el BLW que esté permitido en triturados. Se puede dar de todo, menos lo que esté estipulado como norma general a esa edad.

¿Se corre más riesgos con el BLW?

Lo que nos dice la ciencia a día de hoy es que no hay más riesgo de atragantamiento en BLW frente a triturados. Es más, hay más riesgo de atragantamiento en triturados porque la autogestión no la hace el niño. Es así porque con los triturados solemos darle nosotros con la cuchara, y quizá en más cantidad de lo que ellos se llevarían a la boca, o le llenamos más la cuchara o no le apetece tanta cantidad de comida o la postura no es del todo recta... Todo eso puede propiciar más el atragantamiento que el hecho de que la comida sea sólida o triturada.

Si, aun así, nos preocupa, con un curso de primeros auxilios, que deberíamos tener en cualquier caso, estamos más tranquilos. Pero, sobre todo, confiar en que están preparados para ello y que son capaces.

¿Crees que el Baby Led Weaning ha llegado para quedarse?

Totalmente. Es una forma de introducir la alimentación complementaria que ya existía antes, cuando no se trituraba las cosas. No es una moda temporal que vaya a desaparecer. Cada vez hay más familias y más demandas de cursos, se buscan más recetas en las redes sociales, se compran más libros... Hay mucho interés poque ya se han visto los beneficios que tiene a corto y largo plazo, como la aceptación de ciertos alimentos o la rapidez para introducirlos en la dieta diaria.

¿Cuáles son, a tu juicio, los principales problemas de la alimentación infantil actual?

Hay muchos, como introducir la alimentación complementaria mucho más temprano de lo que corresponde: es a los seis meses, no a los cuatro. También las recomendaciones obsoletas, como meter una galleta tipo maría en la papilla, o tender a priorizar los alimentos dulces frentes a los salados, con lo que ya estamos condicionando el paladar del niño, por lo que luego no aceptan bien los alimentos con menos sabor como las verduras.

Hay un consumo excesivo de azúcares, fritos, carnes procesadas, productos precocinados y preelaborados... Cuando me preguntan cuál es el truco para que el niño coma verduras, digo que no existe. El truco es que antes, cuando se ha tenido la oportunidad, desde los seis meses cuando se introduce la alimentación complementaria, se haya educado al paladar a esos alimentos. Y también influye el ejemplo que reciba el niño en su propio hogar.

Hay muchas cosas que se tienen que atajar y que están contribuyendo a esa tendencia a una mayor obesidad infantil, como el sedentarismo y la falta de ejercicio.


© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.