El cambio de look más rentable: cuando las actrices se transforman por un papel

El estreno de Spencer, la última biopic sobre Diana de Gales, dio la vuelta al mundo gracias a su fichaje estrella. Pocos pensaron inicialmente que Kristen Stewart fuera una elección acertada, pero su transformación dejó a las audiencias boquiabiertas. 

La chica punk de Hollywood ahora sucumbía a los apliques de joyería y maquillajes sutiles en tonalidades pastel, siempre de la mano de la casa Chanel.

La gira de prensa de Spencer trajo consigo un despliegue de looks con evidentes guiños al estilo de la fallecida royal: chaquetas de tweed, mallas de ciclista, vestidos satinados con detalles de encaje.

Sin embargo, bastó que se estrenase la película en noviembre de 2021 para que Stewart regresase progresivamente a su estilo de siempre: el color negro recuperó presencia, al igual que los maquillajes recargados.

La actriz esperaría al momento cumbre de la temporada de premios de 2022 para confirmar definitivamente que sus días como Diana de Gales habían acabado con este look desgarbado de microshorts. 

Emma Corrin, entonces desconocida cuando aceptó hacer de una jovencísima 'Lady Di' en la cuarta temporada de The Crown, guardaba incontables similitudes estéticas con la princesa. 

Era palpable su idilio con las blusas de cuellos especiales, hombreras o mangas abullonadas, todos sellos distintivos del armario ochentero de Diana de Gales. 

Con su salida de la serie en esta quinta temporada, Emma Corrin se distanció del personaje, adoptando un estilo genderless y vanguardista. 

Antes enamorada de las blusas románticas y los estampados potentes, ahora sigue una estética andrógina en la que tampoco hay lugar para grandes joyas, otra brecha que la separa de 'Lady Di'.

Desde finales del año pasado, lleva el pelo corto tipo pixie, se lo ha decolorado a una tonalidad rubio platino y en escasas ocasiones ha vuelto a usar maquillaje.

Para la miniserie de Hulu sobre Pamela Anderson y Tommy Lee, su protagonista, Lily James, tuvo que someterse a sesiones diarias de tres horas de maquillaje hasta convertirse por completo en este sex symbol. 

Desde 2015, James había intentado deshacerse sin éxito de su imagen de 'chica Disney tras interpretar a Cenicienta, pero no lo consiguió hasta que llegó el rol de Pamela a su vida, por el que finalmente dejó los vestidos de princesa. 

Sus últimos posados desvelan que se ha convertido en la nueva musa de Versace, Roberto Cavalli y Del Core, sellos de origen italiano bien reconocidos por su uso casi obsesivo de los adornos, los colores fuertes y cortes atrevidos.

Hablamos de una estrategia que data incluso de los años dorados de Hollywood con fin de hacer eco de un nuevo proyecto, generar conversación o consolidar un cambio de look. 

La mímesis actriz-personaje fuera de las pantallas puede parecer un fenómeno reciente, pero ni Kristen ni James fueron pioneras. En 1998, por ejemplo, Kate Winslet saltó al estrellato con Titanic y se aferró a su look de Rose. 

El vestuario de la película consta de ajustados corsés, guantes satinados y vestidos con bordados metalizados y adornos de joyería, un look que la actriz trasladó a las alfombras rojas en los años siguientes.

Tal era la sintonía entre ella y Rose que, en noviembre de 1998, se casó con James Threapleton vestida como su icónico personaje, despertando aún más interés por el filme.