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El ejercicio físico puede convertirse en la mejor terapia complementaria al tratamiento que nuestro médico nos haya prescrito para las diferentes enfermedades o problemas de salud que podemos sufrir cuando cumplimos años. De hecho, a partir de los 60 años, es frecuente que aparezcan dolencias crónicas como procesos inflamatorios, reumáticos, problemas de huesos, de equilibrio, depresión, etc. Todos ellos pueden mejorar si nos matenemos activos, dentro de nuestros límites y siempre con la supervisión y la recomendación de nuestro profesional sanitario.

El equipo médico de Rosita, especializados en longevidad saludable, nos explica qué ejercicios son los más adecuados según la dolencia que sufrimos. E insisten en la importancia de evitar el sedentarismo para que dichas dolencias no empeoren. 

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Ejercicios de fuerza para la artrosis 

Se asocia con un desgaste articular y las zonas más afectadas suelen ser las articulaciones de carga, caderas y rodillas. La artrosis puede llegar a ser invalidante por el dolor y la limitación articular, siendo la atrofia muscular y el sedentarismo el principal causante de ella. Se puede tratar con rutinas de ejercicio funcional que refuercen esa musculatura debilitada y estabilicen las articulaciones. Aprender qué músculos hay que fortalecer y cómo hacerlo, así como qué estiramientos musculares realizar, alivia el dolor articular.

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Ejercicios suaves tipo taichi para la patología inflamatoria

Como puede ser procesos de artritis reumatoide, se puede aliviar el dolor con secuencias de movimiento suaves, estiramientos y pautas dietéticas que ayuden durante los periodos de brotes o crisis de dolor. Actividades más moderadas como taichi, ejercicios suaves o clases del fisioterapeuta te enseñan a conocer y controlar el dolor.

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Ejercicios de yoga, pilates o balance para la espalda 

La mayoría de los dolores de espalda responden bien al ejercicio. Es fundamental trabajar el CORE para lograrlo; actividades como pilates, balance, yoga, o esgrima favorecen un un mayor control sobre la musculatura core (o faja abdominal). También, es importante tener en cuenta los consejos en higiene postural.

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Baile, esgrima, yoga o taichí para la pérdida de equilibrio

Parte fundamental para la prevención de caídas. En el equilibrio es donde reside la capacidad, entre otras cosas, que nos permite caminar. La podemos trabajar tanto a nivel estático en actividades de taichí, esgrima o también el equilibrio dinámico con coreografías y bailes que entrenan el equilibrio y la coordinación neuromuscular.

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Ejercicios de respiración para problemas de EPOC

La mayor parte de los pacientes respiratorios tiene en común la necesidad de entrenar su musculatura ventilatoria. Sin un correcto patrón ventilatorio pueden agravarse muchas de las enfermedades respiratorias comunes como el asma o EPOC. Activaremos nuestro diafragma con la ayuda del fisioterapeuta para lograr mantener una correcta capacidad pulmonar.

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Meditación para la fibromialgia 

Es dolencia caracterizada por un dolor muscular generalizado. En muchas ocasiones el dolor puede llevar a procesos de depresión y falta de ánimo, por lo que recomendamos practicar clases de meditación, chikung o taichi para conseguir un estado de relajación y encontrarnos con nosotros mismos. También para activar toda la musculatura del cuerpo pueden venir bien las clases de baile o Kárate, que además son muy divertidas y ayudan igual a reducir el nivel de dolor.

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Fisioterapia y ejercicios funcionales para la patología neural 

Puede desencadenar en procesos de ciática o síndrome del Túnel del carpo. Son dolencias que se producen por la compresión de un nervio a lo largo de su trayecto dentro de nuestro cuerpo. Recomendamos reposo durante las crisis de dolor agudo para evitar producir un incremento de la irritación neural. Una vez pasado ese periodo, podremos realizar ejercicios funcionales, además de ciertos movimientos y coreografías para favorecer la movilidad neural y poder controlar el dolor y los molestos síntomas derivados.

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Paseos largos para la osteoporosis

Es una enfermedad silenciosa, ya que normalmente no da síntomas en etapas iniciales. Fragiliza nuestros huesos, por lo que suelen asociarse a fracturas óseas espontáneas o con pequeñas caídas. Para poder retrasar los efectos de este proceso recomendamos el ejercicio activo de bajo impacto, como por ejemplo dar paseos largos.

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Ejercicios guiados para el hombro doloroso 

El dolor es muy frecuente debido a los tejidos blandos que envuelven el hombro, cápsula y tendones. En cada patología del hombro es importante conservar los rangos de movimiento óptimos, que sean funcionales y permitan realizas actividades de la vida diaria. Con el entrenamiento funcional y los ejercicios guiados del fisioterapeuta se refuerza la musculatura del manguito rotador para que pueda estabilizar correctamente el hombro y de esta manera disminuir el dolor y mejorar la calidad de vida.

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Ejercicios cardiovasculares para la obesidad o el sedentarismo 

La falta de ejercicio no solo acarrea un problema de fragilidad muscular, sino que ralentiza nuestro sistema metabólico, favoreciendo el sobrepeso y las enfermedades relacionadas con ello. Aumenta tu gasto calórico con actividades de 'cardio', baile y fitness adaptado.

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