Por último, durante la fiesta, sorprendió con un tercer diseño, también con la espalda al descubierto. "Quería un toque de brillo, así que fue un vestido de pedrería, cuello pico, espalda descubierta, y flecos para darle movimiento y que no se viese totalmente recto", nos cuenta María.
También nos explica que como en su día a día nunca lleva tacones le preocupaba resistir cómoda durante toda la boda y decidió reemplazar sus zapatos plateados por otro diseño. "A partir del segundo vestido me cambié a unas zapatillas Golden Goose que personalicé para la boda, aunque también quería que fuesen básicas para luego poder llevar en mi día a día. Nunca llevo tacón, siempre voy plana y con zapatillas, y qué mejor que el día de mi boda para estar lo más cómoda posible y sin tener que preocuparme por dolores de pies. Además, ¡pienso que le dieron rollazo a los dos vestidos!".