El 7 de junio de 2024, hace justo un año, Inglaterra, se vestía de gala. Hugh Grosvenor, duque de Westminster, ahijado de Carlos III y padrino del príncipe George, le daba el 'sí, quiero' a Olivia Henson. Y lo hacía en la majestuosa catedral de Chester, en el condado de Cheshire, a unos kilómetros de la residencia familiar de los Grosvenor. Un enclave que subraya el fuerte vínculo del aristócrata con esta ciudad del noroeste de Inglaterra. Al enlace acudieron 400 invitados, entre los que estuvieron el príncipe de Gales, Eugenia de York, Charlie van Straubenzee y el matrimonio formado por William y Rosie van Cutsem, entre otros.
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Con la puntualidad que se preveía, la novia llegó al templo en un Bentley vintage junto al padrino, y pocos segundos después descubríamos el secreto mejor guardado de toda boda: su vestido.
La británica Emma Victoria Payne, que lleva desde 2010 creando diseños nupciales personalizados para las mujeres más elegantes y atemporales, fue la encargada de forma a este traje. Se trataba de un vestido confeccionado en satén crepé de seda color marfil y organza de seda en el mismo tono; un diseño con escote de borde festoneado, cintura plisada, manga larga fruncida, puños anchos de organza de seda bordados y falda cortada al bies. En la espalda tenía cintura caída, una elegante abertura y adornos bordados con bordes festoneados que se cerraban con presillas rouleau.
Siguiendo la tendencia más buscada por las novias, la prometida se decantó por una creación transformable, un tipo de modelo conocido también como '2 en 1', ya que contaba con una cola desmontable y panelada de dos metros que se podía quitar para mayor comodidad.
Una tiara familiar y un velo lleno de historia
Una de las grandes incógnitas en las bodas de royals y aristócratas es si la novia decidirá llevar una tiara. Olivia lo hizo, y se decantó por una pieza conocida como Fabergé Mytrle Leaf o 'la tiara de mirto', engastada en plata y oro rojo con diamantes.
Esta pieza fue creada en 1906 por Albert Holmström para Fabergé, la joyería de los zares, y encargada para la boda de Lady Mabel Crichton con Lord Hugh Grosvenor, hijo del duque de Westminster. La diadema se considera extraordinaria porque la casa rusa no se distinguió por hacer muchas tiaras, aunque la familia posee una segunda de la misma firma, la ‘Cyclamen’, que data de 1905.
Olivia la lució sobre un pulido y elegante moño bajo trenzado con raya al lado que dejaba a la vista sus pendientes, una pieza colgante y con perlas.
También quiso llevar velo. Se trataba de una pieza creada por la misma diseñadora británica, con silueta en forma de cascada y adornada con un bordado personalizado y a medida. Tanto el velo como el vestido estaban adornados con detalles bordados a mano de motivos florales y botánicos creados a partir de unos dibujos que realizó la propia diseñadora incorporando motivos del velo de la tatarabuela de Olivia, que data de la década de 1880.
Emma Victoria Payne reinterpretó estos bordados para unir la herencia familiar con otros detalles muy especiales para la novia, como las formas ovaladas que evocan el engaste de su anillo de compromiso, así como las iniciales personalizadas y la fecha de la boda que se encuentran bordadas en el velo. Detalles que, tal como explicaba la creativa a HELLO! hacen que este vestido sea único y difícilmente copiable.
De sus zapatos españoles al ramo de flores silvestres
Otro de los accesorios que llamó la atención del look nupcial de Olivia fueron sus zapatos. Aunque la mayoría de miembros de la realeza y la aristocracia optan por diseños blancos o que contrasten poco con el vestido, ella se decantó por unos de terciopelo en azul de la firma española Silvia Lago. Se trataba del modelo Valentina 8 riviera, con puntera afilada, lazada en el empeine y tacón ancho.
En cuanto al ramo, quiso seguir la tradición de otras novias como Kate Middleton o Meghan Markle llevando un bouquet de flores recogidas en unos jardines cercanos apenas unas horas antes del enlace. En su caso, en lugar de optar por un diseño en tonos blancos y verdes, eligió una combinación con notas de color de hierba de pradera, margaritas ojo de buey, iris, rosas, clemátides, naranjas, escabiosas, guisantes de olor, astrantias y 'amor en la niebla'.